Diplomas para tontos
“La calidad de la educación que consiguen hoy los que se gradúan es sustancialmente inferior a la que obtenían los estudiantes 50 o hasta 20 años atrás,” dijo John R. Silber, presidente de la Universidad de Boston, en una entrevista que se publicó en el U.S. News & World Report. Pasó a explicarlo así: “Dicho sencillamente: el diploma de los institutos de segunda enseñanza que se obtiene hoy es una credencial fraudulenta. No garantiza que la capacidad del graduado de leer y escribir esté a cierto nivel. No da a entender nada respecto a la habilidad de la persona para efectuar operaciones aritméticas sencillas... mucho menos álgebra, geometría del espacio o trigonometría. No asegura que el graduado tenga aptitud en la ciencia, en la historia del mundo o la de los Estados Unidos ni en cualquier otra materia. Lo que el diploma de las escuelas de segunda enseñanza dice es que un estudiante estuvo en una institución por unos 12 años. Eso es todo.”
Por supuesto, algunos estudiantes, movidos por deseos apropiados, sí se aplican a estudiar y se gradúan con un buen nivel de aptitud, pero la tendencia en los EE. UU. ha sido la de alejarse de las normas académicas rigurosas. El Sr. Silber señala que las escuelas del Japón entregan a la fuerza laboral jóvenes bastante bien educados a la edad de 18 años. Esto se debe a que los estudiantes “trabajan mucho, mucho más duro durante los primeros 12 años de escuela.”—7 de septiembre de 1981, pág. 53.