¿Llega usted siempre tarde?
DOS chicos estaban mandando unas invitaciones para una pequeña fiesta que iban a celebrar en su casa el sábado a las dos de la tarde. Al recordar que dos de sus amigos siempre solían llegar tarde a todas partes, uno de ellos sugirió: “¿Por qué no ponemos en sus invitaciones que vengan a la una? Así, probablemente llegarán a las dos, justo a tiempo”. ¡Y eso es exactamente lo que sucedió!
No todos los problemas relacionados con la puntualidad se resuelven con tanta facilidad. De hecho, no llegar a tiempo puede ser la causa de graves trastornos tanto para los que llegan tarde como para cualquiera que se vea obligado a esperarlos. Desde luego, hay que reconocer que no todas las culturas dan mucha importancia a la puntualidad. Pero sin importar el lugar donde uno viva, probablemente tendrá que preocuparse de llegar a tiempo para tomar un avión, para una reunión formal, una cita de negocios y hasta algunas reuniones sociales.
De modo que si suele llegar tarde a todas partes, ¿qué puede ayudarle a ser puntual? Y si usted es quien a menudo tiene que esperar a otros, ¿cuál pudiera ser una buena ayuda para enfrentarse a esta debilidad humana tan generalizada?
¿Llega tarde la mayoría de las veces? En primer lugar, intente identificar la causa. ¿Se distrae con facilidad? ¿Le resulta muy difícil organizar su vida o la de su familia? Con esfuerzo, puede vencer estos problemas. Por ejemplo: organice sus actividades habituales y haga planes en consecuencia, permitiéndose más tiempo del suficiente para cada cosa. Mire su reloj más o menos cada hora. En lugar de tratar de llegar a los compromisos importantes a la hora justa, propóngase llegar con tiempo de antelación. Ahora bien, ¿pudiera ser que su problema tuviese unas raíces más profundas?
Causas psicológicas
A veces, detrás de la tardanza hay motivos escondidos: evitar actividades desagradables, poner de manifiesto la importancia de uno, captar la atención o evitar la necesidad de esperar a otros.
La doctora Dru Scott comenta sobre una causa de la tardanza que aún es más sutil: “Un representante que está listo para salir de su oficina a tiempo para una reunión importante con un cliente se vuelve cuando ya está en la puerta con el fin de hacer ‘solo una llamada telefónica más’. Una abogada que está a punto de salir hacia el aeropuerto se ve impulsada a demorar su salida para dictar ‘solo un memorando más’. Este tipo de dilación les proporciona un estímulo negativo. Con ello se crea automáticamente una necesidad de experimentar esas acuciantes prisas del último momento”.
Sí, aunque desagradable, la emoción del último momento puede suministrar el estímulo que se necesita. Si sospecha que esta clase de emoción tal vez haya creado “adicción” en usted, ¿cómo puede vencerla? Dru Scott sugiere: “El tener un estímulo es una necesidad básica que todos compartimos, y no manifiesta falta de madurez que alguien lo busque. Seres humanos saludables reconocen esta necesidad y aprenden a satisfacerla de manera provechosa”.
En otras palabras: piense en lo que planea hacer durante la semana. ¿Ha incluido algunas actividades positivas que le proporcionen la emoción o el estímulo que necesita? ¿O lo único que tiene programado es una lista de rutinas monótonas y de poca importancia? No hay nadie que ejerza un control completo sobre sus actividades, pero si, en la medida de lo posible, se esmera en crear incentivos, puede que le resulte más fácil tolerar los aspectos rutinarios de la vida sin tener que recurrir a llegar tarde para darle emoción.
“¡Pero yo rindo más cuando estoy bajo presión!”
Algunas personas afirman que rinden más cuando esperan hasta el último momento. Si eso se cumple en su caso, muy bien. Pero sea honrado consigo mismo. ¿Es cierto que hace todo lo que le sería posible hacer cuando espera hasta el último momento?
En su libro Working Smart (Trabajar de modo inteligente), Michael LeBoeuf hace la siguiente observación: “Pocas personas, si acaso alguna, realizan un trabajo de máxima calidad cuando están bajo presión, aunque quieran creer otra cosa. [...] Primero, si usted se ve obligado a trabajar a un paso acelerado, aumentan las posibilidades de que cometa errores. [...] Segundo, [...] puede surgir algo sumamente urgente que le robe esos preciosos momentos que había asignado a hacer el trabajo. [...] Tercero, aun en el caso de que todo salga bien y consiga hacer mucho en poco tiempo, eso solo significa que puede ser eficiente, pero que no opta por serlo a menos que esté bajo presión. Al no lograr ser más a menudo lo que es capaz de ser, usted mismo se perjudica”.
