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Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 207-208

BERNABÉ

(“Hijo de Consuelo”).

La primera mención que se hace en las Escrituras de este cristiano destacado del primer siglo la hace Lucas en Hechos 4:34-36. En este pasaje se dice que este hombre devoto era levita y nativo de la isla de Chipre, pero que se encontraba en Jerusalén para ese entonces. Bernabé fue uno de los creyentes que poco después del Pentecostés vendieron sus campos y sus casas y dieron el importe a los apóstoles para el sostén de otros cristianos necesitados. Se llamaba José, pero los apóstoles le dieron el sobrenombre de Bernabé, que significa “Hijo de Consuelo”. Esta costumbre de dar sobrenombres de acuerdo con las características personales no era infrecuente.

La imagen de José Bernabé que se presenta en el libro de Hechos es la de un hombre afectuoso y generoso que no vacilaba en ofrecerse a sí mismo y compartir sus posesiones materiales para el adelantamiento de los intereses del Reino. De buena gana “vino en socorro” de sus hermanos (9:27), y al encontrar a nuevos creyentes “se regocijó y empezó a animar a todos a continuar en el Señor con propósito de corazón”. Bernabé ‘fue profeta y maestro’ en Antioquía (13:1), y “era un varón bueno y lleno de espíritu santo y de fe” (11:23, 24). Los apóstoles incluían a Bernabé entre aquellos ‘que habían entregado sus almas por el nombre de nuestro Señor Jesucristo’. Por eso, no sorprende el que los apóstoles mismos hablasen de él como ‘nuestro amado Bernabé’ (15:25, 26). Aunque no era uno de los doce, se le llamaba apropiadamente apóstol (14:14), puesto que en efecto era uno de los “enviados por el espíritu santo” (13:4, 43).

La relación estrecha que Bernabé tuvo con Pablo durante muchos años empezó aproximadamente tres años después de la conversión de Pablo, cuando este intentaba ponerse en contacto con la congregación de Jerusalén. No se dice cómo Bernabé conoció a Pablo, ni si este era un antiguo conocido suyo, quizá compañero de estudios a los pies de Gamaliel, como indican algunas tradiciones. De todas formas, Bernabé tuvo el privilegio de presentar a Pablo al apóstol Pedro y al discípulo Santiago. (Hech. 9:26, 27; Gál. 1:18, 19.)

Mientras tanto, debido al testimonio de ciertos judíos de habla griega de Chipre y Cirene, el interés en el cristianismo se extendía en Antioquía de Siria. Como consecuencia, el cuerpo gobernante de Jerusalén envió a Bernabé a Antioquía para animar y edificar a estos nuevos creyentes. Por ser Bernabé un chipriota de habla griega era el hombre idóneo para esta asignación. Tan pronto como “se añadió una muchedumbre considerable al Señor” en Antioquía, Bernabé se fue a Tarso y persuadió a Pablo para que viniese y le ayudase en su ministerio. Por ese tiempo, una advertencia divina sobre un hambre venidera hizo que los hermanos de Antioquía recogiesen muchas provisiones que, al debido tiempo, fueron enviadas a la congregación de Jerusalén por medio de Bernabé y Pablo. (Hech. 11:22-24, 27-30; 12:25.)

Una vez terminada esta obra de socorro, los dos regresaron a Antioquía alrededor del 47 E.C., y desde allí partieron para un viaje misional bajo la dirección del espíritu santo. Bernabé y Pablo llegaron primeramente a Chipre, donde pudieron compartir la verdad de Dios con el procónsul Sergio Paulo. Desde allí viajaron hacia el interior de Asia Menor. Algunas veces fueron maltratados por chusmas. En una ocasión, después de haber curado a un hombre cojo en Listra, apenas habían conseguido que “las muchedumbres desistieran de hacerles sacrificios” (pensando que Bernabé era el dios Zeus y Pablo era Hermes o Mercurio porque “llevaba la delantera al hablar”) cuando los judíos “persuadieron a las muchedumbres, y apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad”. (Hech. 13:1-12; 14:1-20.)

En el año 49 E.C. Bernabé y Pablo llevaron la cuestión polémica de la circuncisión de los no judíos al cuerpo gobernante en Jerusalén y, cuando esta fue resuelta, regresaron de nuevo a Antioquía para preparar su próximo viaje misional. (Hech. 15:2-36.) Sin embargo, debido a que no pudieron llegar a un acuerdo en cuanto a llevar a Juan Marcos, cada uno partió hacia territorios diferentes. Bernabé fue con su primo Marcos a Chipre, mientras que Pablo llevó a Silas por los distritos de Siria y Cilicia. (Hech. 15:37-41.) A partir de este momento solo se menciona a Bernabé esporádicamente en algunas de las cartas de Pablo. (1 Cor. 9:6; Gál. 2:1, 9, 13; Col. 4:10.)

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