¿Cuándo acabará la tragedia?
¿CUÁNDO dejarán de ser los niños víctimas de raptos, maltratos, explotación y, en muchos casos, de la mala influencia de sus compañeros? ¿Estarían protegidos si se adoptaran más medidas para asegurar el cumplimiento de la ley y se aumentaran las penas por los delitos cometidos contra menores? ¿Terminarían los maltratos y las fugas con más programas sociales para proveer alimento, vivienda y educación? ¿Podrían los padres que se interesan por sus hijos contrarrestar las ansias de emoción que conducen a estos a ambientes destructivos si se les enseñara a comunicarse mejor con ellos?
Aunque estas medidas podrían ser de utilidad, los niños seguirán sufriendo considerablemente hasta que no se suprima la causa primordial de tales tragedias. Según cierto joven, toda iniciativa para solucionar el problema de los niños que se fugan de casa que no se enfoque en impedir el maltrato y la negligencia en el hogar, probablemente tenga escaso éxito porque el daño ya está hecho.
La causa fundamental
¿Cuál es la raíz de todos estos problemas? ¿Cómo se eliminarán? La Biblia explica que la célula familiar está siendo atacada por espíritus invisibles malvados, a saber, Satanás y sus demonios, que se recrean en la brutalidad, la explotación sexual y la perversión. (Génesis 6:1-6; Efesios 6:12.) Cuando Jesús estuvo en la Tierra, estos demonios atacaban a los niños. Había un muchacho al que atormentaban con convulsiones y lanzaban al fuego. (Marcos 9:20-22.)
Siglos antes de la venida de Jesús, los demonios ya se deleitaban con la tortura y la quema de niños pequeños sacrificados a dioses paganos repulsivos como Baal, Kemós y Mólek. (1 Reyes 11:7; 2 Reyes 3:26, 27; Salmo 106:37, 38; Jeremías 19:5; 32:35.) Por consiguiente, no debería sorprender que en este mundo actual cada vez más depravado, los demonios procuren que los niños sufran a manos de hombres que están dispuestos a infligirles humillaciones, dolor y muerte. Los perpetradores de tales crímenes monstruosos suelen alimentar la mente de pornografía, lo que estimula sus perversiones.
La presión que los demonios ejercen en la raza humana ha aumentado en este período de la historia al que la Biblia llama “los últimos días” del actual sistema de cosas inicuo. Esta predijo que serían “tiempos críticos, difíciles de manejar”. Los demonios influyen hoy más que nunca en los humanos para que reflejen su depravación. La Biblia vaticinó que la gente de nuestros días sería feroz y carecería de autodominio, cariño natural y amor al bien. (2 Timoteo 3:1-5, 13.)
Esta descripción encaja muy bien con las personas codiciosas que producen películas, discos, revistas y libros que ensalzan el adulterio, la droga, el suicidio, el asesinato, la violación, el incesto, la esclavitud y la tortura. Por estos y otros medios, los demonios han promovido una cultura que, como el aire viciado, ha contaminado la mente y el corazón de jóvenes y adultos por igual, y ha erosionado los valores familiares y la moralidad piadosa.
El incremento de los raptos, abusos sexuales y asesinatos de menores forma parte de la señal de los últimos días. La Biblia también dijo que los ‘hombres serían amadores de sí mismos, desleales, traicioneros y no estarían dispuestos a ningún acuerdo’. En consecuencia, el vínculo matrimonial se rompe hoy en muchos casos poco después de su formación. Con el aumento del número de divorcios, crece igualmente el de raptos por parte de los padres. Y cada vez son más frecuentes los maltratos físicos y los asesinatos de cónyuges actuales o anteriores, siendo las mujeres las principales víctimas. Por lo tanto, nos encontramos con una generación de niños cuyos padres los desatienden y maltratan, empujándolos así a marcharse de casa. Por otra parte, también son característicos de nuestros tiempos los niños “desobedientes a los padres” y “testarudos” que prefieren escaparse con sus amigos a respetar los valores piadosos. (2 Timoteo 3:2-4.)
