Nota
a Incluso rechazaban a los pobres con el término despectivo “ʽam ha·ʼá·rets”, es decir, “la gente de la tierra”. Un erudito comenta que los fariseos enseñaban que no debían confiarse objetos de valor a estas personas, ni fiarse de su testimonio, ni ser sus anfitriones ni invitados, ni comprarles nada. Los líderes religiosos decían que casar a una hija con uno de ellos era como exponerla atada e indefensa a una bestia.