Una nueva escuela en África

Por el corresponsal de ¡Despertad! en Nigeria

EN JULIO de 1990 se leyó una carta que causó gran alegría a los más de cuatrocientos testigos de Jehová voluntarios que viven y trabajan en la sucursal de la Sociedad Watch Tower ubicada en Igieduma (Nigeria). La Escuela de Entrenamiento Ministerial, creada en Estados Unidos en 1987, se celebraría en África, y las primeras clases se impartirían en Igieduma.

En los siguientes meses, la familia Betel se preparó para recibir a la primera clase.a Los estudiantes y los instructores necesitaban alojamiento. Las habitaciones para invitados eran insuficientes; se necesitaban quince cuartos más. Así que los Testigos pusieron manos a la obra para transformar almacenes en acogedoras habitaciones, lo que requirió embaldosar los suelos, pintar las paredes y colocar cortinas. El departamento de carpintería construyó e instaló las camas, los armarios y las mesas. Finalmente se colocaron sillas, lámparas y estanterías, estas últimas llenas de publicaciones teocráticas.

Además, la sala de estar se convirtió en el aula y la biblioteca de los estudiantes. Uno de los dormitorios de la enfermería se transformó en la oficina de los instructores, y hubo que amueblarlo con escritorios, mesas y otro mobiliario de oficina. Mientras tanto, a medida que se daba a conocer por todo el país en las asambleas de los testigos de Jehová que se iba a celebrar la escuela, fueron llegando centenares de solicitudes de los futuros estudiantes.

La primera semana de febrero de 1992 todo estaba preparado. Michael Purbrick y Peter Nicholls, dos instructores de Gran Bretaña, llegaron a Nigeria para dirigir la primera clase. Además de los veintidós estudiantes, también asistieron tres futuros instructores: Isaiah Mnwe, Isaiah Olabode y Pius Oparaocha. Eran Testigos nigerianos que se iban a preparar para servir de instructores en las siguientes clases.

El propósito de la Escuela

En todo Betel se respiraba una atmósfera de ilusión y entusiasmo. ¿Por qué? Por el impacto positivo que la Escuela tendría en la obra de hacer discípulos en Nigeria. Hace ya mucho tiempo Jehová predijo que daría “dones en la forma de hombres”. (Salmo 68:18.) Así lo hizo en la época apostólica, tal como explicó el apóstol Pablo en Efesios 4:8-11, y lo mismo hace en la actualidad. La Escuela de Entrenamiento Ministerial es un medio amoroso de preparar a algunos de esos hombres para asumir mayores responsabilidades en la organización.

Hay más de ciento sesenta mil testigos de Jehová en Nigeria, repartidos en más de tres mil congregaciones. Algunas cuentan con solo uno o dos ancianos y unos pocos siervos ministeriales. Otras tienen territorios inmensos, donde las buenas nuevas no se han predicado extensamente. Por consiguiente, hay una gran necesidad de hombres cualificados que lleven la delantera en la obra de evangelizar y, además, pastoreen el rebaño e impartan instrucción en las congregaciones.

El objetivo de la Escuela de Entrenamiento Ministerial es preparar a hermanos para que atiendan dichas responsabilidades. Tras su graduación, algunos de los estudiantes emprenden el servicio de precursor especial o el servicio viajero, campos muy necesitados en Nigeria. Otros regresarán a sus congregaciones para ayudar y animar a los hermanos. ¡Qué bendición será para las congregaciones contar con el servicio de hombres tan cualificados!

Una preparación singular

Si bien es cierto que la Escuela de Entrenamiento Ministerial es una extensión de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower, que prepara misioneros para el servicio en países extranjeros, el plan de estudios es singular. Durante las ocho semanas del curso, los estudiantes realizan un estudio intensivo de la Biblia. Analizan en detalle una amplia gama de enseñanzas bíblicas, lo que incluye consejo sobre las labores del pastoreo en la congregación y orientación para atender debidamente los problemas del vivir cristiano. Aprenden también lo que las Escrituras enseñan sobre asuntos administrativos, judiciales y organizativos. Reciben preparación especializada en oratoria pública, y son objeto de la atención personal de los instructores, que cuidan con interés de su formación espiritual.

Los estudiantes reciben por término medio un total de 45 asignaciones en clase, y se benefician de doscientas cincuenta y seis horas de instrucción. Además, dedican unas ciento cuarenta horas a sus deberes y catorce horas más a los exámenes.

Aunque el principal libro de texto es la Biblia, se pide a los estudiantes que lleven a la Escuela sus ejemplares personales de otros dieciséis libros, ayudas para el estudio de la Biblia editadas por la Sociedad Watch Tower. Durante el curso los estudiantes profundizan en otras publicaciones que están a su disposición en la completa biblioteca de Betel. Es obvio que deben ser buenos lectores.

