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  • ¿Se aproxima el anunciado fin del mundo?

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  • ¿Se aproxima el anunciado fin del mundo?
  • ¡Despertad! 1995
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¡Despertad! 1995
g95 22/6 págs. 10-12

¿Se aproxima el anunciado fin del mundo?

“LAS visiones apocalípticas se convirtieron en una obsesión con el nacimiento de la era nuclear. La incineración de Hiroshima el 6 de agosto de 1945 disipó toda duda: ahora el mundo verdaderamente podría acabar.” (Detroit Free Press Magazine, 6 de febrero de 1994.)

El pasado mes de diciembre, el psicoanalista y profesor de Historia neoyorquino Charles B. Strozier aseveró: “Ya no precisamos poetas que nos digan que todo puede acabar en un gran estruendo, o calladamente, o en la agonía del sida”. De hecho, agregó: “Ahora se requiere tener una imaginación vivaz para no pensar en la destrucción del género humano”.

Puesto que Jesucristo habló del fin del mundo, ¿es posible determinar su proximidad real valiéndonos de lo que él enseñó?

¿Cuándo ocurrirá el fin?

Los discípulos de Jesús le pidieron una “señal” que les permitiera determinar cuándo acontecería el fin del mundo o, lo que es lo mismo, el fin del sistema de cosas. “¿Cuándo serán estas cosas —inquirieron—, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?” (Mateo 24:3.) Podemos examinar “la señal” que Jesús suministró en su respuesta, la cual se consignó en los capítulos 24 de Mateo, cap 13 de Marcos y cap 21 de Lucas. Estos son algunos de los elementos más importantes que la componen:

GRANDES GUERRAS: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino”. (Mateo 24:7.) Ciertamente, hemos sido testigos presenciales del cumplimiento de este aspecto de la señal. “La I Guerra Mundial [que comenzó en 1914] fue la primera guerra ‘total’”, aseguró un historiador. No obstante, la II Guerra Mundial fue muchísimo peor: costó 50 millones de muertos. Y los conflictos bélicos siguen asolando la Tierra.

ESCASEZ DE ALIMENTO: “Habrá escaseces de alimento”. (Mateo 24:7.) A la I Guerra Mundial le siguió una terrible hambruna, y desde entonces el hambre no ha dejado de causar estragos en muchas partes del orbe. Aun en los países acaudalados el hambre y la desnutrición constituyen una plaga.

GRANDES TERREMOTOS: “Habrá grandes terremotos”. (Lucas 21:11.) He aquí tan solo algunos de los más devastadores y las muertes que ocasionaron: 1920, China, 200.000; 1923, Japón, 143.000; 1970, Perú, 66.800, y 1976, China, 240.000 (según algunos, 800.000). Un experto en ingeniería asísmica denominó este último “el terremoto más desastroso de la historia humana”.

ENFERMEDADES: “En un lugar tras otro pestes”. (Lucas 21:11.) Nada más acabar la I Guerra Mundial, 21 millones de personas perecieron a causa de la gripe española. La revista Science Digest informó: “Nunca antes en la historia había realizado la muerte una visita tan inexorable y veloz”. A partir de entonces, las afecciones cardíacas, el cáncer y el sida, entre muchos otros males, han cobrado la vida de centenares de millones de individuos.

DELITO: “Aumento del desafuero”. (Mateo 24:12.) En muchos países, la delincuencia está fuera de control. Asesinatos, robos, violaciones, terrorismo, corrupción, son el pan nuestro de cada día.

Otras profecías bíblicas también anunciaron ciertas condiciones que existirían en los últimos días, como por ejemplo la visión de los cuatro jinetes recogida en el libro de Revelación. (Revelación 6:1-8.) El primero representa al propio Jesús en su papel de Rey victorioso. Los otros tres jinetes y sus corceles simbolizan acontecimientos que tendrían lugar en la Tierra como indicación de que Jesús ya habría comenzado a reinar: la guerra, el hambre y la muerte prematura por diversas causas.

Otras profecías refieren actitudes y situaciones que reinarían en “los últimos tiempos”. Considere lo que escribió un apóstol de Jesús, y mientras lee, pregúntese si esta predicción no describe con minucia los tiempos difíciles en que vivimos.

El apóstol dijo: “En los últimos tiempos sobrevendrán momentos difíciles. Porque los hombres serán egoístas, amigos del dinero, jactanciosos, soberbios, difamadores, rebeldes con sus padres, desagradecidos, impíos, incapaces de amar, implacables, calumniadores, desenfrenados, crueles, enemigos del bien, traidores, aventureros, obcecados, más amantes de los placeres que de Dios; y aunque harán ostentación de piedad, carecerán realmente de ella.” (2 Timoteo 3:1-5, Levoratti-Trusso.)

