De nuestros lectores
Limpieza
El artículo “Cómo hacer frente al problema de la limpieza” (22 de septiembre de 1988) me hizo reflexionar en mi propia crianza. A decir verdad, me crié sin ningún tipo de medidas higiénicas ni sanitarias, y todo por ignorancia. Después de leer este artículo, me sorprende que haya podido sobrevivir en condiciones tan insalubres. También les agradezco la útil lista de verificación que aparece en las páginas 10 y 11; me ha ayudado a dejar de postergar los trabajos. En seguida me puse a limpiar la alacena, etc. He librado una batalla contra las cucarachas, y la he ganado.
S. M., Santa Lucía (Antillas)
Niños que mueren
Soy médico, y en calidad de tal quisiera comunicarles mis impresiones respecto al tema “Millones de niños están muriendo. ¿Qué podría salvarlos?” (22 de septiembre de 1988). Valoro las medidas mencionadas para aliviar esta tragedia: mejor nutrición (dar prioridad a la lactancia natural) y mayor higiene. No obstante, ustedes citan las vacunas como una de las medidas para salvar vidas. Al decir que ¡Despertad! no recomienda un tipo de tratamiento médico como mejor que otro, evitan “pillarse los dedos”. Opino que el hecho de que publiquen esta información ya indica de qué lado están. ¿Acaso no es peligroso poner los intereses de la comunidad por delante de los intereses individuales? La cantidad de complicaciones patológicas y hasta mortales que producen demuestran que el hombre se ha visto contaminado por las vacunas.
D. G., médico, Francia
Sus artículos siempre me resultan interesantes y aprecio la investigación que hacen. Sin embargo, en el número del 22 de septiembre parece que estaban mal informados tocante a la eficacia y los peligros de las vacunas.
J. V., Francia
Con el fin de mejorar su salud, la gente hace muchas cosas que no son del todo convenientes. Hay quienes toman medicamentos que producen efectos secundarios indeseables, pues consideran que los beneficios compensan los riesgos. Muchos ven de modo similar las vacunas. Nosotros creemos que el vacunarse o no es una cuestión personal, aunque uno tiene que aceptar las consecuencias legales que puede producir su decisión.—La dirección.
La tarea de los padres
En una de las escuelas que visitamos con la revista “Padres, ustedes también tienen una tarea que hacer” (8 de septiembre de 1988), se nos dijo que primero teníamos que presentársela al administrador regional de Educación. Le dejamos un ejemplar a su secretario, y cuando regresamos, sugerí al administrador la posibilidad de dejar unos cuantos ejemplares en las salas de profesores. Pero me respondió: “Mejor aún, he leído la información, de modo que ¿por qué no trae a mi oficina un centenar de ejemplares y los distribuiremos entre todos los profesores?”.
K. A., Estados Unidos
Soy subdirectora de una escuela elemental de 655 alumnos. Después de que dejé al director un ejemplar de la revista ¡Despertad!, él decidió preparar una serie de cartas para los padres basadas en esta excelente información. Al principio manifestó su preocupación de que los publicadores de la revista quizás no deseasen que se citase de ella, pero le aseguré que no habría ningún problema. Sin embargo, tal vez quisieran hacérselo saber ustedes mismos.
S. S., Estados Unidos
No tenemos ninguna objeción a que se utilice información de la revista “¡Despertad!” para tales propósitos, siempre y cuando se haga saber que se ha tomado de “¡Despertad!”.—La dirección.