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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1968
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1968
w68 1/12 págs. 735-736

Preguntas de los lectores

● Puesto que José todavía no se había casado con María cuando se enteró de que estaba encinta, ¿por qué tuvo la intención de divorciarse de ella?—W. M., EE. UU.

Dice el relato de esto en Mateo 1:18, 19: “Durante el tiempo que . . . María estaba comprometida para casarse con José, se halló que estaba encinta por espíritu santo antes que se unieran. Sin embargo, José su esposo, porque era justo y no quiso hacer de ella un espectáculo público, tenía la intención de divorciarse de ella secretamente.”

Bajo la ley mosaica, se consideraba que una mujer comprometida estaba legalmente atada al hombre con quien iba a casarse, y por eso se le trataba como casada con él. Esto se ve por el hecho de que si un hombre seducía a una mujer soltera, tenía la responsabilidad de casarse con ella si el padre de ella lo permitía. Pero si un hombre seducía a una mujer comprometida, entonces los dos habrían de ser muertos a pedradas. (Deu. 22:23-29; Éxo. 22:16, 17) De manera semejante, la mujer casada en Israel que era culpable de adulterio era castigada por medio de ser apedreada, junto con el hombre que la había contaminado. (Deu. 22:22; Eze. 16:38, 40) Pero en casos que implicaban el matar a pedradas, se requerían dos testigos a fin de establecer la culpabilidad.—Deu. 17:6, 7.

Ahora bien, en el caso de María, José obviamente no tenía dos testigos que pudieran testificar que María había sido inmoral. Tampoco creyó conveniente apurar públicamente el asunto buscando dos testigos en contra de ella. Más bien, optó por cancelar su estado de compromiso. Pero, ¿cómo? El Dr. Alfredo Edersheim comenta: “Desde el momento de su compromiso para casarse a la mujer se le trataba como si estuviera realmente casada. La unión no se podía disolver, salvo por divorcio regular.”—Sketches of Jewish Social Life in the Days of Christ, página 148.

De modo que José, aunque realmente solo estaba comprometido, podía darle un certificado de divorcio. La Ley permitía que un hombre despidiera a su esposa si hallaba evidencia de indecencia de parte de ella. (Deu. 24:1, 2) Para el tiempo de Jesús, las bases para tal divorcio eran muchas. Hasta parece que casos de adulterio establecido podían terminarse con divorcio. (Mat. 5:32; 19:9) Sea cual fuere la base que José pensaba usar, evidentemente no iba a hacerlo asunto público. Más bien, “tenía la intención de divorciarse de ella secretamente,” posiblemente dándole el certificado de divorcio enfrente de solo dos testigos para que el asunto se zanjara legalmente pero sin acarrearle vergüenza indebida a ella.

No podemos pasar por alto el hecho de que José se hallaba en una situación que le causaba perplejidad. El “era justo,” y sabía que María era una mujer virtuosa. No obstante, ella evidentemente estaba encinta. Si José se enteró de la preñez después que María visitó a su prima Elisabet, es posible que haya sabido acerca del ángel que se le había aparecido a Zacarías, que haya sabido que Juan había sido concebido por la estéril Elisabet y que el niño saltó milagrosamente en la matriz de Elisabet cuando se acercó María. (Luc. 1:5-25, 39-45) Pero la Biblia no dice tal cosa. La aparición del ángel a José no fue para confirmar lo que José ya sabía de oídas acerca de por qué María estaba encinta. Puesto que no tenía ningún testigo en contra de María antes de la visita del ángel, su intención estuvo de acuerdo con el comentario de que él “era justo y no quiso hacer de ella un espectáculo público.”—Mat. 1:19.

● ¿Por qué dijo el apóstol Pablo, según se registra en 1 Corintios 1:17, que Cristo no lo despachó “para ir bautizando”? El bautizó a creyentes, ¿no es verdad?—G. Q., EE. UU.

En medio de sus comentarios acerca de un problema con divisiones que existían en la congregación corintia, escribió el apóstol Pablo: “Porque no me despachó Cristo para ir bautizando, sino para ir declarando las buenas nuevas, no con sabiduría de palabra, para que no se haga inútil el madero de tormento de Cristo.”—1 Cor. 1:17.

Podemos estar seguros de que Pablo estaba bien consciente del mandato de Jesús de hacer discípulos y bautizarlos. (Mat. 28:19, 20) Y Pablo viajó extensamente, haciendo discípulos y enseñándole a la gente a observar todas las cosas que Jesús había mandado. El no tuvo en menos la importancia del bautismo, sino que lo recomendó.—Hech. 19:1-5.

Lo declarado de 1 Corintios 1:17 debe entenderse en el contexto. En los versículos anteriores, Pablo mencionó que él había bautizado a Crispo, a Gayo y a la casa de Estéfanas. (1 Cor. 1:14-16) No estaba haciendo eso sin permiso de Cristo, sino, más bien, con la autorización registrada en Mateo 28:19.

El punto que estaba recalcando el apóstol era que no consideraba el bautismo de individuos su asignación exclusiva o principal. Cristo específicamente le dijo a Pablo que habría de predicar, que habría de ser “testigo” a las naciones. (Hech. 26:16; 9:15) Aunque Pablo podía bautizar y sí bautizó a individuos, hay razones por las cuales quizás no haya bautizado a grandes cantidades de personas. El contexto muestra que podrían brotar divisiones. Si los apóstoles mismos se hubiesen especializado en bautizar, esto pudiera haber contribuido a que se formaran partidos o grupos exclusivistas de cristianos bautizados por ciertos hombres.

Así que, cuando Pablo se quedó en Corinto, unos años antes de escribir su primera carta a la congregación de ese lugar, sí bautizó a algunas personas. Pero el bautismo no era un rito especial que habría de llevarse a cabo simplemente por los apóstoles, ni tenía más significado cuando un apóstol lo llevaba a cabo que cuando lo hacía otro miembro varón de la congregación cristiana.

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