La mediana edad... ¿años dorados, o tiempo de crisis?
“¡LA VIDA empieza a los 40 años!”, se dice. Y muchas personas que pasan por la “mediana edad” estarían completamente de acuerdo con esa opinión. Cierta señora dice: “De veras, no querría volver a tener 18 años de edad. Soy mucho más feliz ahora, que tengo cincuenta y tantos, de lo que he sido en muchos años”.
Sí, para algunas personas esos son los “años dorados”. Tienen a su disposición sabiduría, fruto de sus años de experiencia en la vida. Por eso se sienten competentes, que dominan razonablemente su vida. Ni siquiera la perspectiva de que sus hijos se vayan las desalienta demasiado. Más bien, ven que tendrán la oportunidad de dedicar más tiempo a asuntos personales y disfrutar de mayor intimidad junto a su cónyuge. En lugar de estar decaídas, su vida abunda en actividad significativa.
No obstante, otras personas no son tan optimistas. ‘Pues el cumplir 40 años —dicen ellas— no es el comienzo de nada... es simplemente el fin de la juventud.’ Y puede que tengan motivo para sentir aprensión. Desconcertadas por las primeras señales de que están envejeciendo, puede que se sientan como el hombre que dijo: “Cuando me veo esas bolsas debajo de los ojos, sé que ya soy un hombre acabado. No me dirijo a ninguna parte, sino al cementerio”.
Además, tal vez las acosen las preocupaciones financieras. Puede que la soledad las angustie. Y a medida que la salud de ellas se deteriora gradualmente, y por primera vez se encaran al espectro de la muerte, quizás duden de que su vida haya tenido significado, de que el futuro realmente ofrezca algo de valor. ‘¡Oh, si recobrara la juventud!’, tal vez diga suspirando cada una.
Sin embargo, la Biblia señala: “Cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará” (Gálatas 6:7). El que la mediana edad sea “dorada”, o un tiempo de crisis, tiene mucho que ver con lo que uno haya “sembrado” durante sus primeros años de vida... los valores por los que haya tenido alta estima, los hábitos que haya cultivado y las metas que se haya esforzado por alcanzar en la vida. Puesto que con el tiempo muchos de nosotros tenemos que pasar por la mediana edad, examinemos algunas de sus perspectivas... y problemas.