Preguntas de los lectores
● Si un cristiano comete adulterio, se arrepiente y confiesa su pecado al comité judicial de la congregación cristiana, ¿también tiene que dar a conocer su adulterio a su cónyuge aunque esto lastime al cónyuge profundamente?—EE. UU.
Sí, el cristiano está obligado a dar a saber su transgresión al cónyuge inocente antes que los miembros del comité judicial puedan reconocer como genuino su arrepentimiento declarado. El adulterio es una contaminación del lecho conyugal y es de suficiente seriedad como para permitir que el cónyuge inocente obtenga un divorcio y esté libre de acuerdo con la Biblia para contraer segundas nupcias. (Mat. 19:9) Por consiguiente, el cónyuge inocente tiene todo derecho de saber lo que ha sucedido.
En realidad, no es la confesión, sino el adulterio lo que lastima al cónyuge inocente. Por esta razón el cónyuge adúltero debería haber considerado seriamente los malos efectos del adulterio con anticipación y no haber cedido a la tentación. Después de haberse cometido el adulterio es demasiado tarde para ponerse a pensar en cuanto a proteger de daño al cónyuge inocente.
Aunque el cónyuge inocente naturalmente se sentiría lastimado al enterarse del adulterio, esto no necesariamente significa el fin del matrimonio. Al oír la confesión sincera y súplica por perdón, él o ella quizás decida perdonar al cónyuge adúltero. Además, la confesión suministra la oportunidad para que tanto el esposo como la esposa echen un vistazo serio a su matrimonio y consideren lo que pudiera hacerse para lograr mejoramiento y evitar una repetición del mal. Quizás el cónyuge inocente hasta haya contribuido a la infidelidad de su cónyuge. Si, por ejemplo, la esposa ha privado deliberadamente a su esposo del débito conyugal, ella tendrá que asumir cierta responsabilidad por lo que ha sucedido. Ella no se halla del todo sin culpa desde el punto de vista de Dios, pues la Biblia exhorta: “Que el esposo rinda a su esposa lo que le es debido; pero que la esposa haga lo mismo también a su esposo. . . . No estén privándose de ello el uno al otro, a no ser de común acuerdo por un tiempo señalado, para que dediquen tiempo a oración y vuelvan a juntarse, para que no siga tentándolos Satanás por su falta de regulación en ustedes mismos.”—1 Cor. 7:3-5.
Además de posiblemente poner el cimiento para un matrimonio mejorado, la confesión también puede impedir otros problemas serios. Mientras el cónyuge adúltero mantiene oculto el asunto, no puede tener una buena conciencia para con su cónyuge. Esto se puede reflejar en palabras y hechos. Puede que el cónyuge inocente intuya pronto que algo anda mal y mencione esto. Para protegerse, el cónyuge culpable quizás recurra a la mentira, y esto complicaría su transgresión. Así con el tiempo puede resultar más daño que si confiesa su mal y pide el perdón de su cónyuge.
Por eso si una persona culpable de adulterio está verdaderamente arrepentida y quiere conservar el matrimonio, debe pedir el perdón del cónyuge inocente. De allí en adelante, si se concede el perdón, ambos pueden trabajar juntos al tratar de conservar el lecho conyugal sin contaminación. (Heb. 13:4) Puesto que está envuelta la pureza moral de la congregación, también deben revelar al comité judicial lo que ha sucedido.
● ¿Cuándo creó Dios los dinosauros, y cuándo llegaron a extinguirse?—EE. UU.
La Biblia no suministra respuestas específicas a esta pregunta. Según el relato de Génesis, los animales fueron creados durante los períodos o ‘días’ creativos quinto y sexto. Si la expresión hebrea traducida “grandes monstruos marinos” [hebreo, tanninim] incluye a los dinosauros, que a menudo habitaban zonas acuosas, pantanosas, esto significaría que los dinosauros fueron creados en el quinto “día.” (Gén. 1:21) No sabemos si continuaron existiendo hasta que fue creado el hombre (hacia el fin del sexto “día”). A más tardar parece probable que hayan desaparecido de la Tierra cuando vino el diluvio del día de Noé. Los dinosauros eran reptiles, y algunas clases de dinosauros se parecen mucho en estructura y en otras cosas a las lagartijas (sauros es, de hecho, la palabra griega para “lagartija”; saura en Levítico 11:29, LXX). No todo tipo de dinosauro era de tamaño tan gigantesco. Por consiguiente, aunque hubieran sobrevivido hasta el Diluvio, esto no habría requerido el introducir parejas de variedades enormes en el arca. Otros miembros más pequeños de la familia o “género” en particular a la que pertenecían éstos habrían bastado para cumplir el mandato divino.—Gén. 6:19, 20; 7:14.
Algunas de las traducciones más antiguas de la Biblia usan a veces la palabra “dragones” para traducir la palabra hebrea tanninim (“monstruos marinos,” NM). (Sal. 74:13; 148:7; Isa. 27:1, Authorized Version; vea también Herder y Regina.) El término “dragón” (griego, drakon) se encuentra en las Escrituras Griegas Cristianas. Se ha sugerido como posible que, más bien que tener una fuente meramente mítica, esta expresión originalmente pudo haberse aplicado a criaturas enormes como los dinosauros y que asumió matices míticos solo después que estas criaturas gigantescas habían desaparecido por largo tiempo. Interesante es el hecho de que muchas de las representaciones míticas del “dragón” se asemejan fuertemente a ciertos tipos dentro de la familia de las enormes criaturas reptiles que incluye al dinosauro.