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  • g70 22/10 págs. 3-4
  • ¿Cómo son sus modales?

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  • ¿Cómo son sus modales?
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¡Despertad! 1970
g70 22/10 págs. 3-4

¿Cómo son sus modales?

EN LA principal estación de ferrocarril de una capital europea una fila de personas esperaba su turno para cambiar por dinero local fondos extranjeros. Entonces llegó un señor de baja estatura, fornido. Pasó la fila de personas que esperaban como si no existiera, estiró la mano por encima de una mujer que estaba junto al mostrador, blandió su dinero enfrente del pagador y dijo algo en cuanto a estar muy de prisa. Se le atendió inmediatamente y entonces se alejó caminando lentamente, bastante complacido por el éxito de su táctica de “yo primero.”

Quizás estaba de prisa. Pero también lo estaban otros de aquella fila. La diferencia fue que él mostró que era egocéntrico e inconsiderado y que no tenía buenos modales. Probablemente usted haya observado muchas veces situaciones semejantes a ésta en tiendas, en reuniones públicas, en transportes públicos. Algunas personas se abren paso a empujones hasta llegar al frente.

En los puestos donde se venden refrescos, por ejemplo, ¿ha notado usted que, sin importar la cantidad de personas que esté esperando que se le atienda, con frecuencia alguien se abre paso a empujones y hace su pedido a gritos? ¿Ha hecho usted eso alguna vez? Esperamos que no. Pero, ¿observó usted la reacción de parte de los que estaban cerca? Sin duda algunos hicieron comentarios en voz baja sobre la falta de consideración de aquella persona. Quizás unos cuantos expresaron ásperamente sus objeciones. Otros, viendo el éxito que tuvo, se sintieron impelidos a seguir el ejemplo del individuo sin modales, sabiendo bien que el hacerlo era una cosa egoísta, descortés. Pero, ¿qué hizo usted?

Lo que usted hace en medio de circunstancias de esa clase revela mucho acerca de usted. Saca a la superficie lo que usted realmente es. Si usted afirma ser cristiano, eso indica si lo que afirma es verdadero o no. ¿Cómo? Bueno, la Biblia claramente manda a los seguidores de Jesús que ‘deben hacer a otros lo que les gustaría que otros les hicieran a ellos,’ y que ellos ‘deben ser amables para con todos, manteniéndose reprimidos bajo lo malo.’ (Mat. 7:12; 2 Tim. 2:24) ¿Por qué debería usted rebajarse a las practicas de las personas egoístas que lo rodean? ¿Por qué permitir que individuos sin modales lo afecten a usted al grado de que olvide los modales por excelencia por los cuales se conoce extensamente a los cristianos verdaderos?

Un poeta medioeval bien conocido usó la expresión: “El asesinato saldrá,” es decir, con el tiempo quedará al descubierto. De la misma manera se puede decir que los modales de uno, buenos o malos, ‘saldrán.’ Por lo general se revelan en acciones pequeñas, medio conscientes, por la presencia o ausencia de palabras tan sencillas como “por favor” y “gracias.” Se pueden detectar, también, por la manera en que uno dispone de la basura.

¿Arroja usted basura en cualquier lugar, o la deposita en el receptáculo apropiado? Latas, botellas, envolturas y toallas de papel desechadas desfiguran la belleza de los parques públicos. A lo largo de un tramo de noventa metros de camino rural tranquilo en Nueva Jersey un reportero encontró quince bushels [un bushel equivale a 35 litros] de basura. En las estaciones del metro o ferrocarril subterráneo en las paradas de autobuses y alrededor de mostradores donde se expenden piscolabis a menudo se puede ver basura tirada hasta en los lugares donde se suministran receptáculos para la basura. Y es común que uno de nuestros zapatos se pegue a la acera, simplemente porque alguien sin buenos modales dispuso incorrectamente del chicle que masticaba. ¡Uf! ¡El pensar en tener que rasparlo para quitarlo es repugnante!

En 1967 una encuesta internacional confirmó que este problema de tirar basura existe en muchas naciones. Australia, el Canadá, Dinamarca, Inglaterra, la India, el Japón, Holanda, Suecia, los Estados Unidos de Norteamérica, Alemania Occidental y Venezuela fueron mencionados entre los países que padecen de esta forma de delincuencia. Y no se descubrió que fuera cierto que los visitantes y los turistas tengan la culpa de la mayor parte de este lío. De hecho, el 70 por ciento de los consultados en la encuesta culparon en su mayor parte a los moradores locales.

El que tira la basura donde no debe es legalmente un ofensor. Está contra la ley, el orden y la limpieza. No le importa ni la comodidad ni el bienestar de otros. ¡Mire algunos de los parques públicos y terrenos para comidas campestres donde ese tipo de persona ha estado! Usted no deriva placer de visitar un lugar que ha sido tan ensuciado. Pero cuando usted descubre que cierta sección ya está sucia y desordenada, ¿qué hace usted? ¿Siente la tentación de razonar que un poco más de basura que se arroje realmente no importa? No se extravíe. Usted, por su palabra y por sus obras, está a favor o en contra de los desordenados que tiran basura donde no deben.

Tampoco se ha de pasar por alto el costo de esta clase de malos modales. Sí, cuesta dinero cada vez que se tira la basura donde no debe tirarse. A los obreros del saneamiento hay que pagarles para hacer frente a las demandas de limpieza, y el costo del personal del saneamiento que va en aumento se refleja en impuestos más altos... impuestos que tienen que salir del bolsillo de todos.

Todos nosotros debemos practicar buenos modales, pero los padres tienen una responsabilidad adicional. También deben estar vivamente interesados en los modales de sus hijos. Se requiere paciencia para entrenarlos a fin de que exhiban buenos modales en toda ocasión, en casa y en público. Pero el ejemplo de los padres sirve más para ayudar a sus hijos a aprender a ser considerados con otros, extraños así como conocidos, en toda circunstancia. Lo que los jóvenes hacen fuera de casa por lo general refleja los modales que se les han enseñado en casa.

Hay buena razón para que uno examine sus modales. Ciertamente uno no quiere que sus modales sean desagradables a Dios o al hombre. De hecho, para todos los que afirman ser seguidores de Cristo el consejo de la Biblia es: “Mantengan excelente su conducta entre las naciones.”—1 Ped. 2:12.

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