Usted puede mejorar su voz
CUANDO usted habla, ¿escuchan otros? ¿Obtienen de usted la impresión correcta? Si no la obtienen, quizás se deba a su voz. Una buena voz es sonora y fuerte, con sugerencia de poder. Es una voz que infunde confianza y seguridad. Retiene la atención. Una voz mala le quita mérito a lo que se está diciendo. Puede causar una mala impresión.
La personalidad de usted influye en su voz. Cuando la gente le oye hablar saca conclusiones en cuanto a la clase de persona que es usted. En algunos casos las conclusiones pueden significar la diferencia entre conseguir un trabajo y el no conseguirlo. Hay agencias de empleos que prefieren que un solicitante les telefonee a que les escriba, para juzgar la personalidad del solicitante por el sonido de su voz. Pero lo que la voz de una persona parezca revelar acerca de su personalidad quizás no sea cierto.
Puede que alguna vez antes haya tenido malas características que hayan afectado la calidad de su voz. Puesto que la producción de la voz es un hábito mecánico, esa calidad de voz en particular quizás haya continuado aunque la persona haya mejorado su personalidad, como a los cristianos se les exhorta que hagan. (Efe. 4:22-24) Quizás la voz del individuo sea áspera y severa, pero él no tiene la intención de que suene así. Sea cual sea la impresión desagradable, puede ser cambiada por medio de mejorar la voz.
Si usted pronuncia conferencias públicas, su voz puede hacer que un auditorio reaccione favorable o desfavorablemente para con usted. Piense en los diversos oradores que ha escuchado. ¿Lo mantuvo atento el orador de voz débil y aguda? ¿Le infundió confianza el orador de la voz temblorosa y corto de resuello? ¿Le hizo a usted pensar que era sincero el orador en el cual notó una constantemente recurrente subida y bajada en la inflección de la voz? ¿No es verdad que lo impresionó más favorablemente el orador de voz clara, plena y fuerte que tenía variedad de inflexión?
De modo que si usted es orador público tiene una razón adicional para mejorar su voz. Pero primero tiene que reconocer que le es necesario.
Escúchese
Aunque usted mismo se escucha todos los días, no se escucha de la manera que otros lo escuchan. Las vibraciones que su voz produce en su cuerpo hacen que su voz suene para usted diferente de como suena para otros que solo oyen el sonido que les llega a través del aire. Si usted nunca ha oído su voz en una grabadora de alta fidelidad es muy probable que se sorprendería mucho al oírla. Por lo general una persona, al oír una grabación de su voz por primera vez, dice con incredulidad: “¿Es ésa mi voz? ¡Mi voz no suena así!”
De modo que para oírse usted mismo como otros realmente lo oyen, haga una grabación de su voz en situaciones que incluyan conversación, lectura en voz alta y una conferencia pública, si en alguna ocasión dicta una. Vea si la voz que usted oye refleja la personalidad que a usted le parece tener. Note si es agradable y fácil de escuchar. ¿Es suficientemente fuerte, o demasiado fuerte? ¿Son claros los tonos y las palabras? ¿Es suficientemente amplio el alcance del tono? ¿Suena fingida la voz? ¿Es una voz que a usted le gustaría escuchar? Después de oírla usted podrá determinar mejor en qué habrá de trabajar para mejorarla.
¿Qué afecta la calidad de la voz?
La columna de aire que usted envía desde sus pulmones cuando está hablando es el fundamento de los sonidos que usted produce. Entra en la caja de la voz, que se llama laringe, donde hay dos pliegues de tejido muscular, que se llaman cuerdas vocales. El aire que pasa entre ellas las hace vibrar. Su tono cambia a medida que los músculos las aprietan o las relajan, tal como el tono de una cuerda de violín cambia cuando se aprieta o se afloja. Cuando están extensamente separadas, se permite la respiración calmada común. Pero cuando se juntan, se pueden crear los sonidos que se usan al hablar.
El sonido de sus cuerdas vocales viaja por el aire de su garganta hasta la boca y las cavidades de los senos. Estas ayudan a amplificar el sonido que proviene de las cuerdas vocales, tal como lo hacen los tubos que progresivamente se ensanchan de muchos instrumentos de viento. Las cavidades también son resonadores y son factores importantes para la calidad de la voz. Diferente de lo que sucede en el caso de un instrumento musical de bronce, pueden ser modificadas por la contracción y el relajamiento muscular de manera que puede hacérseles grandes o pequeñas y de diversas formas según lo que uno haga con las mandíbulas y los labios. El resultado es un cambio en la calidad del tono.
Estas cavidades resonantes de su cabeza y su garganta se pueden comparar a la caja de un violín. Los sonidos que producen las cuerdas vibradoras son reforzados por la caja o cuerpo hueco que está debajo de las cuerdas y se pueden oír fácilmente aun a cierta distancia. La forma y el tamaño de esa caja afectan el tono. En consecuencia, el violín tiene un tono diferente del que tienen una viola o un violoncelo. Sus cavidades resonantes son tan importantes para los sonidos que provienen de sus cuerdas vocales como las cajas de estos instrumentos lo son para los sonidos que provienen de sus cuerdas.
La manera en que usted use los labios, la boca, la garganta y el aliento afecta la calidad de su voz. Es por eso que un cantante entrenado que sabe usar su aliento y cavidades resonantes con provecho óptimo puede producir sonidos de los cuales se disfruta mucho más al escucharlos que de los que produce un cantante no entrenado. Lo mismo aplica a los oradores entrenados y no entrenados.
Si usted no abre la boca, sino que habla con los dientes entrecerrados y los labios apretados, no puede tener buena resonancia y una voz agradable. Este hábito también hace difícil entender lo que usted dice. Al abrir usted la boca puede hacerse más audible con menos esfuerzo y puede producir tonos claros y plenos.
Control de la respiración
El mejorar la calidad de la voz principia con la respiración. Para tonos firmes y suaves de volumen adecuado, se necesita un buen abastecimiento constante de aire bien controlado. Esto se logra respirando con el diafragma, que es una hoja muscular que está debajo de los pulmones, más bien que desde la parte somera, superior, de los pulmones, como lo hacen tantas personas. A menudo a los cantantes se les recuerda hacer esto diciéndoles que ‘apoyen sus tonos contra su cinturón.’ Por medio de la respiración diafragmática uno llena sus pulmones hasta su parte inferior. Cuando se hace esto uno puede sentir la presión de su cinturón u otra parte de su indumentaria en su abdomen.
Teniendo un buen abastecimiento de aire y controlando su uso con el diafragma más bien que con los músculos de la garganta, usted puede proporcionarle a su voz apoyo adecuado sin forzarla. Las personas que no han aprendido a relajar los músculos de la garganta y desarrollar el hábito de la respiración diafragmática ejercen una tensión tan tremenda en sus músculos de la voz que a menudo enronquecen después de hablar por algún tiempo. Esto es cierto en particular si están tratando de hacerse oír por encima de un ruido del exterior.
Un orador o cantante entrenado puede usar su voz por horas sin forzarla debido a que mantiene relajados los músculos de la garganta. Obtiene la fuerza que necesita confiando en la fuerte columna de aire que resulta de utilizar su poderoso músculo del diafragma. Haciendo esto, un cantante de ópera puede cantar intermitentemente durante dos o tres horas con un volumen que llena un auditorio, y sin enronquecer.
Cómo mejorar su voz
El aprender a controlar su respiración es lo primero en lo cual trabajar. Haga un esfuerzo consciente por evitar el ensanchar la parte superior de su pecho cuando inhale para hablar o cantar. Haga que la parte inferior de sus pulmones se ensanche. Retraiga el abdomen de modo que apoye al diafragma. Entonces controle la salida del aire dejando que sus pulmones exhalen gradualmente con buen apoyo diafragmático sostenido por los músculos abdominales. Al mismo tiempo trate de mantener relajados los músculos de la garganta. Esto puede practicarse contando hasta donde sea posible, sin tensión, con una sola inhalación de aire. El leer en voz alta también es buena práctica.
La resonancia se puede mejorar sintiéndola en la cabeza. Esto se puede hacer exagerando los tonos vibrantes y prolongándolos. El tararear y resonar las letras “m” y “n” ayudarán a mejorar su resonancia. Combine estas letras con vocales en palabras como mano, mente, ten, dan, son, etc. Alargue el sonido de la “n” y la “m” el doble de lo acostumbrado mientras practique.
Para que las palabras que usted hable salgan completas y claras necesita buena articulación. Esto requiere libre movimiento de los labios, la lengua y las mandíbulas, porque éstos dan forma a los sonidos. Si usted tiene el hábito de hablar con los labios y las mandíbulas apretados debe practicar ejercicios que los hagan más flexibles. Con la práctica usted también puede mejorar la articulación de modo que sus palabras salgan claras. Los sonidos no deben juntarse, de modo que desaparezcan algunas sílabas. Quizás se tenga que trabajar en eso pacientemente por muchos meses. Un buen ejercicio es leer en voz alta. Mientras lo haga, pronuncie correctamente cada palabra y haga resonar cada una cuidadosamente. Pero tenga cuidado de no extralimitarse en ello y desarrollar una manera afectada de hablar.
Supongamos que usted tiene el problema de habitualmente hablar con la voz en un tono demasiado alto. ¿Qué puede hacer para vencer esto? Un tono alto se debe a la tensión de los músculos que controlan los pliegues o cuerdas vocales. Aprietan los pliegues y por eso elevan el tono de la voz. Al relajar los músculos de las mandíbulas y de la garganta y al usar la respiración diafragmática usted puede desarrollar un tono más agradable y bajar el tono de su voz a un alcance medio, que es un nivel más natural y que suena menos forzado. Entonces usted tendrá un alcance más amplio para la inflexión.
Es agradable oír una voz queda, dulce, de tonos claros, pero la voz no debe ser demasiado queda. Cuando lo sea, quizás se le haga difícil a la gente oír lo que usted diga. Con el control apropiado de la respiración la persona de voz queda puede controlar su volumen, manteniéndolo adecuado en toda clase de situaciones.
Por otra parte, algunas personas tienen voces que siempre son bombásticas. Esas voces no encajan en alrededores tranquilos y pueden irritar a otras personas. Esto es especialmente cierto cuando se escucha por teléfono a la persona que habla así. A veces se hace necesario sostener el audífono a varios centímetros del oído debido a que la voz que viene del otro extremo es inconsideradamente fuerte. El aprender a variar el volumen de su voz de manera que cuadre con las circunstancias es uno de los factores que contribuyen a una buena voz.
El que la persona que tuviera una voz perpetuamente fuerte se escuchara en una grabadora y oyera cómo la oyen otros le ayudaría a ver la necesidad de disminuir su volumen. Todo lo que se necesita para mejorar tal voz, en lo que toca a volumen, es un poco de esfuerzo consciente por hablar en voz más baja.
Temperamento y actitudes
Lo que se refleja en particular en su voz que hace que la gente llegue a conclusiones acerca de usted son su temperamento emocional y actitudes. Usted puede comprender esto al pensar en varias personas de su vecindario. Las emociones de éstas comunican cierto color a sus voces.
Una mujer de mal genio, por ejemplo, quizás tenga una voz severa, encolerizada, al estar perturbada emocionalmente. Otra persona quizás revele su opinión de alguien hablando con una voz cargada de sarcasmo. Otra puede exudar de su voz vileza que es como el veneno de una culebra. Por otra parte, la persona que es feliz puede demostrarlo con animación en su voz, y la que está enamorada puede mostrarlo con un tono soñador.
Una actitud crónica de queja se podría reflejar en la voz por un sonido de gemido. La persona que es indiferentemente egoísta para con otros quizás tenga una voz con un dejo de dureza. La persona compasiva quizás revelará esa actitud con una voz afectuosa, comprensiva. De modo que son muchas las emociones y actitudes que puede reflejar la voz. Estas no se pueden mejorar con ejercicios de la voz; requieren un cambio de personalidad. La aplicación del consejo espiritual edificante de la Palabra de Dios hace posible ese cambio.—Col. 3:5-10.
Haciendo esto, la persona puede trabajar en su voz de modo que ya no refleje su vieja personalidad. Aunque no se lograra nada más, tan solo este cambio de impresión haría que todo el esfuerzo envuelto en mejorar la voz valiera la pena.