Además de hacer sus tareas escolares, los estudiantes trabajan durante cuarenta y cinco minutos diarios en uno de los siguientes departamentos de Betel: limpieza, comedor, jardinería, mantenimiento del hogar, cocina, lavandería, envíos y transportes. Se turnan en los diferentes trabajos para que al final de las ocho semanas del curso todos hayan pasado por cada uno de estos departamentos. Un estudiante comentó: “Trabajar en los diversos departamentos me ha hecho comprender que es Jehová quien supervisa el trabajo”. Otro dijo: “Los superintendentes están dispuestos a enseñar y corregir con amor”. Y un tercero opinó: “Trabajar en Betel es algo que todos deberían gustar y ver que es bueno”.

¿Cómo respondieron los hermanos a la preparación que recibieron? Uno dijo: “[Ha sido] la escuela de todas las escuelas”. Otro exclamó con entusiasmo: “¡Qué magnífica provisión!”. Con el corazón lleno de gozo y agradecimiento, los estudiantes de la primera clase escribieron: “Nuestra resolución es [...] dedicar hasta el más mínimo impulso de nuestra vida al mensaje de las buenas nuevas”.

Los comentarios de las congregaciones

Durante los primeros meses de 1992 y 1993, se celebraron las primeras cuatro clases de la Escuela de Entrenamiento Ministerial en Nigeria. Los estudiantes de la segunda clase enviaron una carta de agradecimiento al Cuerpo Gobernante en la que dijeron: “Sinceramente, nunca hemos asistido a ninguna escuela mejor que esta. El curso es muy superior a cualquier plan de estudios universitario. Concordamos con el comentario de William Phelps de que ‘el conocimiento de la Biblia sin una carrera universitaria es más valioso que una carrera universitaria sin el conocimiento de la Biblia’. En todo este curso hemos visto el sincero interés que tienen en nosotros, por lo que nos hemos resuelto a hacer del servicio de tiempo completo nuestra carrera”.

¿Cómo se ha recibido a los graduados en sus nuevas asignaciones? Un superintendente viajante escribió respecto a dos graduados de la primera clase que sirven de precursores especiales: “Ahora las reuniones son atrayentes, animadoras y significativas, y los hermanos disfrutan de ellas. La actividad en el servicio del campo está aumentando [...]. La congregación rebosa de gozo [...]. Cuando pregunté a algunos hermanos acerca de los precursores especiales, el superintendente presidente respondió con lágrimas de gozo: ‘Agradecemos a Jehová y a su organización que hayan enviado unos ayudantes tan útiles y eficaces a nuestra congregación’”.

¿Quiénes llenan los requisitos?

Asistir a la Escuela de Entrenamiento Ministerial en cualquier país del mundo es un maravilloso privilegio de servicio, una magnífica bendición de parte de Jehová. Sin lugar a dudas, la instrucción que se imparte propicia el crecimiento espiritual de los estudiantes y les prepara para que Jehová los utilice mucho más.

Es lógico que se exiga mucho de los solicitantes. Deben haber sido ancianos o siervos ministeriales por un mínimo de dos años. Se da preferencia a los precursores regulares. Han de ser solteros y tener entre 23 y 50 años de edad. No deben haber recibido una censura judicial o haber sido expulsados en los últimos cinco años. Deben leer, hablar y escribir con fluidez el idioma del país donde se conduzca la Escuela, gozar de buena salud y no tener necesidad de una dieta o de cuidados especiales.

Se ha de destacar el hecho de que todos los que se ofrezcan deben tener la disposición y el deseo de servir en cualquier lugar donde se les necesite, así como estar en posición de hacerlo, por lo cual no basta solo desear hacer la voluntad de Dios, sino que se requiere el espíritu que manifestó Isaías cuando se ofreció para realizar un trabajo especial, diciendo: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí”. (Isaías 6:8.)

¿Tiene usted ese espíritu? ¿Se encuentra en posición de alcanzar este privilegio de servicio? Los que así lo han hecho no se arrepienten. Un graduado de la Escuela que ahora sirve de superintendente de circuito escribió: “La Escuela de Entrenamiento Ministerial fue para mí un regalo sin igual. Resultó ser el momento cumbre de mi vida espiritual. Si tuviera la oportunidad de vivir de nuevo, no elegiría otra cosa”.

[Nota a pie de página]

[Fotografía en la página 16]

Los instructores Isaiah Mnwe y Pius Oparaocha

[Fotografía en la página 18]

Trabajo en la lavandería y en el departamento de envíos

[Fotografías en la página 17]

Una clase en curso

Conversaciones en clase

Investigación en la biblioteca