Asociación beneficiosa en el mundo animal
SHAKESPEARE escribió: “La naturaleza enseña a las bestias a conocer a sus amigos”. Y, ciertamente, hay muchos ejemplos de asociaciones beneficiosas en el mundo animal. Una de estas tiene que ver con el picabuey, un pájaro nativo de Sudáfrica.
Este pájaro, de aproximadamente veinte centímetros de largo, está equipado con un pico ancho y robusto de color amarillo o rojo, patas cortas y garras potentes. Se le suele encontrar posado sobre ungulados grandes, como los hipopótamos, y sobre el ganado doméstico. ¿Por qué sobre estos animales? El picabuey explora diligentemente cada grieta y arruga de la piel de estos, tratando de librar de garrapatas a su anfitrión. Su trabajo, sin embargo, es recompensado, porque estas garrapatas constituyen el principal alimento del picabuey.
Tanto el hombre como el animal se benefician de los servicios del picabuey. El ornitólogo Oliver Austin, Jr., hace notar que “tanto los bosquimanos como los granjeros los valoran [a los picabueyes] por librar a su ganado de las garrapatas”. Sin embargo, para los cazadores de África, los picabueyes no son más que un problema. ¿A qué se debe? Imagínese un cazador acercándose cautelosamente a distancia de tiro de su presa. De repente, este atento centinela, el picabuey, sale volando. Al gritar agitadamente, el picabuey alerta a su compañero de que se acerca algún peligro. ¡Y la caza se escapa!
La anémona y el camarón
Otra asociación poco común es la de una especie de camarón y la anémona, un invertebrado marino. Para muchos peces y otras pequeñas criaturas, un encontronazo con esta belleza submarina significa muerte segura. Cada uno de sus tentáculos puede proporcionar una picadura venenosa capaz de inmovilizar a su víctima. Entonces, la anémona tira de ella hasta su boca, situada en la base de los tentáculos.
Sin embargo, estos venenosos tentáculos no afectan al camarón, que vive protegido entre ellos. En esta relación simbiótica, al camarón se le protege de otros depredadores y se le provee comida, ya que se alimenta de los residuos que deja la anémona. A cambio, la anémona aparentemente se beneficia de los servicios de limpieza del camarón.
Otras asociaciones en el mar
Los peces, al igual que los humanos, pueden sufrir enfermedades e infecciones. Pero, ¿puede un pez tomar medidas preventivas para cuidar su salud? Sí, ciertamente, pues algunos parecen haber llegado a un acuerdo con el llamado pez cola de golondrina. Este diminuto habitante de las profundidades es especialmente buscado por meros, anguilas, rayas y tiburones.
Imagínese ahora a estos carnívoros haciendo cola en una estación de limpieza submarina a la espera de que les llegue su turno. Un enorme tiburón es el primero. El pez cola de golondrina le proporciona una limpieza de pies a cabeza, y elimina los tejidos infectados. Entonces desaparece dentro de la boca del tiburón, temiblemente dentada, y la limpia de los pequeños trozos de comida en descomposición, de los parásitos y los hongos. Con sus dientes tan afilados como agujas, el pez cola de golondrina también hurga en la garganta, y luego vuelve a salir al exterior por una branquia. Trabajo terminado..., y ¡que pase el siguiente!
En el caso de sus clientes más indecisos, el pez cola de golondrina hasta ejecuta una especie de danza, nadando de lado como para animar al pez tímido a que abra la boca y le permita realizar su trabajo. Pronto se abre la boca y se efectúan los servicios. Tan deseosos están muchos peces de recibir esta clase de tratamiento, que hasta se han producido peleas entre los que esperan en la cola. En un período de seis horas, un pez cola de golondrina atendió a trescientos peces.
Sí, estos animales han demostrado ser ‘instintivamente sabios’, como la Biblia los llama, al efectuar servicios útiles unos para los otros. (Proverbios 30:24.) Quizás nosotros, los seres humanos, pudiéramos aprender una lección de ellos y empezar a ‘practicar el dar’ para el beneficio de otros. (Lucas 6:38.)