De nuestros lectores
Rehenes Soy un recluso y me quedan dos años de condena. Leí dos veces el artículo “Fuimos rehenes en un motín de la cárcel” (8 de noviembre de 1996). Ambas veces lloré de alegría y se me hizo un nudo en la garganta. Siempre espero ansioso las visitas de los testigos de Jehová a la prisión, pues son un gran consuelo.
J. K., Estados Unidos
No les había escrito antes sobre ningún artículo, pero el de los rehenes me fortaleció mucho la fe. Me confirmó que Jehová siempre da fuerzas a sus siervos que afrontan dificultades.
K. D., Estados Unidos
Orientación Me encantó el artículo “El punto de vista bíblico. ¿En la dirección de quién se puede confiar?” (8 de noviembre de 1996). Me consoló y animó mucho. Como tanta gente, sufrí grandes decepciones al fallarme las personas a quienes había pedido orientación. La imagen del niño que se ase de la mano de su padre me hizo llorar. Reconforta saber que en Isaías 41:13 Jehová dice que ‘tiene agarrada la diestra’ de su pueblo.
M. S., Estados Unidos
Tengo 17 años y estoy pasando por muchos problemas. Un amigo me aconsejó orar y leer algo espiritual. Leí el artículo “¿En la dirección de quién se puede confiar?” y decidí no desesperarme, sino aferrarme más a la mano de mi Padre celestial.
C. G., Estados Unidos
Lenguaje de señas Muchas gracias por el artículo “Para comunicarme con mi hijo, aprendí otro lenguaje” (8 de noviembre de 1996). Al ser madre soltera de un sordo de 24 años, comprendo muy bien por lo que ha pasado Cindy Adams, y admiro mucho sus logros.
H. B., Alemania
El artículo me animó a emprender un curso de lenguaje de señas para llevar a otros el mensaje bíblico y poder comunicarme con los hermanos sordos de la congregación.
B. L., Venezuela
Estudió la Biblia conmigo una adolescente sorda. Aunque solo teníamos un conocimiento elemental del lenguaje de señas, aprendimos mucho la una de la otra. Al leer sobre la determinación de Cindy Adams de aprender el lenguaje para beneficio de su hijo, me animé a dominar mejor este hermoso idioma para anunciar las buenas nuevas a los sordos de mi comunidad.
S. T., San Martín (Antillas Holandesas)
Yo también tengo un hijo sordo, y optamos por el método de comunicación oral, que destaca el desarrollo del habla y la lectura de los labios. Para mi hijo ha sido una buena elección. Al principio apenas se beneficiaba de las reuniones de congregación. Pero ahora sigue bien el programa si yo, u otras personas, lo interpretamos oralmente. Da discursos en la Escuela del Ministerio Teocrático y es publicador no bautizado. Todos estos años de trabajo han valido la pena. Por nuestra experiencia vemos que tanto el Lenguaje de Señas Estadounidense como el método oral son útiles siempre que los padres y la congregación local se esfuercen por ayudar al niño y comunicarse con él.
M. T., Estados Unidos