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  • ¡Despertad! 1978
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¡Despertad! 1978
g78 22/7 págs. 12-14

Visitemos una mina de sal

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Austria

“TOMÁS, ¿te gustaría ir con nosotros a visitar una mina de sal?” Este joven de 10 años de edad de nuestra vecindad se entusiasmó por la idea, y fue un deleite para nosotros tener un compañero para nuestro hijo de 12 años de edad. ¿Cuál era nuestra destinación? Hallstatt, una antigua aldea donde se mina sal en los Alpes austríacos.

Al llegar a Hallstatt, estacionamos nuestro automóvil y entonces andamos al vagón movido por tracción de cable que va a llevarnos a la montaña de sal. Por las ventanas se nos presenta una grandiosa vista del lago de Hallstatt y la majestuosa montaña que se eleva escarpadamente de su playa.

El campo de sepulcros de Hallstatt

Abandonamos el vagón y nos dirigimos a la casa de los mineros. El camino nos lleva a través de un tremendo campo que contiene más de 2.000 sepulcros. Han abierto unos 1.300 de éstos y han sacado de ellos hasta 10.000 artículos que son del período entre 950 y 390 a. de la E.C. Ya en aquella época remota estaban minando sal de modo sistemático aquí. De los hallazgos que se han realizado en este lugar y en otros de la zona, los arqueólogos han podido reconstruir el período de la civilización de 750 a 450 a. de la E.C. tan acertadamente que ha llegado a llamársele la “época de Hallstatt.”

Los hallazgos revelan que la gente creía que seguirían existiendo después de morir. Algunos de los artículos que se hallaron enterrados con los difuntos fueron urnas, tazas, cubos, armas y alhajas.

En una pradera que yace a una altitud de 1.370 metros, los excavadores han sacado vajillas de barro de grafito. En el fondo de nueve de los vasos el alfarero había esculpido señas en el barro húmedo. Una de estas figuras se parece a un tenedor con varios dientes. La obra Alte und Neue Funde aus Hallstatt (Viejos y nuevos hallazgos de Hallstatt) declara que se cree que la figura es un carácter de una antigua escritura. También leemos: “Esta se halla hasta en la más antigua escritura de letras de los abecedarios semíticos así como también en el complemento de letras de antiguas inscripciones griegas.” Se cree que la seña es un símbolo para “lluvia.” El libro Vom Amulett zur Zeitung (De amuleto a periódico) señala que, como símbolo pictográfico de la antigüedad, esta seña en particular aparece por toda la Tierra durante “etapas de la civilización mitológicamente orientadas.” Pasa a decir: “Se pueden hallar variaciones de esas señales en Mesopotamia, en Grecia, en el norte de Europa (cultura Hallstatt), entre los indios [norteamericanos] y en China.” Así, parece que ni siquiera este valle remoto en la zona de Hallstatt escapó de la influencia ejercida por la cultura y la religión mesopotámicas.

Un recorrido de la mina

Pero ya estamos ansiosos de hacer un recorrido de la mina misma. En la casa de los mineros se les provee a los visitantes trajes de faena protectores. Puesto que los tamaños se distinguen por diferentes colores, nos es fácil hallar una prenda que nos viene bien.

Un poco más allá de la casa de los mineros está el túnel que sirve de entrada a la mina. Un minero nos da la bienvenida con su saludo típico: Glück auf! (la “¡buena suerte!” del minero). El pasaje que lleva al interior de la montaña fue labrado en el año 1719. Nuestro guía nos informa que vamos a caminar unos 300 metros en el túnel que lleva a través de las rocas de cubierta. Una capa impermeable impide la lixiviación de los grandes depósitos de sal. Es probable que en un período más temprano la capa exterior también haya contenido sal. Pero gradualmente el agua puede haberse llevado esta sal, dejando el barro impermeable para proteger los depósitos de sal más abajo.

Después de unos minutos llegamos a un túnel transversal más largo. De aquí, un resbaladero hecho de troncos de árboles pulidos nos lleva a una cavidad grande abajo. Los cuatro nos sentamos en el resbaladero empinado y, después de darnos una empujadita nuestro guía, vamos descendiendo rápidamente por el túnel. La extensión del resbaladero obra como freno para parar nuestro movimiento, y ante nosotros se extiende un espacio tremendo parecido a caverna. Tiene 2.000 metros cuadrados y una capacidad volumétrica de 3.700 metros cúbicos.

La producción de sal

Nuestro guía explica que esta zona antes servía como instalación de disolución. Para abrir una instalación de esta clase, los mineros emplean explosivos para hacer una cavidad subterránea de unos 20 por 40 metros. Por medio de un túnel, como aquel que pasamos en el resbaladero, se echa agua dulce en la cavidad hasta que ésta llega al techo. El agua disuelve la sal, la materia insoluble se hunde al fondo. Después de seis a ocho semanas, 100 litros de agua contienen de 31 a 33 kilos de sal. A medida que el agua va lixiviando la sal, el techo de la cavidad va elevándose más y más, y la cavidad misma se mueve hacia arriba. Varía según la concentración de sal, pero cada proceso de extracción quita por lixiviación de 50 a 150 centímetros del techo. Se puede repetir este proceso de 50 a 70 veces. Entonces se saca la solución salina. Con este propósito, los mineros no solo han cortado un túnel inclinado que lleva a la cavidad, sino también uno horizontal debajo de éste por el cual pasa un tubo para sacar la solución salina. Entonces la instalación de disolución se cierra.

Siguiendo nuestro recorrido por el interior de la montaña, subimos los escalones que están al lado del resbaladero por el cual habíamos llegado a la tremenda cavidad. Por fin nos hallamos a unos 800 metros del pasaje de entrada y, medido desde la superficie, a unos 400 metros por debajo de ésta. De nuevo los cuatro disfrutamos de un descenso rápido en resbaladero, y ante nuestros ojos se extiende la vista espectacular de un lago subterráneo. Luces de diferentes colores iluminan la cavidad y el agua refleja las letras que forman el saludo de Glück auf! que nos dio el minero.

Esta instalación es más grande que la primera que vimos. El techo se extiende sobre un área de 3.800 metros cuadrados, y el volumen de esta cavidad asciende a 15.300 metros cúbicos. Un camino que bordea el “lago” subterráneo nos permite ver la instalación desde todo punto. El reflejo del techo en el agua sumamente salada y espesa del lago es tan claro que podemos reconocer todo detalle como si fuera en un espejo.

El fin de nuestro recorrido

El camino a través de esta cavidad subterránea lleva a un foso que tiene varias tablillas de anuncios. El guía nos explica que la solución salina se transporta en un tubo de 40 kilómetros y entonces es procesada para finalmente llegar a ser sal para propósitos industriales o para la mesa.

Terminado nuestro recorrido, subimos unas escaleras de caracol y de nuevo nos hallamos en el túnel que sirve de entrada. Nuestro guía nos invita a sentarnos en un pequeño vagón que va en rieles. Los túneles tienen un declive ligero de más o menos 1,5 por ciento. Esto es suficiente para que podamos llegar hasta la luz del día en la salida.

Realmente aprendimos mucho, y el tiempo pasó rápidamente en la región subterránea de los mineros. Tomás dijo a sus padres: “Hace mucho que no he tenido un día tan agradable.” Nuestro hijo añadió: “¡Qué experiencia!”

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