Fin inminente del problema
No obstante, la influencia de Satanás y sus demonios terminará pronto. (Revelación [Apocalipsis] 12:12.) La profecía de Revelación 20:1-3 afirma que Dios los eliminará, después de lo cual su Reino celestial en manos de Jesucristo regirá la Tierra, garantizando justicia y seguridad para todos sus habitantes. (Salmo 72:7, 8; Daniel 2:44; Mateo 6:9, 10.) Habrán desaparecido los codiciosos sistemas comerciales, que oprimen a los pobres y explotan las debilidades humanas para su provecho, puesto que “el mundo va pasando, y también su deseo”. (1 Juan 2:17.) Todos los malhechores serán destruidos, ya que Proverbios 2:22 predice: “Los inicuos [...] serán cortados de la mismísima tierra”.
Miqueas 4:4 explica que en el nuevo mundo de Dios todos disfrutarán de paz y seguridad: “No habrá nadie que los haga temblar”. ¿Cómo será posible? Gracias a la ley regia del amor. Esta ley suprema gobernará todos los pensamientos y acciones. Los que vivan entonces habrán aprendido a reflejar la personalidad de Jesús y de su Padre, Jehová Dios, pues en caso contrario no se les permitirá seguir con vida. Vistiéndose de ‘los tiernos cariños de la compasión, la bondad, la humildad mental y la apacibilidad’, suprimirán el egoísmo de la naturaleza humana. (Colosenses 3:12.) Será una vida rebosante de felicidad; en todos los hogares de la Tierra existirá cariño y afecto.
Isaías 65:21-23 promete alimento en abundancia y casas buenas para todos: “Ciertamente edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. [...] No se afanarán para nada, ni darán a luz para disturbio”. Ya no se cometerán más abusos; ni los hijos ni los padres volverán a sufrir nunca.
Beneficios actuales
El conocimiento de Jehová y de su propósito de convertir esta Tierra en un paraíso reporta beneficios incluso ahora, en las últimas horas de este sistema inicuo. Este conocimiento ha dado esperanza y un motivo de felicidad a muchos hijos y padres, aunque hayan sido víctimas de nuestros tiempos. Pongamos por ejemplo el caso de Tamara, mencionada en el artículo anterior. Ella explica qué sucedió en su vida:
“A los 18 años me casé y prácticamente dejé mi círculo de ‘amistades’, algunas de las cuales acabaron en la cárcel, bajo el control de la droga o en el mundo de la prostitución. Pero seguía teniendo la misma personalidad, de modo que me peleaba con mi esposo. Sin embargo, poco después del nacimiento de nuestro hijo, ocurrió algo que cambió mi vida por completo. Encontré una Biblia y comencé a leerla. Una noche leí el capítulo de Proverbios que dice que ‘hallar sabiduría es como hallar tesoros escondidos’. (Proverbios 2:1-6.) Antes de irme a la cama esa noche, pedí en oración esa sabiduría. A la mañana siguiente, los testigos de Jehová llamaron a mi puerta. Empecé a estudiar la Biblia con ellos, pero tardé algún tiempo en poner en práctica lo que aprendía. Finalmente me decidí a seguir el modo de vida cristiano y me bauticé. Ahora, junto con mi esposo, ayudo a otras personas a recibir el consuelo procedente de Dios.”
Tamara halló, efectivamente, la Fuente de todo consuelo, Jehová Dios, un Padre celestial que nunca abandona a quienes se aferran a él. El Salmo 27:10 nos dice: “En caso de que mi propio padre y mi propia madre de veras me dejaran, aun Jehová mismo me acogería”.
Domingos, también citado antes, encontró asimismo una verdadera familia que le ha dado consuelo, ánimo y apoyo. Él relata: “Un día recibí el libro Escuchando al Gran Maestro, y me sorprendió saber que Dios tiene nombre, que se llama Jehová.a Asistí a una reunión de los testigos de Jehová y quedé asombrado de ver que no había distinción de clases entre ellos. Los Testigos iniciaron un estudio de la Biblia conmigo a pesar de mi vestimenta pobre, mis modales toscos y mi desconfianza general. Me ayudaron a ir dejando poco a poco mi modo de vida anterior; incluso me ayudaron a encontrar trabajo. Con el tiempo, gracias a su respaldo, progresé hasta el bautismo”.
Las congregaciones de los testigos de Jehová son como una red de seguridad para los jóvenes. Los Testigos ayudan con mucho gusto a todo el que quiera conocer la esperanza maravillosa que existe respecto al futuro. Los que se esfuerzan por tener una relación personal con su Padre celestial obtienen mucho consuelo, porque a los Testigos se les ha preparado para dar consejo y guía de la Palabra de Dios, la Biblia. Un Testigo señala que se debe mostrar a los jóvenes que están en circunstancias indeseables que a Jehová también le indigna su situación. Esta persona afirma: “Jehová no quiere que se maltrate a los menores ni que sean desdichados. Pero tampoco desea que cambien un tipo de maltrato por otro: el que reciben en la calle. Pueden dirigirse a personas maduras de la organización de Jehová y explicarles su problema para que les muestren la solución”.
