Un ave que opta por estar aprisionada
Las zonas tropicales y subtropicales de Asia y África son el hogar del cálao. Esta ave de color oscuro parece estar en gran desventaja debido a su enorme pico. Y cuando la hembra está encerrada en el hueco de un árbol, donde solo hay un agujero bastante grande como para que ella saque la punta del pico, cualquiera podría llegar a la conclusión de que algo definitivamente no está bien.
Pero las apariencias pueden engañar. Este pico lleno de muchas cámaras de aire, que parece incómodo, es comparativamente liviano y exactamente apropiado para el cálao. Éste se posa en una rama suficientemente fuerte como para aguantar el peso de su cuerpo, y hace buen uso de su pico largo para alcanzar las frutas.
Por varias semanas las hembras de la mayor parte de las variedades de este pájaro viven en confinamiento y los machos las alimentan con la regurgitación de ellos. Las hembras de por lo menos una variedad usan una mezcla de barro, estiércol y partículas de alimento para asegurar la pared, y los machos amablemente proporcionan el barro que ellas necesitan.
La confinada hembra permanece tranquila mientras incuba sus huevos. A medida que permanece encerrada, ella pierde las plumas de la cola y de las alas, de modo que, hasta que le vuelvan a crecer, le es imposible volar. Así, el aprisionamiento que ella se impone le sirve de protección.
El varón se mantiene muy ocupado cuidando de la hembra y de los pequeñuelos. En el transcurso de una hora tal vez visite el nido 20 veces para proporcionar alimento. Una vez que los pájaros salidos del cascarón llegan a tener un apetito demasiado grande para que él lo satisfaga a solas, la madre, que ya tiene todo su plumaje, sale de su confinamiento y se pone a ayudar al macho en la tarea de alimentar a los pequeñuelos.
Los pequeñuelos proceden a cerrar la abertura grande por la cual la madre salió. Pero con el pasar del tiempo puede surgir un conflicto de intereses. Tal vez algunos de los pájaros estén listos para dejar el nido, mientras que otros no lo estén. Por eso, mientras que uno de los pequeñuelos empieza a derribar la pared, el otro está ocupado reparándola.
Ciertamente la observación cuidadosa y la investigación revelan vez tras vez que ciertos rasgos y comportamiento aparentemente extraños de los animales sirven un buen propósito. El cálao, con su pico largo y su manera extraordinaria de anidar, no es una excepción.