¿Detesta esperar?
Quizás usted sea puntual, pero repetidas veces se vea obligado a esperar a otros que no lo son. ¿Qué puede hacer para ayudar a sus familiares, amigos o compañeros que normalmente llegan tarde, o al menos para soportar esa debilidad?
Tal vez pueda ayudarles si les recuerda de antemano sus citas o si habla con ellos con franqueza del problema. Es posible que algunas de esas personas, debido a sus antecedentes o debilidades personales, no respondan a la ayuda y continúen incomodando a otros al no presentarse a la hora. Si sus circunstancias exigen que viva o trabaje con personas así, acepte su dilación como un hecho de la vida y busque maneras eficaces de encararse a la situación.
Por ejemplo: puede prever que tendrá que esperar y prepararse para ello. Tal vez sea práctico quedar en un lugar donde la espera resulte agradable, como en una tienda o un restaurante. También puede llevar consigo algo de trabajo o de materia de lectura para mantenerse ocupado en algo productivo mientras espera. Cítese con esas personas a una hora temprana a fin de que su probable tardanza no le impida cumplir con los plazos que usted se haya fijado. En algunos casos, es posible que su buen juicio le dicte que no debe incluir en sus planes a los que por lo general llegan tarde.
Premie su puntualidad
Si tiene problemas en llegar a la hora, no excuse su debilidad ni la tolere con apatía, contando con que otros le esperarán, ya que sería una falta de consideración hacia la vida y los sentimientos de los demás. Piense en el caso de una novia que se presentó con tres horas de retraso a su boda. Como consecuencia, hubo que apresurarse a trasladar la ceremonia a una casa particular, lo que resultó en grandes molestias para los más de doscientos invitados. Ciertamente, nuestro interés por otros debería impulsarnos a ser puntuales.
Lo más probable es que sus esfuerzos por ser puntual resulten no solo en que llegue a tiempo a sus citas y actividades, sino que, en muchos casos, hasta llegue con antelación. Cuando esto suceda, ¡prémiese! La doctora Scott dice: “Cuando se encuentra tiempo, es como cuando se encuentra dinero. No lo adjunte a su presupuesto cotidiano, sino más bien, gástelo en algo que le guste. Piense en todas las cosas que le gustaría hacer si dispusiese de diez minutos adicionales cada mañana o de media hora por la tarde o de solo unos minutos aquí y allá durante el día. Tenga pensadas algunas ideas para que pueda premiarse con algo agradable siempre que llegue temprano a algún sitio”.
[Recuadro/Fotografías en la página 23]
No espere hasta el último momento
1. Divida las tareas ingentes y agobiadoras en actividades pequeñas y realizables.
2. Dé algún paso encaminado a la realización de cierto trabajo. Por ejemplo: si está aplazando la lectura de un libro, sáquelo del estante y colóquelo cerca de su silla favorita para leer.
3. Comprométase. Dígale a algún amigo o supervisor cuándo piensa terminar cierto proyecto.
4. Prémiese cada vez que termine una etapa de un proyecto largo.
5. Cuando vea que posterga cierta tarea, dígase: “Estoy perdiendo el tiempo”. Este recordatorio puede hacer que finalmente tome el control y decida dejar de demorarse.
6. Piense en el precio que hay que pagar por la dilación: ¿Aumentará el volumen de trabajo? ¿Aumentará el coste económico? ¿Y si se pone enfermo cuando llega el último momento? ¿Y si el proyecto dura más de lo que esperaba? ¿Pudieran surgir interrupciones? ¿Sufrirá la calidad de su trabajo si espera hasta el último momento?
[Reconocimiento]
(Tomado de “How to Get Control of Your Time and Your Life” [Cómo ejercer control sobre su tiempo y su vida], de Alan Lakein.)
[Fotografías]
¿Siente la necesidad de hacer ‘una cosa más’ antes de ir a una cita?
¿Es cierto que rinde más cuando está bajo presión?
Utilice el tiempo que pasa esperando para relajarse o hacer algo que desee hacer