Mire más allá del día de la boda
¿Está usted realmente listo para dar ese paso?
REPRESÉNTESE mentalmente el hogar de una adolescente que pronto será la novia en sus bodas. Sí, hay bastante excitación y preocupación. Los padres, aunque se preocupan por el costo del acontecimiento, hacen grandes esfuerzos para que el día memorable sea un éxito. La muchacha quizás se muestre, por turnos, deprimida y alborozada. Sabe que se acerca un cambio importante en su vida. Pero, ¿sabe realmente cuán importante va a ser el cambio?
Y luego está el joven. Él, también, es adolescente, y también está emocionado por aquel importante día. Se han hecho planes para poner una nueva casa poco después de la boda. Pero actualmente toda la atención está fija en el día de la boda. Tanto el muchacho como la muchacha han asistido a bodas y se han sentido envueltos en la emoción y encanto de esas ocasiones. Ya pueden ver a los invitados a la boda apiñándose y ofreciendo felicitaciones y trayendo regalos.
Pero, ¿están preparados estos dos jóvenes para dar paso tan importante? ¿Realmente se conocen el uno al otro? Hablando de los días tempranos del amor adolescente, una autoridad declara:
“Cada cónyuge se forma al principio un cuadro idealizado del otro. Si el matrimonio se efectúa durante el primer estallido de entusiasmo, es probable que ambos despierten bruscamente más tarde.” ¿Cómo pueden estar seguros de que su caso no es simple apasionamiento juvenil que podría desaparecer en unos cuantos meses?
Joven lector, quizás tú seas adolescente, todavía no hayas dado tu palabra de compromiso para el matrimonio. Sin embargo, es posible que estés pensando en ello. ¡Qué prudente eres si te enfrentas a los hechos ahora, absteniéndote de precipitarte al matrimonio sin la debida preparación o previo ajuste! La vida matrimonial puede traer gozo, paz, un ambiente de estabilidad y contentamiento. Pero también hay fracasos. Y tú quieres evitar eso.
Materia que da en qué pensar
¿Qué es lo que hace deseable el que se consideren cuidadosamente y por anticipado todos los peligros que pudieran afrontarse en el matrimonio? Es el hecho de que uno entra en un consorcio permanente cuando entra en los vínculos del matrimonio cristiano. Delante de Dios no puede haber excusa para quebrantar esos vínculos por cualquier cosa a menos que sea por infidelidad marital de parte de uno de los cónyuges. ‘Hasta que la muerte nos separe’ es el voto solemne que hacen los cónyuges.—Mat. 5:31, 32.
De modo que el encanto del día de la boda no debe desviar la mente de uno de las cuestiones vitales que tienen que ver con los días, meses y años que hay más allá de la ceremonia matrimonial. Cada persona que planee casarse debe preguntarse muy sobriamente: ¿Estoy equipado adecuadamente para este nuevo papel en la vida, dispuesto a cumplir con sus responsabilidades? Los jóvenes solteros ciertamente pueden notar lo que los padres tienen que hacer. Pueden observar que un esposo sostiene financieramente su casa y que se encarga de conservar el equipo de la casa. Pueden ver que el papel de la esposa es de ama de casa... cocinar, hacer la limpieza, remendar y cuidar a los hijos. ¿Qué pueden hacer ellos para prepararse?
Si un joven no sabe un oficio o no tiene un trabajo que sea adecuado para atenderse él mismo y atender a su futura esposa, y quizás a un niño en poco tiempo, ¿se puede decir que esté bien preparado para el matrimonio? También, ¿ha trabajado con su padre atendiendo las cosas prácticas de la casa? Una joven, también, tiene que participar en todos los quehaceres domésticos con su madre, haciéndose experta y siempre teniendo presentes las excelentes cualidades de una “esposa capaz” que se bosquejan en el libro bíblico de Proverbios, en el capítulo 31. ¿Ha efectuado realmente estas cosas? El matrimonio de éxito no es una luna de miel prolongada. Más bien, es un consorcio establecido, profundamente satisfactorio, en el cual cada uno contribuye generosamente para que la empresa tenga éxito.
La religión ha de considerarse vitalmente cuando se trata de prepararse para un matrimonio de éxito. A menos que los cónyuges estén enteramente de acuerdo sobre el tema de lo que Dios requiere de sus adoradores, ¿cómo pueden esperar tener éxito? ¿Cómo pueden colaborar para enseñar a sus hijos lo que es correcto y verdadero? La Biblia aconseja sabiamente: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos,” es decir, con los que no aceptan la verdad de las enseñanzas bíblicas en las que uno confía como guía en la vida.—2 Cor. 6:14, 15.
No basta con que uno de los cónyuges en perspectiva tolere los puntos de vista religiosos del otro. No, porque es posible que surjan puntos en cuestión que pueden desbaratar tal tolerancia... el asunto de quién tiene el voto decisivo en cuestiones vitales de las que afectan a la familia, por ejemplo. ¿Puede ver la muchacha en el joven con quien planea casarse a alguien que pueda aceptar como su “cabeza,” a alguien a quien ella siempre tendrá “profundo respeto”? (Efe. 5:23, 33) ¿Ve el hombre en su esposa en perspectiva a alguien que siempre será sumisa, no a una competidora por el lugar de acaudillamiento en la casa?—1 Ped. 3:1.
Muchas son las desilusiones del matrimonio prematuro. Según algunas autoridades del campo de los consejeros sobre el matrimonio, “dos de cada tres matrimonios de adolescentes naufragan.” Demasiado tarde, los cónyuges jóvenes descubren que su apasionamiento era meramente pueril. Demasiado tarde, desean haber mirado más allá del día de la boda y haberse preparado para los papeles de esposo y esposa. Su pasión los llevó a acción precipitada.
No obstante, a menudo se cree que el impulso sexual implantado dentro de nosotros debe determinar cuándo conseguir cónyuge. Eso puede aplicar a los animales, pero el hombre es superior a los animales, o debería serlo. Los humanos inteligentes saben bien que jamás se debe permitir que el impulso sexual tome las riendas y dirija el derrotero de uno en la vida. Es verdad que los sentimientos son un elemento esencial en nuestra vida, pero la mente debe superentender, controlar, sí, hasta dominar los sentimientos cuando sea necesario para nuestro bienestar. Si la gente hiciera todo lo que le diera ganas de hacer, este mundo estaría en una confusión más lamentable de la que está hoy.
El impulso sexual es un factor que ha de considerarse en el matrimonio. (1 Cor. 7:9) Pero hay otros factores, que, si se pasan por alto, le pueden robar el éxito al matrimonio. Por ejemplo, podría ser que se echara a un lado el buen juicio. Considere lo que sucede cuando alguien compra un artículo sin examinar su calidad. Por fuera quizás parezca bastante bueno, pero cuando se pruebe en cuanto a calidad quizás resulte inferior. Un descubrimiento de esa clase en cuanto al cónyuge de uno después del día de la boda es demasiado tarde, como cuando alguien se encuentra casado con una persona que es crónicamente quejumbrosa.
‘Pero este impulso sexual es demasiado poderoso,’ se ha sabido que algunos alegan. Pero, ¿por qué? ¿Es porque están leyendo libros y viendo películas que glorifican al sexo y lo elevan a una posición que no merece? ¿Se debe a que se han familiarizado en demasía con los del sexo opuesto, excitando sus pasiones a un grado peligroso? Así es como los muchachos y las muchachas a menudo llegan a estar obsesionados con la idea de que tienen que casarse inmediatamente.
La mejor manera
¡Cuánto mejor, cuánto más prudente es el no precipitarse a una decisión tan trascendental como la que está envuelta en la selección de su cónyuge! Primero, es provechoso haber tenido la experiencia de permanecer solo como individuo después de pasar de la etapa de la adolescencia, dependiendo de los recursos de uno, físicos, mentales y espirituales. Los adolescentes que pasan inmediatamente del cuidado paternal al estado matrimonial pierden esta oportunidad. Jamás llegan a conocer la realidad de la vida de solteros. Todo lo que saben es depender de un cónyuge o un padre para protección y felicidad.
Luego hay la extremada seriedad del voto que tienen que hacer para aceptar a alguien en matrimonio ‘para bien o para mal.’ Un voto hecho apresuradamente, sin considerar plenamente todo lo que está envuelto, ofrece muy poco de promesa, pues en Proverbios 29:20 leemos: “¿Has contemplado a un hombre que es apresurado con sus palabras con sus palabras? Hay más esperanza para alguien estúpido que para él.”
Es necesario observar a un cónyuge en perspectiva en medio de condiciones desfavorables así como en medio de condiciones favorables. Y eso requiere tiempo. También, es una ayuda el que uno pueda familiarizarse con los padres de la persona a quien se tiene en mira para cónyuge. Un consejero sobre el matrimonio, un doctor, hizo notar que ‘el ver a la madre del novio servir una comida, el ver al padre y la madre juntos, es una manera en que una muchacha puede obtener alguna idea de lo que probablemente su futuro esposo espere de ella.’ Igualmente, un joven puede obtener alguna idea de la clase de esposa que resultará ser su novia, al observar a la madre de ella por algún tiempo.
Se requiere tiempo también para que los padres respectivos lleguen a conocer a la persona con la cual su hijo o su hija piensa casarse. ‘Eso no es importante,’ quizás digan algunos. Pero luego, si el matrimonio se encuentra con dificultades, ¿a quién van a dirigirse los recién casados para que se les oiga con comprensión o para recibir alguna ayuda y consejo con la mira de que se resuelvan sus diferencias? Es verdad que los padres quizás no escojan cónyuges para sus hijos como se hacía en otros tiempos, antes, pero por su caudal de experiencia pueden ofrecer consejo útil, especialmente si están bien versados en los principios de la Biblia.
Por supuesto, si se disciernen los beneficios de un período de espera antes de lanzarse al matrimonio, entonces el joven, o la joven, tiene que entender que la asociación íntima con el sexo opuesto o el leer libros y ver películas que tengan como tema el sexo no es apropiado para ellos. Se debe sustituir esto con hábitos de lectura y asociaciones edificantes.
El seguir el mejor camino producirá muchos beneficios. Una mayor estabilidad vendrá a su vida. Se podrá pensar más calmada e inteligentemente en las cuestiones vitales que incluyen el amor y el matrimonio. Se mirará mucho más allá del día de la boda, preparándose el joven o la joven con anticipación para su papel como esposo o esposa. Es más probable que se disfrute de una vida matrimonial duraderamente feliz con las abundantes bendiciones de Dios.