A los niños con corazones receptivos, la Palabra de Dios les ofrece un fuerte incentivo para evitar la trampa de la presión de los compañeros. Una joven de 17 años llamada Frances se dejó convencer por una condiscípula para que faltara a clases en unas cuantas ocasiones sin el conocimiento de sus padres. Al final se escapó de casa. Tras causar varias horas de angustia a sus padres, regresó. Más tarde, dos Testigos de su congregación la visitaron. Dialogando, supieron que la causa del problema no era el ambiente familiar, y con ternura le dieron consejo oportuno. Le hablaron de la obligación cristiana de los jóvenes de respetar a sus padres (Efesios 6:1, 2); de la necesidad de ser honestos, pues ella había faltado a la escuela sin decírselo a ellos (Efesios 4:25), y de la importancia de evitar las malas compañías (1 Corintios 15:33). Frances respondió al consejo.
Ayuda de lo alto
Cheryl también recibió ayuda de Jehová cuando su ex esposo secuestró a sus hijos.b A la pregunta de qué la ayudó a afrontar esa pesadilla, contestó: “Lo primero que hice fue leer los Salmos, en particular el Salmo 35. Fue reconfortante saber que Jehová veía la injusticia de que era objeto”. El Salmo 35:22, 23 dice: “Tú has visto, oh Jehová. No te quedes callado. Oh Jehová, no te mantengas lejos de mí. Levántate, sí, y despierta para atender a mi juicio, [...] a mi litigio”.
Al cabo de dos años, con la ayuda de Jehová y de los Testigos, Cheryl se enfrentó a su ex esposo y visitó a sus hijos. Les dio explicaciones tranquilizadoras de por qué les había ocurrido aquello y les aseguró que no los había abandonado. Como los había educado para que honraran a Jehová, les pudo decir que en todo momento había confiado en ellos. Ella explicó: “Sé que mis hijos aman a Jehová, y él no va a permitir que reciban daño permanente”.
Y así sucedió. Debido a su insistencia ante los agentes de inmigración extranjeros y su confianza en Jehová expresada mediante oraciones sinceras, Cheryl consiguió que le devolvieran a sus hijos. Aseguró: “Debo decir que los recuperé únicamente gracias a Jehová”.
¡Qué importante es que enseñemos a nuestros hijos ahora quién es Jehová y cómo hay que adorarlo! La Biblia menciona en 1 Pedro 3:12 que los ojos de Jehová “están sobre los justos, y sus oídos están hacia su ruego”. Jehová es un verdadero refugio para nuestros hijos. Su nombre es “una torre fuerte. A ella corre el justo, y se le da protección”. (Proverbios 18:10.)
Aunque vivimos en tiempos muy peligrosos y no siempre sabemos qué les puede ocurrir a nuestros hijos, los padres que adoran a Jehová saben que, si son fieles, nadie les puede causar daño permanente. Él incluso ha prometido resucitar a todos los que han muerto víctimas de nuestros tiempos, y borrar el dolor y sufrimiento que se les infligió. (Isaías 65:17, 18; Juan 5:28, 29.)
La esperanza del nuevo mundo de Dios es formidable, como también lo es saber que él pronto librará a la Tierra de Satanás y su pérfido sistema. Ya no penderá ninguna amenaza sobre nuestros hijos. Uno de los cánticos que los testigos de Jehová entonan en sus reuniones de congregación habla de ese nuevo sistema con estas palabras: “Cuando los niños canten / y el gozo reine por doquier, / podrás ver la resurrección / ¡si fijas allí la visión!”.
La próxima vez que se encuentre con los testigos de Jehová, pídales que le muestren cómo usted también puede aprender más sobre los gozos que nos deparará el venidero nuevo mundo de justicia de Dios. Para ellos será un placer ayudarlo a entender cómo la Palabra de Dios puede proporcionar mucho consuelo ahora y vida eterna en el futuro. (Salmo 37:29; Revelación 21:4, 5.)
[Notas a pie de página]
a Publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
b Véase el artículo de la página 6.
[Comentario en la página 12]
“Jehová no quiere que se maltrate a los menores”