No juzgue por la apariencia externa
■ La Biblia nos aconseja a no juzgar el corazón de una persona por su apariencia externa. Aunque un individuo vestido de andrajos entrara en un lugar de reunión de cristianos verdaderos, se le debería mostrar amor y consideración.—Sant. 2:1-4.
Lo que le sucedió a un joven en Malí, África, sirve para ilustrar el buen efecto que esto puede tener en el individuo. Un testigo de Jehová estaba estudiando la Biblia con este joven y vez tras vez lo invitaba a ir a las reuniones en el Salón del Reino. Aunque prometía hacerlo, el joven no iba. Por fin fue al Salón con el único motivo de evitar más invitaciones.
Fue en ropa sucia, demasiado corta para él, con parte que faltaba y parte desgarrada. Además, llevaba puesta una gorra tejida que le llegaba hasta las rodillas y terminaba en una bola de lana. Se vistió así con el propósito de que los testigos de Jehová rehusaran dejarlo entrar en su Salón del Reino. ¡Pero cuánto le sorprendió la calurosa bienvenida que recibió!
En cuanto al efecto que esto tuvo en él, el joven explica: “Nunca antes me había sentido tan avergonzado. Fui al Salón del Reino a fin de que me expulsaran, y, ¡miren, me recibieron como si fuera Testigo! Les digo la verdad, realmente deseaba que hubiese venido en ropa decorosa; todos estaban bien vestidos.” El hecho de que uno de sus amigos también estaba presente lo hizo sentirse aún más incómodo. Inmediatamente después de la reunión este amigo se dirigió a él y dijo: “Pero, ¿no te da vergüenza venir al Salón del Reino en ropa tan sucia? Realmente no esperaba eso de ti.” Desde ese tiempo en adelante, el joven empezó a tomar más en serio su estudio personal de la Biblia y su concurrencia a las reuniones. Ya está compartiendo celosamente con otros la verdad bíblica.