¿Cómo responder?
1 “Siempre [...] con gracia”: Jehová es benévolo y bondadoso, así que es apropiado que a sus siervos se les exhorte a que “su habla siempre sea con gracia, sazonada con sal” (Col. 4:6; Éx. 34:6). Ello supone expresarnos con bondad, incluso cuando la situación no lo propicie. Nuestras palabras han de reflejar buen gusto, nunca rudeza o falta de tacto.
2 Numerosas personas, debido a que se enfrentan a diario a tremendas presiones y soportan ataques verbales, tal vez nos reciban con aspereza. ¿Cómo debemos reaccionar? “La respuesta, cuando es apacible, aparta la furia”, dice la Biblia. Así mismo, una respuesta sosegada puede apaciguar a los que tienen un mal concepto de nosotros (Pro. 15:1; 25:15). A quienes día tras día sufren la brusquedad de los demás, unos modales y una voz que manifiesten bondad quizá les resulten tan atractivos que los impulsen a escuchar las buenas nuevas que proclamamos.
3 No estamos interesados en discutir con los que no respetan la verdad, sino en razonar sobre las enseñanzas bíblicas con quienes nos lo permitan. Sin importar las circunstancias, no olvide que ha de responder con bondad y con la convicción de que las inestimables promesas de Dios son fidedignas (1 Tes. 1:5).
4 Decisiones personales y cuestiones de conciencia: ¿Qué responderá si un estudiante de la Biblia o un hermano en la fe le pregunta cómo actuar en cierta situación? Usted quizá sepa lo que personalmente haría, pero cada individuo debe asumir la responsabilidad de sus decisiones en la vida (Gál. 6:5). El apóstol Pablo explicó que en su predicación promovía la “obediencia por fe” (Rom. 16:26). El suyo es un magnífico ejemplo para nosotros, pues aquel que toma sus decisiones pensando principalmente en complacer a quien le enseña la Biblia o a otro ser humano está sirviendo a hombres, no viviendo por fe (Gál. 1:10). Por consiguiente, una respuesta llana y directa tal vez no sea la más conveniente para la persona.
5 ¿Cuál, entonces, sería una respuesta acorde con las directrices de las Escrituras? Podría dirigir la atención del autor de la pregunta a principios y ejemplos bíblicos oportunos, en algunos casos mostrándole cómo investigar y encontrarlos por sí mismo. Incluso podría explicarle tales principios y subrayar el valor de los ejemplos, pero sin señalar cómo aplicarlos a la situación en que se encuentra. Pregúntele si ve algo en ellos que pueda ayudarlo a tomar una decisión sabia. Anímelo a considerar cómo lo iluminan respecto al proceder que agradaría a Jehová. De esta forma, la persona preparará “sus facultades perceptivas [...] para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto” (Heb. 5:14).