¿Trata usted de evitar los “dolores del desarrollo”?
SE DICE que el crecimiento o desarrollo es la función física más fundamental de todas. También es un tema interesante. ¿Sabía usted, por ejemplo, que el crecimiento no se produce por un aumento del tamaño de las células individuales? Más bien, se produce por el aumento en el número de células. Las células de un elefante y las de un ratón son aproximadamente del mismo tamaño, ¡solo que el elefante tiene muchísimas más!
Otro punto interesante: Se nos dice que el desarrollo físico de los animales terrestres está gobernado por la ley de estatura uniforme. Prescindiendo de lo favorable que sea el ambiente o cuánto alimento esté disponible, la estatura de la criatura sigue siendo bastante igual.
La velocidad de desarrollo o crecimiento en los humanos no es siempre la misma. Los muchachos y las muchachas, al entrar en la adolescencia, pasan por un súbito esfuerzo supremo de desarrollo, por lo general al doble o triple de su anterior velocidad de desarrollo.
En tiempos pasados las madres tendían a describir cualesquier dolores asociados con la adolescencia como “dolores del desarrollo.” Los dolores que realmente son dolores que acompañan al desarrollo por lo general se sienten en las piernas. No pueden evitarse y poco se puede hacer en cuanto a ellos.
También hay otras clases de desarrollo que no son de naturaleza física. Hay desarrollo intelectual, emocional y espiritual que avanza hasta la madurez. En esto no aplica la ley de estatura uniforme. Dependiendo del medio de uno y aun más de sus propios esfuerzos, uno puede, por lo menos a cierto grado, seguir desarrollándose durante la mayor parte de su vida en las tres dimensiones... intelectual, emocional y espiritualmente. También se podría decir que esta clase de desarrollo tiene “dolores” asociados. Uno no debe tratar de evitar estos dolores, porque uno solo puede hacerlo a costa del desarrollo mismo.
Para ilustrar: Es posible que una persona sea vergonzosa, tímida, retraída, introvertida y tenga complejo de inferioridad. Todas esas cosas son señales de falta de madurez emocional aunque es posible que tengan una base genética o glandular. Para que tal persona crezca emocionalmente a la madurez tiene que hacer esfuerzo concienzudo y estar dispuesta a sufrir no pocos “dolores del desarrollo.” Tiene que estar anuente a cometer errores mientras esté aprendiendo y a sufrir desaires mientras se acostumbra a tomar la iniciativa al tratar personalmente a la gente. Estando dispuesta a sufrir estos “dolores del desarrollo,” gradualmente llegará a estar emocionalmente madura y podrá dar y recibir placer en su asociación con otros.
Lo mismo aplica al desarrollo intelectual o mental. No es fácil, tal como lo muestra W. H. Armstrong en su libro Study Is Hard Work. Esa es una de las razones por las cuales a los muchachos jóvenes les gusta faltar a clases. Para crecer mentalmente uno tiene que estar dispuesto a disciplinarse, a concentrarse, a prestar atención, a aplicarse uno mismo a adquirir conocimiento y a aprender a pensar. Si uno fuese a tratar de evitar tales “dolores del desarrollo,” uno simplemente no se desarrollaría mucho intelectualmente.
En particular el desarrollo espiritual está acompañado de “dolores.” Jesús “aprendió la obediencia por las cosas que sufrió.” (Heb. 5:8, 9) Y a medida que enseñaba a sus discípulos, repetidas veces le pareció necesario censurarlos, todo lo cual envolvió cierta cantidad de desagrado o sufrimiento para ellos, pero que fue preciso que experimentaran para desarrollarse hasta la madurez como discípulos de Jesús.—Mat. 16:23; 20:20-28; Luc. 9:54, 55; 24:25-27.
Y así sucede hoy: La persona que comienza a estudiar la Biblia con un testigo cristiano de Jehová a menudo queda sujeta a un grado de mofa y oposición de parte de sus parientes y conocidos. No puede evitar este “dolor del desarrollo” si quiere seguir desarrollándose espiritualmente. Al continuar haciendo lo que sabe que es correcto y prudente prescindiendo de lo que otras personas piensen, digan o hagan, estará desarrollándose hasta la madurez espiritual.—Sal. 118:6.
A los que continúan estudiando la Biblia con los Testigos quizás les parezca que tienen que hacer cambios notables en sus vidas para ponerlas en armonía con las normas morales de Dios. El aplicar principios bíblicos quizás requiera que se hagan ajustes dolorosos. Pero estos “dolores del desarrollo” tampoco se pueden evitar si una persona desea seguir desarrollándose espiritualmente.—1 Cor. 6:9-11.
Luego hay entrenamiento para el ministerio cristiano que incluye el pronunciar discursos estudiantiles y recibir consejo en público. Aunque el consejo se da bondadosamente, es posible que no sea fácil que una persona sensitiva lo acepte; sin embargo, es esencial para desarrollarse espiritualmente. Lo mismo aplica a aprender a participar en el ministerio público, ofreciendo literatura bíblica a la gente en las calles o de casa en casa. Todo eso envuelve los “dolores del desarrollo” de acostumbrarse a la mofa o de que le den a uno con la puerta en las narices. Pero estos dolores no se pueden evitar si uno quiere desarrollarse hasta la madurez espiritual.
Tal como sucedió con los discípulos de Jesús, es posible que usted a veces necesite recibir censura. Eso no es agradable, sino doloroso. Pero si usted quiere adelantar, crecer espiritualmente, tiene que estar dispuesto a aceptarla y no restarle importancia ni apartarse de ella. (Heb. 12:4-11) O puede ser que usted haya pecado y tenga que hacer una confesión o pedir una disculpa. De nuevo, éstas no son cosas fáciles de hacer, pero usted no puede tratar de evitar tal dolor si quiere seguir adelantando a la madurez espiritual.
¿Qué le ayudará a aguantar los “dolores del desarrollo”? El adherirse a principios bíblicos. De gran valor es la humildad, porque a menudo lo que nos hace retraernos de los “dolores del desarrollo” es el orgullo o la vanidad. El amor a Jehová Dios y el deseo de agradarle también le ayudarán. Dicho amor le ayudará a no tomarse demasiado en serio, lo cual también muy a menudo yace en el fondo de que uno trate de evitar los “dolores del desarrollo.” Cuando sabemos qué es lo que correcta y prudentemente se debe hacer en determinada situación, el amor altruista, basado en principios, nos ayudará a hacerlo prescindiendo de los “dolores del desarrollo” que posiblemente estén envueltos. Pues como nos dice el apóstol Pablo: “El amor . . . todas las cosas las soporta, todas las cree, todas las espera, todas las aguanta.” Sí, tal amor nos ayudará a aguantar hasta los “dolores del desarrollo” a la madurez, sea madurez intelectual, emocional o espiritual.—1 Cor. 13:4-7.