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¡Despertad! 1975
g75 22/3 pág. 20

“Creímos que era la policía”

EL APÓSTOL Pablo escribió que “la palabra de Dios es viva y ejerce poder.” (Heb. 4:12) De hecho, la Biblia puede ejercer su poder dando a los individuos una esperanza sólida para el futuro y ayudándolos a mejorar su vida.

En una reciente asamblea de los testigos de Jehová, un joven de Filadelfia, casado, explicó cuán cierto había sido esto en su vida:

“El verano pasado durante nuestras vacaciones, mi hermano menor vino desde Hawai para visitarnos a mi esposa y a mí. Juntos salimos de excursión. Todas las noches nos leía la Biblia alrededor de la hoguera del campamento. Podíamos ver que mucho de lo que la Biblia dice parece aludir a los sucesos del día actual. De manera que cuando él regresó a Hawai, mi esposa y yo continuamos leyendo la Biblia juntos en voz alta todos los días. En poco tiempo habíamos terminado las Escrituras Griegas Cristianas y gran parte de las Escrituras Hebreas.

“De nuestra lectura y de nuestra observación de lo que acontecía en el mundo, llegamos a la conclusión de que vendría una gran destrucción sobre la Tierra y que solamente un número pequeño de personas sobreviviría. Llegamos a creer que entonces la Tierra tendría nuevamente la oportunidad de desarrollar su belleza natural.

“Aproximadamente para este tiempo un amigo nuestro vino a visitarnos desde Vermont, y le contamos las cosas que habíamos estado aprendiendo de la Biblia. Comentó que hablábamos igual que los testigos de Jehová. Debido a que en realidad no sabíamos quiénes eran los testigos de Jehová, no dimos mucha importancia a esta declaración y continuamos nuestra lectura diaria de la Biblia. Nos sentimos genuinamente gozosos por primera vez en los últimos años, debido a que ya no estábamos excesivamente preocupados por las cosas horribles que veíamos acontecer en el mundo.

“A medida que el verano llegaba a su fin, nos sentimos algo descorazonados. No podíamos entender todo lo que leíamos en la Biblia, y creíamos que no deberíamos ser los únicos que pensábamos así. No obstante, cuando examinábamos las iglesias podíamos ver que ellas no estaban predicando el mensaje de la Biblia y que a menudo practicaban cosas censuradas en las Escrituras.

“Entonces llegó a nuestras manos un ejemplar de la Biblia que usaba el nombre divino Jehová. Un día, con verdadera desesperación, oramos a Dios usando el nombre divino por primera vez. Oramos pidiendo entendimiento y ayuda para saber a dónde dirigirnos y qué hacer. Después de lo que parecieron ser solo unos minutos, sonó el timbre de la puerta.

“Debido a que no conocíamos a otras personas en Filadelfia y también porque habíamos estado envueltos en el asunto de las drogas, y aún teníamos algunas escondidas en casa hasta ese momento, creímos que era la policía.

“Con cautela nos dirigimos a la puerta y vimos que, en vez de la policía, quien nos visitaba era una joven con su hijo. Era una ministro y estaba deseosa de hablar con nosotros de las mismísimas cosas acerca de las cuales habíamos estado orando hacía unos instantes. Cuando se identificó como testigo de Jehová, recordé la declaración previa de mi amigo. Después de hablar un rato sobre la Biblia, nos dejó un ejemplar del libro La verdad que lleva a vida eterna y nos habló de las reuniones de los testigos de Jehová. Esa misma noche leímos todo el libro La verdad. Nos dimos cuenta de que las ideas dispersas que habíamos obtenido de la Biblia encajaban ahora en un cuadro armonioso. El mismo día siguiente asistimos a las reuniones que ella nos había mencionado.

“Sin demora, mi esposa y yo abandonamos el uso de drogas. Poco tiempo después yo me había afeitado la barba y me había cortado el pelo lo suficiente como para dar la apariencia de alguien que estaba genuinamente interesado en ser un ministro. Ahora mi esposa y yo hallamos gran deleite en dedicar la mayor parte de nuestro tiempo a ayudar a otros a apreciar la belleza, el poder y la esperanza de la Palabra de Dios.”

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