¿Prohibir el fumar en los aviones?
Recientemente, Lee S. Glass, doctor en medicina y leyes, trató este tema controversial en un artículo publicado en la revista Newsweek.
Él informó: “En una conversación con un supervisor de mantenimiento acerca del fumar, se me hizo saber que este vicio era muy costoso para las compañías aéreas. Todos esos kilos de tabaco convertidos en gramos de ceniza no desaparecen de por sí. Después de depositar cierta cantidad de sustancias carcinógenas en los pulmones del fumador, ese tabaco se expele por el sistema de ventilación, produciendo en él el equivalente mecánico de la arterosclerosis. El humo estropea los tubos metálicos tal como las arterias de los fumadores y cuesta mucho dinero restaurar la salud del sistema”. Entonces, ¿por qué toleran las compañías aéreas este gasto innecesario cuando con solo prohibir el fumar ahorrarían mucho tiempo y dinero? “La razón por la que las aerolíneas toleran el costo —explica Glass— es que las ganancias obtenidas de la venta de boletos a fumadores es superior a la cantidad de dinero que se ahorrarían si prohibieran fumar.”
Glass no acepta esta explicación. Él deduce que a la larga el apoyo dado por los no fumadores y por “todas las organizaciones contra el fumar que hay de Savannah a San Francisco” compensaría las pequeñas pérdidas. Con el tiempo, las aerolíneas “tendrían de nuevo a los fumadores, quienes, por no haber asientos para ellos, no fumarían. Las aerolíneas habrían reducido significativamente los gastos de mantenimiento porque sus ventiladores estarían limpios de los residuos del humo. Habrían dado un paso significativo en favor de la salud pública de la nación y habrían podido ayudar indirectamente a algunas personas a dejar de fumar”.