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  • g89 8/11 págs. 23-25
  • ¿Cómo han podido hacerme esto?

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  • ¿Cómo han podido hacerme esto?
  • ¡Despertad! 1989
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¡Despertad! 1989
g89 8/11 págs. 23-25

Los jóvenes preguntan...

¿Cómo han podido hacerme esto?

“Yo respetaba a Gina como mi hermana mayor.a Solía llevarme al cine y ayudarme con mis tareas escolares. No sabía que tenía problemas, hasta que una noche se anunció que había sido expulsada de la congregación cristiana. Aquello fue una sacudida para mí. No podía creerlo, ya que nunca me había mencionado que tenía problemas.”—Terry.

“Bill era mi hermano mayor, y yo le tenía en alta estima. Era muy simpático, encantador y divertido. Cuando comíamos en familia, nos hacía desternillarnos de risa. Pero Bill era muy irascible. Empezó a frecuentar el trato de ciertos chicos ricos y mimados, y se metió en las drogas. Esto hizo que cada vez se pusiese más furioso, hasta el grado de pelear con nuestros padres. ¡Incluso le vi dar empujones a mamá en cierta ocasión! Una semana planeamos nuestra primera salida de camping como familia. ¡Cuánto anhelaba que llegase ese día! Pero entonces, Bill se marchó de casa sin decirnos dónde había ido. Estaba asustado y preocupado por él, pero a la vez enfadado; enfadado porque papá tuvo que cancelar nuestro viaje y enfadado porque Bill siempre echaba todo a perder.”—Don.

EL QUE un hermano mayor se rebele, se marche de casa, sea arrestado o de alguna forma resulte en deshonra para la familia, es algo que duele.

Con frecuencia sucede que has considerado a ese hermano o hermana mayor como un modelo para ti. Por eso, ver cómo se cae de su pedestal puede ser una experiencia muy dura. Hasta puede hacer que te surjan temores respecto a ti mismo. “¿Me sucederá a mí también?”

Otra fuerte emoción que puede afectarte es el resentimiento. Estás ofendido con tu hermano rebelde por todo el daño y el dolor que te está causando a ti y a tu familia. “Mamá y papá no sabían qué hacer —recuerda Don—. Estaban desesperados.” Además, puede que te resientas de que tu hermano descarriado se haya convertido en el foco de atención de tus padres, como si tú ya no existieras. Incluso puede que te sientas tentado a portarte un poco mal tú también a fin de captar su atención.

Por otro lado, también es posible que te sientas resentido con tus padres cuando disciplinan a tu hermano rebelde. Quizás te preguntes: “¿Tienen que ser tan duros con él?”. O puede que te canses de oír cómo le reprenden. Algunos jóvenes hasta sienten envidia en su interior y se preguntan si ellos disfrutarían del estilo de vida libre del que ahora goza su hermano o hermana. O quizás sencillamente te sientas avergonzado de tener que explicar a tus amigos la angustiosa situación que atraviesas.

Entonces, ¿por qué nos decepcionan a veces nuestros hermanos? Y, ¿cómo puedes impedir que eso afecte tu vida en exceso?

Por qué fallan a veces los hermanos mayores

La Biblia deja claro que “todos —hasta aquellos hermanos a los que tenemos en tan alta estima— han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios”. (Romanos 3:23.) Y los jóvenes son particularmente vulnerables a obrar mal, pues con frecuencia no han aprendido a controlar sus emociones e impulsos. Por eso la Biblia dice que “la tontedad está atada al corazón del muchacho [o del joven]”. (Proverbios 22:15.) De modo que, por mucho que su fallo te haya dolido, es probable que no haya razón para creer que la mala acción de tu hermano estuviese de alguna manera dirigida a ti personalmente, ni para que te sientas avergonzado, como si fueses tú quien hubiese obrado mal.

Es posible que tus padres hayan descuidado algún aspecto de la crianza de tu hermano. Quizás fueron demasiado indulgentes y no le disciplinaron de la manera apropiada. (Proverbios 13:24; 29:15, 17.) O puede que fallaran de algún modo en lo que tiene que ver con poner un buen ejemplo. Pero aun si ese fuera el caso, poco puede conseguirse discutiendo amargamente con tus padres y tratando de culparles por los problemas de tu hermano.

Lo más probable es que el problema no radique tanto en que tus padres no le hayan educado bien, como en que tu hermano no haya respondido a esa educación.

Cómo se sienten los padres

Esto puede ayudarte a apreciar por qué es particularmente frustrante para tus padres el que tu hermano se haya descarriado. Ellos han invertido tiempo, esfuerzo y emociones para criarlo, y al verle actuar mal, no pueden evitar llenarse de dudas y de un sentimiento de culpabilidad por la crianza que le han dado.

