BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g90 8/4 págs. 4-5
  • Los extraterrestres. Un viejo sueño

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Los extraterrestres. Un viejo sueño
  • ¡Despertad! 1990
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • Llenos de esperanza
  • ¿Acaso importa?
  • Los extraterrestres. ¿Dónde están?
    ¡Despertad! 1990
  • Los extraterrestres. Qué explicación hay
    ¡Despertad! 1990
  • ¿Hay vida inteligente allá?
    ¡Despertad! 1981
  • En busca de vida en el espacio sideral
    ¡Despertad! 1981
Ver más
¡Despertad! 1990
g90 8/4 págs. 4-5

Los extraterrestres. Un viejo sueño

LA IDEA de los extraterrestres no se la han inventado los escritores modernos de ciencia-ficción. Hace unos veintitrés siglos, un filósofo griego llamado Metrodoro enseñó que un universo que solo contuviese un mundo habitado sería tan inverosímil como un gran campo en el que solo creciese una espiga de trigo. Lucrecio, poeta romano del primer siglo antes de la era común, escribió que “en otras partes del espacio hay otras tierras y diversas razas de hombres”.

Esta enseñanza sobre una pluralidad de mundos tuvo la desaprobación de la cristiandad durante muchos siglos. Sin embargo, desde alrededor del año 1700 hasta los comienzos de nuestro siglo, la mayoría de la gente educada, incluso algunos de los mayores científicos de la historia, creían firmemente que existía vida en otros mundos. De hecho, un educador de mediados del siglo XIX se granjeó muchos ataques por atreverse a escribir un artículo en el que negaba la veracidad de dicha doctrina.

La gente parecía deseosa de creer en extraterrestres, y recurría a la más mínima prueba de su existencia. En 1835 un periodista escribió que ciertos astrónomos habían descubierto vida en la Luna. Dijo que, al mirar a través del telescopio se veían pequeñas personas con alas, revoloteando y gesticulando. La circulación de su periódico aumentó en gran manera. Muchos siguieron creyéndose el cuento incluso después de haberse descubierto que se trataba de un fraude.

Los científicos también eran optimistas. A finales del siglo XIX el astrónomo Percival Lowell estaba convencido de ver un complejo sistema de canales en la superficie del planeta Marte. Trazó un plano detallado de su recorrido y escribió libros sobre la civilización que los había construido. En Francia, la Academia de Ciencias estaba tan segura de que había vida en Marte que ofreció una recompensa a la primera persona que se pusiera en comunicación con cualesquier extraterrestres aparte de los marcianos.

Algunos propusieron extraños proyectos para comunicarse con seres de mundos cercanos, desde encender enormes hogueras en el desierto del Sáhara hasta plantar bosques de forma geométrica a través de Siberia. En 1899 cierto inventor americano erigió un mástil rematado con una bola de cobre a través del que envió poderosos impulsos eléctricos al espacio para contactar con los marcianos. A la gente se le puso el pelo de punta y resplandecieron luces en 50 kilómetros a la redonda, pero no hubo respuesta alguna procedente de Marte.

Llenos de esperanza

Aunque quizás la tecnología que se utiliza hoy día para la búsqueda de vida en otros mundos sea nueva, hay algo que no ha cambiado: la mayoría de los científicos siguen convencidos de que la humanidad no está sola en el cosmos. El astrónomo Otto Wöhrbach escribió en el periódico alemán Nürnberger Nachrichten: “Apenas hay investigadores de ciencias naturales que no respondan afirmativamente a la pregunta de si existe vida extraterrestre”. Gene Bylinsky, autor de la obra Life in Darwin’s Universe (Vida en el universo de Darwin) lo expresó de la siguiente manera: “Un día de estos, si es verdad lo que dicen los radioastrónomos, saldrá una señal procedente de los astros que atravesará el inimaginable abismo espacial y pondrá fin a nuestra soledad cósmica”.

¿Por qué están tan seguros los científicos de que existe vida en otros mundos? Su optimismo comienza con las estrellas. Hay muchísimas, tan solo en nuestra galaxia existen miles de millones de ellas. Luego vienen las suposiciones. De seguro, alrededor de muchas de esas estrellas deben girar planetas, en algunos de los cuales tiene que haberse producido vida. Los astrónomos han seguido esa línea de razonamiento, y han especulado que existen entre miles y millones de civilizaciones aquí mismo en nuestra propia galaxia.

¿Acaso importa?

¿Qué más da si hay vida en otros mundos o no? Sí importa, pues los científicos piensan que tanto si la hay como si no, saberlo produciría un tremendo impacto en la familia humana. Dicen que saber que estamos solos en el universo enseñaría a la humanidad a valorar la vida en este planeta por ser tan singular. Por otro lado, un respetado científico razona que las civilizaciones de otros mundos probablemente estarían muchos millones de años más avanzadas que la nuestra y podrían compartir su vasta sabiduría con nosotros: enseñarnos a curar nuestras enfermedades, a poner fin a la contaminación, las guerras y el hambre, e incluso enseñarnos la manera de vencer la propia muerte.

La posibilidad de que desaparezcan para siempre la enfermedad, la guerra y la muerte es una esperanza que significa mucho para la gente que vive en estos tiempos agitados y seguro que también para usted. Sin embargo, quizás concuerde en que es mejor no tener ninguna esperanza que confiar en una que sea falsa. Por consiguiente, es importante que averigüemos si los científicos se basan en prueba sólida cuando afirman que el universo está lleno de mundos habitados.

[Comentario en la página 5]

¿Se basan los científicos en prueba sólida cuando afirman que el universo está lleno de mundos habitados?

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir