Aclaremos la razón de nuestra visita
1 Lo primero que quizá se pregunte alguien cuando un publicador llega a su casa es quién es y para qué está allí. A fin de sacarlo de dudas, algunos publicadores suelen aclarar enseguida la razón de su visita. Tras saludar a la persona, dicen algo como: “Estoy ofreciendo un curso gratuito de la Biblia” o “Vine para tratar con usted un problema que les preocupa a muchos vecinos: la delincuencia”, y luego le plantean una pregunta sencilla. Una vez que la persona sabe cuál es la razón de la visita, es más probable que esté dispuesta a seguir escuchando el mensaje.