Job
30 ”Y ahora se han reído de mí,+
aquellos más jóvenes que yo en días,+
cuyos padres yo hubiera rehusado
colocar con los perros de mi rebaño.
3 A causa de carencia y hambre son estériles,
y roen una región árida,+
[donde] ayer hubo tempestad y desolación.
4 Andaban arrancando la hierba salina junto a los matorrales,
y la raíz de retamas era su alimento.
6 [Tienen] que residir en la ladera misma de valles torrenciales,
en agujeros del polvo y en rocas.
7 Entre los matorrales clamaban;
bajo las ortigas se aglomeraban.
11 Pues él aflojó la propia cuerda de [mi] arco y procedió a humillarme,
y el freno lo dejaron suelto a causa de mí.
12 A [mi] diestra se levantan como camada;
han dejado mis pies libres,
pero procedieron a levantar contra mí sus desastrosas barreras.+
13 Han demolido mis veredas;
fueron de provecho solo para adversidad mía,+
sin que tuvieran ayudador alguno.
14 Como por brecha ancha proceden a venir;
bajo una tempestad han venido rodando.
15 Terrores repentinos han sido vueltos sobre mí;
se hace que mi noble porte huya como el viento,*
y cual nube ha pasado mi salvación.
17 De noche mis huesos+ mismos han sido taladrados [y han caído] de mí,
y [dolores] que me roen no descansan.+
18 Por la abundancia de poder le sobreviene un cambio a mi prenda de vestir;
como el cuello de mi vestido talar me ciñe.
19 Él me ha bajado al barro,
de modo que me muestro como polvo y ceniza.
20 Clamo a ti por ayuda, pero no me respondes;+
me he puesto de pie, para que te muestres atento a mí.
22 Me alzas al viento, me haces cabalgar [en él];
entonces me disuelves con un estallido.
24 Solo que nadie alarga la mano contra un simple montón de ruinas,+
ni durante la decadencia de uno hay un clamor por ayuda respecto a esas cosas.
26 Aunque esperé el bien, no obstante vino el mal;+
y seguí aguardando la luz, pero vinieron las tinieblas.
27 Se hizo que mis propios intestinos hirvieran, y estos no guardaron silencio;
se presentaron días de aflicción delante de mí.
28 Entristecido+ anduve por todos lados cuando no había luz del sol;*
me levanté en la congregación,* seguí clamando por ayuda.
30 Mi misma piel se ennegreció+ [y cayó] de sobre mí,
y mis huesos mismos se pusieron calientes de sequedad.
31 Y mi arpa llegó a ser meramente para duelo,
y mi caramillo para la voz de los que lloran.