Por eso, no sería de extrañar que, cuando la crisis estuviese en su punto culminante, te diese la impresión de que tus padres no te hacen caso. El libro How to Survive Your Child’s Rebellious Teens, de Myron Brenton, explica: “El hijo rebelde se convierte hasta tal grado en el centro de atención de los padres y absorbe tanta de su energía emocional, que pasan por alto a los otros hijos. ‘Estaba tan ciega, tan concentrada en mi hija la mayor, que ni siquiera me daba cuenta de que tenía otra hija y un esposo’, así es como lo expresó la madre de una drogadicta”.

Hay que reconocer que no es justo que los padres reaccionen de esta forma. Pero ¿acaso no es comprensible? La Biblia nos habla de que el rey David quedó tan turbado por la rebelión y la posterior muerte de su hijo Absalón, que por un tiempo perdió su equilibrio, y apenas podía hacer otra cosa que clamar en voz alta: “¡Hijo mío, Absalón! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!”. (2 Samuel 19:4-6.) Ten por seguro que, a medida que la situación se calme —y con el tiempo se calmará—, tus padres irán recobrando su equilibrio poco a poco y estarán en posición de atender mejor tus necesidades.

“¿Haré yo lo mismo?”

Esta pregunta preocupa mucho a un buen número de jóvenes, sobre todo si sienten un poco de curiosidad por la “libertad” que está experimentando su hermano o hermana mayor.

En primer lugar, date cuenta de que, aunque quizás hayas respetado mucho a tu hermano mayor, todavía tienes la responsabilidad ante Dios de hacer lo que es correcto. “Si uno sabe hacer lo que es correcto y, sin embargo, no lo hace, es para él un pecado”, dice Santiago 4:17. (Compárese con Gálatas 6:5.) Envidiar la aparente libertad que ahora tiene tu hermano es una verdadera insensatez. Hubo un tiempo en que el salmista Asaf sintió esa envidia, pero, después de examinar cuidadosamente en lo que resulta el proceder de los pecadores rebeldes, concluyó que estaban “en suelo resbaloso”, a punto de terminar en desastre. (Salmo 73:18.) No necesitas comportarte mal, para saber que esa conducta solo conduce a angustia. (Gálatas 6:7, 8.)

Piensa también que lo que tu hermano o hermana mayor hacen no determina en absoluto lo que tú harás. Como Terry (citada al principio) lo expresó: “No voy a hacer lo que hizo mi hermana. No me parezco en nada a ella. Somos personas distintas”.

Considera, por ejemplo, el relato bíblico acerca de José. Ninguno de sus diez hermanos mayores le dio buen ejemplo. Sin embargo, José no permitió que esto influyese en él, sino que demostró devoción a los principios justos y fue “singularizado de entre sus hermanos” para recibir muchos privilegios y bendiciones. (Deuteronomio 33:16; Génesis 49:26.)

De igual manera, tú también puedes tratar de hacerte “ejemplo para los fieles en el hablar, en conducta, en amor, en fe, en castidad”, sin importar el proceder que haya emprendido tu hermano o hermana mayor. (1 Timoteo 4:12.) Tus fieles esfuerzos pueden incluso motivar a ese hermano tuyo a enderezar su propia vida.

Aprende de sus errores

Trata de obtener algún beneficio de esta difícil situación. Por ejemplo: ¿Buscó tu hermano o hermana “malas compañías”, como jóvenes que usan un lenguaje sucio, toman drogas, abusan de las bebidas alcohólicas o participan en conducta inmoral? (1 Corintios 15:33.) Quizás necesites fijarte más en las personas con las que tú te asocias.

Piensa también en cómo respondía tu hermano mayor a los consejos de tus padres. ¿Los discutía, era testarudo o rebelde? En caso afirmativo, ¿te das cuenta de que de vez en cuando contestas mal a tus padres o te rezagas en lo que tiene que ver con obedecer lo que te piden que hagas? ¿Podrías ser más concienzudo en ‘honrar a tu padre y a tu madre’? (Efesios 6:2.)

No será fácil, pero sobrevivirás, y también tu familia, a esta triste experiencia y quizás incluso puedas sacar algo positivo de ella. Mientras tanto, nunca pierdas la esperanza de que tu hermano mayor se dé cuenta de su error y dé pasos para cambiar. (Compárese con Lucas 15:11-24.) No olvides que, aunque un familiar pueda decepcionarte, Jehová nunca ‘te dejará y de ningún modo te desamparará’. (Hebreos 13:5.) Por consiguiente, la lealtad a Jehová debe ser lo primero. Tu deseo de agradarle te motivará a vivir una vida limpia y casta, aun cuando un hermano querido haya escogido hacer lo contrario.

[Nota a pie de página]

a Algunos de los nombres han sido cambiados.

[Fotografía en la página 24]

Un hermano o una hermana rebelde muchas veces se convierte en el foco de atención de los padres. Como resultado, el hijo inocente puede sentirse abandonado

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