Reservas naturales convertidas en campos de exterminio para las monarcas
EN UN asombroso vuelo migratorio, las mariposas monarcas que pasan el verano en Canadá y en el norte de Estados Unidos extienden sus alas anaranjadas y negras y, dejándose impulsar por el aire, salen de Canadá, atraviesan Estados Unidos y se concentran en una región ubicada al oeste de la Ciudad de México. Allí, en 1986, el gobierno mexicano creó cinco reservas naturales en montañas de 3.400 metros de altura cubiertas de abetos. Según un censo tomado en 1994, por lo menos sesenta millones de monarcas invernan en las reservas.
Las mariposas monarcas sienten especial predilección por los abetos, ya que estos forman una densa bóveda que las protege de la lluvia y la nieve. La tala de árboles está prohibida en las cinco reservas, pero sigue efectuándose ilegalmente. A los científicos especializados en mariposas les preocupa que “pese a las prohibiciones del gobierno, la tala de abetos en las reservas mexicanas esté dejando a las monarcas más vulnerables a las tormentas y al frío. [...] Con la pérdida de los árboles y de su bóveda, es más probable que las mariposas estén expuestas a la lluvia y la nieve”. La tala de árboles está destruyendo la bóveda protectora. Lincoln Brower, zoólogo de la Universidad de Florida en Gainesville, dijo con respecto a la cubierta protectora de las monarcas: “Cuanto más se degraden estos bosques, mayor será la cantidad de agujeros en su cubierta”.
“El mal tiempo y la tala de árboles son fatales para las mariposas”, dijo The New York Times. A continuación mencionó una nevada que cayó en las reservas la noche del 30 de diciembre de 1995: “Los guardabosques y biólogos del gobierno que recorrieron parte de las reservas dijeron que había montones de nieve con miles y miles de monarcas congeladas, muchas de ellas sepultadas bajo la nieve”.
La fotografía de la parte superior de esta página confirma la trágica noticia.
[Reconocimiento de la página 31]
Jorge Nunez/Sipa Press