Otra profecía relevante del fin del mundo asegura que Dios va a “causar la ruina de los que están arruinando la tierra”. (Revelación 11:18.) Las generaciones pasadas no contaban con los recursos técnicos para arruinar el planeta, pero el hombre moderno sí; y los adelantos tecnológicos de la actualidad desempeñan un papel decisivo en la contaminación ambiental. En noviembre de 1992 aparecieron titulares de prensa como este: “Los científicos más destacados advierten de la destrucción de la Tierra”.

Reconozca la profecía verdadera

No cabe duda de que todo lo que la Biblia anunció para “los últimos tiempos”, o “la conclusión del sistema de cosas”, está sucediendo ahora mismo. Estamos asistiendo al cumplimiento de la profecía verdadera, y es vital que le prestemos atención. Así lo recalcó Jesús al describir la situación de los días de Noé, “predicador de justicia”, poco antes de que aquel mundo tocara a su fin. (2 Pedro 2:5.)

Jesús explicó: “Como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre”. (Mateo 24: 38, 39.) Desatender la profecía verdadera trae consecuencias catastróficas.

Quizás usted diga: ‘Creo en las profecías de la Biblia. El fin vendrá algún día, pero todavía está muy lejano’. Sin embargo, ¿está seguro de eso? ¿No debería oír las advertencias ahora?

Advertencias que hay que oír

Es obvio que algunas advertencias son infundadas, y sería tonto hacerles caso; pero otras no lo son. El mero hecho de que muchas personas, incluso figuras destacadas de la comunidad, menosprecien una advertencia, no es motivo para desatenderla. Examine el siguiente ejemplo.

Corría el mes de marzo de 1902, y en la hermosa isla caribeña de la Martinica, el volcán Pelée despertó de su letargo. Para abril, la montaña lanzaba humo, ceniza, fragmentos de roca y gases de olor acre. Los habitantes de la ciudad de St. Pierre, localizada a unos 8 kilómetros del volcán, comenzaron a preocuparse. “La ciudad está cubierta de ceniza —escribió una residente— [...]. Mucha gente se ve obligada a llevar un pañuelo húmedo sobre la cara para protegerse de los vapores de azufre.”

A comienzos de mayo aumentó la actividad volcánica. El diario local informó: “La lluvia de ceniza es incesante. [...] Ya no se oye el paso de los carruajes por las calles. La ceniza amortigua el ruido de las ruedas”. El calor era sofocante.

El 5 de mayo, un arroyo de lodo hirviente bajó del cráter del volcán, matando a su paso a docenas de personas. ¿Pero qué dijeron las autoridades de la ciudad?

Como se aproximaba la cosecha de la caña de azúcar, los comerciantes aseguraron a la gente que la situación no revestía gran peligro. Los políticos también estaban interesados en evitar el éxodo de la población, pues había elecciones previstas para el 10 de mayo; así que trataron de suprimir los temores del pueblo. Además, el clero cooperó con la clase industrial y política y persuadió a los fieles para que no dejaran la ciudad.

Entonces sucedió. El 8 de mayo, antes de que el reloj diera las 8.00 de la mañana, la montaña Pelée hizo una violenta erupción. Enormes nubes negras de vapor a altísimas temperaturas se abalanzaron con increíble velocidad sobre St. Pierre. El gas abrasador extinguió de inmediato millares de vidas. Prácticamente todos los habitantes de la ciudad, alrededor de treinta mil, perecieron. El único superviviente fue un joven que se encontraba en un calabozo en la parte baja de la prisión.

La situación actual

Del mismo modo, muchas personas hoy minimizan la prueba existente de que las profecías bíblicas se están realizando; rehúsan prestar atención a los indicios que deberían convencer a cualquier mente razonable de que el fin de este sistema está cercano. Sin embargo, la Biblia pronosticó tal actitud al decir: “En los últimos días vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios deseos y diciendo: ‘¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación’”. (2 Pedro 3:3, 4.)

No obstante, los mofadores están equivocados. El hecho es que las cosas sí han cambiado. Las profecías de la Biblia están cumpliéndose. La prueba de que el fin se aproxima es abrumadora.

Sea sabio y no posponga las medidas que debe adoptar para salvar la vida. ¿Cuáles son estas medidas?

[Reconocimientos en la página 10]

Foto: U.S. National Archives

WHO/E. Hooper

[Reconocimiento en la página 11]

Foto WHO, por W. Cutting

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