Preguntas de los lectores
● La Atalaya del 15 de abril de 1961, en la página 237, cita a Marcos 13:19, 20, respecto a acortar los días de la tribulación, y aparentemente lo aplica a un acortamiento del Armagedón mismo. ¿Aplica lo que Jesús dijo aquí al acortamiento de la guerra en el cielo en 1918, o al acortamiento del Armagedón, o a ambos?
Marcos 13:19, 20 dice: “Aquellos días serán días de una tribulación como la cual no ha acontecido una desde el principio de la creación que Dios creó hasta aquel tiempo, y no ocurrirá otra vez. De hecho, a menos que Jehová [Dios] hubiese acortado los días, ninguna carne se salvaría. Pero a causa de los escogidos que él ha escogido él ha acortado los días.” Cinco párrafos después de haber citado ese texto La Atalaya dice (en el párrafo 8): “. . .Dios [ejecuta] el juicio sobre las naciones en éste su día de juicio, porque este mundo o sistema de cosas tiene que ser destruido; pero Dios no exterminará del todo a la entera raza humana. Dios salvará la carne que no es de este mundo, por medio de acortar los días de la grande tribulación.”
Concerniente a esta misma aflicción Mateo 24:21 dice: “Entonces habrá una grande tribulación como no ha acontecido desde el Principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a acontecer.” Esta es la grande tribulación que le sobreviene a la organización de Satanás, que estaba centralizada en el cielo, donde Satanás tenía su centro de dirección. Es esta tribulación sobre la organización de Satanás la que es acortada. Según la manera en que Jesús lo expresa indica que Dios tenía asignado un período de tiempo de duración definitiva para esta tribulación grande en conjunto por medio de fijar de antemano las fechas en que habría de comenzar y terminar. Hay tres maneras de acortar una tribulación que debe ocurrir dentro de ciertos límites de tiempo que se han fijado para ella, a saber: (1) no dar comienzo a la tribulación en la fecha que se hubiera fijado para el principio del período de tiempo; o (2) hacer que la grande tribulación terminara antes de la fecha que se hubiera fijado para el fin del período de tiempo; o (3) empezar y terminar la grande tribulación en las fechas en que principia y termina el período de tiempo, pero quitando parte, mucha o la mayoría de la tribulación entre estas dos fechas de los extremos. De este modo el período de tiempo en conjunto, “el tiempo del fin,” sigue siendo de la misma duración pero la continuación de la tribulación es acortada por ser interrumpida temporalmente.
El cumplimiento de la profecía divina indica que la última manera es la manera en que la “grande tribulación” es acortada. De acuerdo con la Biblia, 1914 d. de J.C. es una fecha fija. Se fijó como la fecha en que terminarían los “tiempos señalados de las naciones” y para el nacimiento del reino mesiánico de Dios en los cielos. (Luc. 21:24; Apo. Rev. 12:1-5) El nacimiento del reino en los cielos quiso decir el principio de la guerra en el cielo contra el Diablo y sus ángeles impíos que estaban allá arriba. Mediante esta guerra en el cielo contra la organización invisible del Diablo la “grande tribulación” empezó. Por supuesto, produjo efectos en la parte visible de la organización de Satanás aquí en la Tierra. La guerra resultó en que el Diablo y sus demonios fueran echados del cielo y en limitarles su zona de actividad a esta Tierra. No se les impidió el seguir activos en la Tierra y sus cercanías, porque el Diablo y sus demonios no fueron abismados al tiempo que se les limitó a la Tierra. (Apo. Rev. 12:6-17) De esta manera se interrumpió o descontinuó la grande tribulación sobre la organización de Satanás por de pronto. Evidentemente eso aconteció para 1918 d. de J.C.
Desde entonces el Diablo y sus demonios han estado juntando a las naciones al campo de batalla del Armagedón. Al mismo tiempo ha estado persiguiendo a los fieles testigos de Jehová.—Apo. Rev. 16:13-16; 12:17.
Ahora bien, puesto que Dios tiene un tiempo definitivo en que terminará esta “grande tribulación” sobre la organización de Satanás, mientras más tiempo deje él que dure este intervalo durante el cual sus testigos predican estas buenas nuevas del reino en toda la Tierra como testimonio a todas las naciones, más cerca va empujándose el tiempo para la parte final de la “grande tribulación” a la fecha terminal del período de tiempo, “la conclusión del sistema de cosas.” Esto abrevia el tiempo que se deja para que dure esta parte final de la “grande tribulación.” Generalmente se llama a esta parte final por el nombre del campo de batalla mencionado en Apocalipsis Rev. 16:16, a saber, Armagedón.
Jesús comparó esta batalla del Armagedón al diluvio del día de Noé y dijo acerca del estallido de la batalla: “Concerniente a ese día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos ni el Hijo, sino únicamente el Padre.” (Mat. 24:36) Por eso, aunque sabemos que nos acercamos rápidamente a la batalla del Armagedón, no sabemos cuándo empezará, tampoco cuándo terminará, y por eso cuánto durará. Hasta entonces estamos bajo el mandato de predicar por todas partes las nuevas del Reino, porque entonces “vendrá el fin.” Debido a lo que hacemos ahora, alguna “carne” se salvará y por eso esta Tierra no quedará totalmente despoblada. El presente es por lo tanto un intervalo vital a la salvación de los que serán salvados y sobrevivirán al Armagedón. Mediante este intervalo entre el rasgo con que empezó la “grande tribulación” y el rasgo con que terminará, el Armagedón, se acorta la “grande tribulación” en conjunto. Este acortamiento obra para nuestra salvación. La revista La Atalaya no dijo que Dios acortará el Armagedón. Dijo: “Dios salvará la carne que no es de este mundo, por medio de acortar los días de la grande tribulación.”—Mat. 24:14, 22.