Filemón... evidencia del cristianismo en práctica
¡PONGA en práctica lo que predica! ¡Qué vigorosamente llamó la atención Jesús sobre este punto cuando denunció a los líderes religiosos de su día (Mateo, capítulo 23)! Pero, ¿qué hay de los maestros de la congregación cristiana primitiva? ¿Obraban en conformidad con lo que predicaban? El que sí lo hacían se manifiesta claramente en el libro bíblico de Filemón.
La carta a Filemón no se dirige a una congregación, sino a una persona específica, y trata sobre un asunto personal. Lo que le añade al carácter personal es el hecho de que Pablo mismo la escribió, en vez de un secretario.
¿Por qué escribió Pablo esta carta personal a Filemón? Por la siguiente razón: Pablo quería que Filemón recibiera de vuelta a Onésimo, quien era esclavo de Filemón. Onésimo se había fugado, y quizás hasta había robado dinero a Filemón para financiar su viaje a Roma. De algún modo Onésimo llegó a conocer a Pablo en Roma, escuchó el mensaje de Pablo y se convirtió al cristianismo. Como cristiano, fue sumamente útil en lo relacionado con ministrar a Pablo, y el apóstol había llegado a tenerle mucho cariño. Pero Pablo no quería retener a Onésimo sin el consentimiento de Filemón. De manera que con la aprobación de Onésimo, Pablo hizo que éste regresara a Filemón... ya no sencillamente como esclavo sino como amado hermano en el Señor.
El que Onésimo había llegado a ser un hermano estimado y de confianza se desprende del hecho de que a él, y a su compañero Tíquico se les confiaron las cartas que Pablo escribió para las congregaciones de Éfeso y Colosas (Efesios 6:21, 22; Colosenses 4:7-9). En ambas cartas Pablo aconseja que los esclavos sean obedientes a sus amos (Efesios 6:5-7; Colosenses 3:22, 23). De modo que, al enviar de vuelta a Onésimo, Pablo estaba obrando de acuerdo con su propio consejo. Él respetaba la propiedad ajena y vivía en conformidad con la amonestación de estar en sujeción a los arreglos gubernamentales existentes. (Romanos 13:1-7; 1 Corintios 7:20-24.)
Pablo también puso el ejemplo al aplicar su propia exhortación sobre el desplegar humildad, amor e interés para con otras personas (Efesios 4:1-3; Filipenses 2:3, 4; Colosenses 3:12-14). Pablo no usó su autoridad apostólica para obligar a Filemón a que perdonara a Onésimo y lo recibiera como hermano, sino que humildemente hizo la petición sobre la base del amor cristiano y su amistad personal (Filemón 8, 9, 17). ¡Qué ejemplo excelente para los superintendentes cristianos de hoy día!
Filemón estaba agradecido a Pablo porque mediante éste había aprendido las buenas nuevas y había conseguido librarse de la esclavitud al paganismo. Sin embargo, Filemón podía legalmente maltratar a Onésimo y castigarlo con severidad. Y sin duda tenía razón para estar molesto con él. Pablo no solo instó a Filemón a que ejerciera bondad, perdón y misericordia, sino que el apóstol Pablo mismo estaba dispuesto a hacerlo. “Si [Onésimo] te hizo alguna injusticia o te debe algo —escribió Pablo— tenlo cargado a mi cuenta. [...] yo lo pagaré”. (Filemón 18, 19.)
Ciertamente, como lo manifiesta el libro de Filemón, los mismos escritores y maestros primitivos del cristianismo vivían en conformidad con los principios cristianos. Ellos practicaban lo que predicaban.