BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • w55 15/10 págs. 638-639
  • Preguntas de los lectores

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Preguntas de los lectores
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1955
  • Información relacionada
  • Los cristianos viven la verdad
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1955
  • Manteniéndose libre del espíritu de queja
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1967
  • El amor verdadero es práctico
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1955
  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1956
Ver más
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1955
w55 15/10 págs. 638-639

Preguntas de los lectores

● Cuando una persona tiene algo de que quejarse contra otra, ¿se considera proceder correcto y teocrático el que la primera escriba o pida a la Sociedad que ésta actúe, y que consiga que varias otras personas de la congregación firmen su carta, lo que querría decir que sería necesario ir a solicitar la firma de éstas?—F. R., Estados Unidos.

El hacer circular cartas o peticiones de queja y el conseguir firmantes para éstas sembraría discordia y crearía divisiones en la congregación. Una de las cosas que Jehová odia es “aquel que siembra discordias entre hermanos.” Y se amonesta a los hermanos que eviten “a los que crean divisiones.” (Pro. 6:19; Rom. 16:17, NM) Si usted tiene una queja contra un hermano usted debe dirigirse a él, no a otros, para presentársela. El que usted no pueda llevarse bien con él no es motivo para crear condiciones en que otros no puedan llevarse con él tampoco. Más bien que crear más divisiones, trate de cerrar la que ya existe entre usted y él por medio de ir a él para considerar la dificultad. Si la brecha no se cierra, puede que usted quiera llevar consigo a uno o dos hermanos maduros para considerar el problema. Cuando usted haga esto, sea honrado en su proceder. No les cuente la historia suya primero para conseguir que ellos se pongan de parte de usted, sino deje que ellos la oigan por primera vez cuando tanto usted como el otro hermano estén presentes, para que los hermanos maduros no entren en el asunto teniendo prejuicios en la mente que podrían influir su juicio. Usted no debe entrar en esa conferencia buscando su propia vindicación; más bien debe hacerlo en busca de una solución justa, sea que ésta le favorezca a usted o al otro hermano.

Si se trata de un asunto personal esté dispuesto a hacer concesiones, aun más allá del punto que usted considere razonable y justo, para lograr la unidad con su hermano. Si la congregación o el servicio se hallan implicados, cuando tal vez sea siervo el hermano con quien usted tiene el desacuerdo, reconozca usted la organización teocráticamente y coopere con él. Si usted piensa que el error que él ha cometido es cosa muy seria puede hablar de ello con el comité de la congregación, y luego aun con el siervo de circuito si usted considera que esto es necesario, pero siempre en la presencia del hermano a quien acusa. Si usted sigue creyendo que el asunto no se ha resuelto correctamente y que la obra está siendo estorbada y quiere escribir a la Sociedad, hágalo, pero dé una copia de su carta al hermano, y no trate de implicar a otros por medio de conseguir que ellos firmen su queja. Deje que los hechos expuestos apoyen sus puntos de vista, no una lista larga de nombres. Con esto considere usted que su obligación ya se ha cumplido, y deje que la Sociedad decida actuar o no actuar, y coopere usted con el siervo en tanto que la Sociedad le retenga en su puesto de servicio en la congregación. Entonces, usted estará procediendo de una manera justa, correcta y adecuada. Pero el escribir acusaciones y conseguir firmantes es cosa muy incorrecta.

● ¿Por qué llegaron a estar avergonzados de su desnudez Adán y Eva después de comer del fruto prohibido?—P. R., Estados Unidos.

Después de comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, Adán y Eva eran pecadores. “Entonces los ojos de ambos se abrieron y comenzaron a darse cuenta de que estaban desnudos. Así que cosieron hojas de higuera y se hicieron cubiertas para los lomos.” Ya no podían verse de una manera pura, sino que aparentemente ya abrigaban pensamientos apasionados impropios. La calidad de la conciencia, que distingue al hombre de las criaturas inferiores, comenzó a condenarlos y les hizo sentir su culpabilidad y vergüenza. De modo que buscaron cómo esconder estos miembros del cuerpo que excitaban los pensamientos apasionados y les daban conciencias cargadas de culpa. No sería mal el que ellos miraran cada uno a la desnudez del otro ni aun el que consideraran la ejecución natural y propia del acto sexual, porque esto estaría en armonía con el propósito de Jehová al crearlos con el fin de que se multiplicaran y llenaran la tierra. Pero después de su pecado parece que ya no podían considerar esto de la misma manera inocente y pura, sino que sus meditaciones estaban manchadas de la pasión baja y la sensualidad impura. Así que su conciencia les causaba dolor y un sentido de modestia les hizo esconder estas partes del cuerpo, y su sentido de culpabilidad les hizo esconderse de Jehová a causa del temor que tenían. El amor echa fuera el temor, pero ellos demostraron que les faltaba amor a Jehová al desobedecerle, de modo que quedaron sobrecogidos del temor, lo que les causó una restricción y les hizo cubrir sus cuerpos y esconderse de Jehová. En esta forma trataron de escaparse de la condenación de su conciencia y de la declaración de la sentencia por haber desobedecido a Jehová.—Gén. 3:7-10; 1 Juan 4:18, NM.

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • Español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir