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  • ¿Adónde van las Naciones Unidas?

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  • ¿Adónde van las Naciones Unidas?
  • ¡Despertad! 1972
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¡Despertad! 1972
g72 22/6 págs. 5-7

¿Adónde van las Naciones Unidas?

CADA año el 24 de octubre las Naciones Unidas celebran su aniversario. En esa ocasión se presenta un concierto especial en su sala de la Asamblea General. Una pieza musical en particular que a veces se ejecuta es la poderosa sección coral de la Novena Sinfonía de Beethoven. Evidentemente, se cree que la letra de esta música que habla acerca de la hermandad del hombre está en armonía con el espíritu y el propósito de las Naciones Unidas.

Sin embargo hoy día, después de veintiséis años de la existencia de las N.U., ¿vemos que las palabras “Todos los hombres serán hermanos,” que han sido cantadas tan emotivamente, estén siendo puestas en práctica por las naciones miembros? ¿Ha sido esa misma sala de la Asamblea General donde se ha cantado este noble pensamiento el escenario de gran unidad durante las muchas reuniones de las Naciones Unidas?

Todo lo contrario; en años recientes el mundo ha presenciado algunas muy tempestuosas sesiones en los imponentes edificios de las N.U. en el centro de Manhattan. Esto ha producido un aumento en el número de personas que piensan que tienen serias dudas acerca del futuro de las N.U. Se han desilusionado de ellas. Tal vez usted sea una de esas personas.

Por otra parte, hay algunos que piensan que los problemas que acosan a las N.U. podrían ser resueltos si se hicieran ciertos cambios. ¿Qué opina usted?

¿Ayudarán los cambios?

Cyrus R. Vance, ex-embajador de los Estados Unidos a las conferencias de paz en París, dijo recientemente: “Estamos definitivamente entrando en una nueva fase de la historia de las Naciones Unidas. Este es un tiempo absolutamente crítico en el cual tratar de hacer de esa organización lo que debe ser si se quiere que éste sea la clase de mundo que debe ser.”

¿Son cambios en las N.U. la solución? Considere el que se hizo durante la guerra coreana en los años 1950. En aquel tiempo se aprobó una resolución que hacía que el voto de dos terceras partes de la Asamblea General fuera suficiente para anular el veto de uno de los miembros del influyente Consejo de Seguridad. Se creía que esta modificación en el procedimiento detendría cualquier intento de un miembro del Consejo de Seguridad por estorbar los esfuerzos pacificadores de las Naciones Unidas.

En realidad, este cambio no fue lo suficientemente drástico, como lo ha demostrado la historia subsecuente. En una crisis se encontró que no se pudo reunir un voto de dos terceras partes para anular un veto. La influencia de una de las naciones más poderosas que forme parte del Consejo de Seguridad tiene gran efecto en la manera en que votan los miembros de la Asamblea General.

Los esfuerzos que se hicieron para resolver la reciente crisis que surgió entre la India y Paquistán fueron estorbados por el veto en el Consejo de Seguridad. Esto hizo que el ministro de relaciones exteriores de Paquistán levantara este clamor durante una sesión: “Hemos sido frustrados por el veto. Construyamos un monumento al veto. Construyamos un monumento a la impotencia y a la incapacidad.”

Bien, ¿hay alguna esperanza de que se hagan verdaderos cambios para mejorar a las N.U.? ¿Qué muestra el registro pasado? En 1966 un editorial de la publicación Human Events de Washington, D.C., advirtió que “solamente reformas drásticas salvarán [a las Naciones Unidas] del destino de la Sociedad de Naciones [que fracasó en 1939].” En 1970 todavía se oía la misma advertencia, porque el Times de Nueva York publicó un artículo intitulado “Un llamado para la reforma de las N.U.” Pedía una consideración de “la mejor manera de desmantelar y reconstituir [las Naciones Unidas].”

Además, los comentarios que hizo este mismo periódico al cierre de la sesión veintiséis de las N.U. el mes de diciembre último no son muy optimistas. “No hubo nadie que al fin de la sesión pudiera decir honestamente que se había hecho un nuevo y promisorio comienzo. . . . Había la firme opinión de que las Naciones Unidas, como lo han hecho en el pasado, continuarían atendiendo diligentemente asuntos secundarios, pero siendo paralizada o pasada por alto por las grandes potencias al surgir asuntos importantes.”

¿Por qué no se hacen cambios más significativos? J. Russell Wiggins, anterior embajador de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas, contesta: “Los esfuerzos que se hicieran para cambiar el sistema crearían problemas todavía mayores.” Obviamente las Naciones Unidas no están mejorando. En vez de eso, a muchos les parece que se están dirigiendo a su desintegración.

¿Qué hay de sus logros?

En el campo de los servicios especializados las Naciones Unidas han hecho contribuciones notables. Educación, salud, asistencia a los pobres, desarrollo de la agricultura y la industria están entre éstos.

Pero estos logros, cuando se les compara con la magnitud de los problemas del mundo, se desvanecen en su insignificancia. La pobreza, las enfermedades y el hambre pueden haber sido atacados, pero están lejos de haberse vencido. En 1965, la revista Saturday Review lamentó el hecho de que las N.U. “están teniendo problemas en cuanto a tender un puente sobre la fosa que separa a las naciones ‘que tienen’ de las que ‘no tienen.’ Tristemente, la fosa sigue ensanchándose con cada día que pasa.” Y si usted repasara los informes de prensa del año pasado acerca del hambre, la pobreza y las enfermedades que afligen terriblemente a la India, Paquistán y a algunas naciones africanas, podría decir que todavía no se está tendiendo el puente sobre esa fosa.

Hay quienes dicen que un gran logro de las N.U. es que han evitado que estalle una guerra de gran proporción. Esto se debe a que las N.U. proveen un lugar donde los hombres pueden reconsiderar las cosas. Y, como una vez dijo Winston Churchill: “Hablar y hablar es mejor que guerrear y guerrear.” Aunque es cierto que esto pudiera parecer razonable, el ex-secretario general U Thant una vez advirtió que las Naciones Unidas estaban en camino a convertirse en “meramente un foro de debate, y nada más.”

Una consideración de la historia del mundo en estos veintiséis años de la existencia de las N.U. desde un punto de vista apegado a la realidad muestra que muy a menudo ha habido ocasiones en que se ha pensado que la guerra era mejor y más eficaz que el debate. Las naciones miembros en diferentes partes del mundo marcharon a los campos de batalla más bien que a la mesa de conferencia. De hecho, se calcula que desde 1945, el año en que nacieron las Naciones Unidas, se han peleado unas cincuenta y cinco guerras, incluso la que ocupa el tercer lugar entre las más grandes de la historia de los Estados Unidos.

También provoca serio pensamiento el hecho de que desde entonces, según cierta fuente de información, más de trescientas revoluciones, levantamientos, golpes de estado, rebeliones e insurrecciones han tenido lugar por todo el mundo. Se necesita mucho más que solamente debatir.

¿Surten efecto sus sesiones?

Mitchell Sharp, secretario de Estado del Canadá para asuntos exteriores, se quejó de la tremenda cantidad de discursar que se realiza en las N.U. Dijo que la organización se estaba ahogando en un mar de palabras.

Uno que fue primer ministro del Canadá, Lester Pearson, concordó, y agregó que las Naciones Unidas se están “sofocando en sus propios documentos.” ¿Da esto la impresión de que sus sesiones surten efecto?

La manera en que todo esto puede estorbar los esfuerzos que se hagan para resolver una crisis se demostró en las sesiones que se celebraron para considerar la guerra entre la India y Paquistán. El delegado paquistaní Zulfikar Ali Bhutto dijo: “Me temo que el Consejo de Seguridad se ha distinguido en el arte de obstruccionar. Con cierto cinismo observé ayer la pérdida de toda una hora en considerar si los miembros estarían listos para reunirse a las 9:30 de la mañana o si la cama y el desayuno requerirían que se reunieran a las 11 de la mañana.” Durante ese tiempo centenares de personas perdían la vida en la guerra.

Poco más de una semana antes de esto, una cortante discusión hizo que una sesión de las N.U. tuviera que ser suspendida. Un delegado gritó y sacudió amenazadoramente los puños ante el subsecretario-general, demandando el derecho de hablar antes que otro delegado que debía dar un informe. Hubo que separarlos antes que se golpearan. Ciertamente, incidentes como éste no generan respeto ni confianza en este organismo mundial.

Calamidades financieras

El presupuesto de las Naciones Unidas para 1971 fue de alrededor de 950 millones de dólares. Pero no logró sufragarlo. Según un informe, la organización mundial tiene una deuda de 189 millones de dólares. Ahora con la expulsión de la China nacionalista la situación no ha mejorado, porque difícilmente pagará la deuda de 30 millones de dólares de ésta la recién llegada China comunista. Lo que es más, el número de los que no pagan y de los que pagan con atraso está aumentando entre las 132 naciones miembros.

Recientemente, ha habido ocasiones en que las N.U. han tenido que pedir prestado de fondos en fideicomisos o cuentas especiales solamente para poder pagar los sueldos del personal. Aumentan el problema financiero las naciones que rehúsan pagar por ciertas acciones con las cuales no han estado de acuerdo. Estas creen que no tienen obligación de apoyar financieramente algo que repudiaron al votar. Si estos problemas financieros continúan, las N.U. van encaminadas al desastre económico.

¿Adónde van, en realidad?

La situación en que se encuentran las Naciones Unidas hoy día es sombría. Hay poca esperanza de que mejore. Como lo hizo notar un escritor: “Mientras las Naciones Unidas se compongan de hombres con las limitaciones inherentes a la mente humana, hablarán de paz pero se preparan para la guerra.”

El fallecido Adlai Stevenson describió el problema de esta manera: “La cuestión central es si la maravillosamente diversa y talentosa asamblea de seres humanos en esta Tierra sabe en realidad dirigir una civilización.” La respuesta obviamente es No.

¿A qué se debe esto? A que Jehová Dios no creó al hombre con la habilidad de gobernar su propia especie. Él necesita que Dios haga esto para él. Es por esto que los esfuerzos del hombre por hacerlo se enfrentan a tantas dificultades. ¡Y esto también ayuda a comprender a dónde en realidad van las N.U. y por qué!

A la vista de Dios, las N.U. representan el desafío de este mundo a él y al gobierno celestial que él ha establecido para gobernar a esta tierra, su reino mediante Cristo. Las N.U. por lo tanto tratan de hacer lo que solamente Dios puede hacer y hará, a saber, traer verdadera hermandad, paz y seguridad permanente a esta Tierra. Porque lo desafían, van encaminadas a destrucción a manos de él.—Mat. 24:15; Rev. 17:8-11.

¿Qué hará usted? ¿Dónde cifrará usted su confianza? Su decisión envuelve su vida.

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