¿Qué significa envejecer?
“LA VEJEZ NO ES TAN MALA SI SE CONSIDERA LA ÚNICA ALTERNATIVA QUE NOS QUEDA.”—Maurice Chevalier.
EL PROCESO de envejecimiento afecta con el tiempo a todo el mundo. Es inevitable. Comienza de forma casi imperceptible: un dolorcito aquí, una arruguita allá, unas cuantas canas... y al final, atrapa a la persona en sus inexorables garras. Nunca antes ha sentido tanta gente sus efectos.
Una de las razones principales del incremento en la cantidad de ancianos es el avance de la Medicina en la lucha contra las enfermedades mortíferas. En Estados Unidos, por ejemplo, los mayores de 65 años representan alrededor del 12% de la población y en Japón, un 11% aproximadamente. La cifra de estadounidenses mayores de 85 años aumentó de 700.000 en 1953 a 2.100.000 en 1978. De hecho, unos 50.000 ciudadanos de este país y unos 3.700 canadienses sobrepasan los 100 años.
Aunque los ancianos llevan ahora vidas más productivas que en tiempos pasados, en los años postrimeros la persona sufre invariablemente una disminución de ciertas facultades. La audición, la visión, el tono muscular y la movilidad se ven afectados por la vejez. Algunos se sienten solos, o incluso padecen los efectos de la senilidad. Otros creen que están perdiendo el atractivo y se deprimen.
La manera de reaccionar al proceso del envejecimiento suele determinar el disfrute de esos años. Cuando alguien dice: “Soy demasiado viejo para hacer eso”, a veces es la actitud más que cualquier impedimento físico lo que cierra la puerta a posibles actividades.
Un joven hizo el siguiente comentario acertado: “Viejo, para mí, es el que ha dejado de vivir la vida a plenitud, el que ya no la ama ni halla satisfacción en ella. En realidad no puede decirse a qué edad empieza la ‘vejez’, porque hay adolescentes que parecen viejos, y personas mayores que parecen jóvenes”.
Ancianos, pero felices y satisfechos
Para algunos, los años postreros resultan ser la edad dorada de su vida en varios sentidos. Estos ancianos felices están libres de las presiones y limitaciones que impone un empleo. Para ellos, la vejez significa tener más tiempo para estar con los nietos. Se dan cuenta de que su felicidad no depende de la opinión que otros tengan de ellos. Posiblemente se sientan más libres para expresarse y se encuentren más relajados y satisfechos.
Además, tales ancianos pueden ver más allá de sus necesidades personales y disfrutar prestando ayuda a quienes la necesitan. Leen en voz alta para los ciegos, invitan a los huérfanos a que los acompañen en sus viajes o ayudan a los minusválidos a sentirse mejor consigo mismos. Otros adquieren nuevas destrezas y hacen cosas que no podían hacer mientras criaban a una familia o trabajaban para ganarse el sustento. La célebre pintora estadounidense Grandma Moses inició su carrera artística casi a los 80 años, y pintó veinticinco cuadros después de cumplir los 100 años.
Pero no hay que hacer cosas excepcionales para ser feliz. A la edad de 86 años, una actriz de teatro de fama mundial comentó: “Estoy disfrutando ahora más que nunca. Le parecerá que es un poco tarde, pero la ventaja de haber llegado a esta etapa de mi vida es que solo me concentro en los días que acaban de pasar y en los que siguen al momento actual. Vivo el presente”. Añadió: “Uno no tiene que salir en las portadas ni ser millonario para sentirse verdaderamente satisfecho consigo mismo y con su vida”.
Otra ventaja que reporta la vejez es la sabiduría y la experiencia acumuladas a lo largo del camino. ¿Aprecia usted dicha ventaja? Una mujer dijo: “Valoro mucho la sabiduría que he adquirido con los años. Aprender lo que es de verdad importante me ha ayudado a hacer frente a los problemas de la vida. De hecho, muchas mujeres más jóvenes que yo me piden consejo, y luego por lo general me dicen: ‘Me alegro mucho de haber hablado contigo. Nunca había pensado en eso’. No cambiaría esa satisfacción por nada del mundo. Estoy muy agradecida de poder servir de ayuda, sobre todo a los más jóvenes”.
Actitud para con los mayores
Antes se respetaba muchísimo a las personas de edad y se seguía su consejo. No obstante, en una gran cantidad de países la situación ha cambiado. Con frecuencia se hace caso omiso de ellos, e incluso se les maltrata, lo cual es lamentable, pues los mayores son una rica fuente de sabiduría y experiencia de la que los más jóvenes pueden beneficiarse. Pero, evidentemente, eso no les da derecho a inmiscuirse en la vida de los demás.
Felizmente, en algunas culturas todavía se da el debido respeto a los ancianos. En Japón y en la mayoría de los países africanos, por ejemplo, muchos de ellos aún constituyen el núcleo de la familia y de la tribu. En la república de Abjasia (perteneciente a Georgia, antes parte de la Unión Soviética), la gente suele rebasar los 100 años, y las generaciones más jóvenes respetan a los centenarios. Su palabra suele ser ley en la familia.
Cuando los jóvenes aprovechan esta fuente de sabiduría, toda la familia se beneficia. Puede llegar a forjarse una relación íntima entre abuelos y nietos. Tal afinidad entre las dos generaciones enseña a los niños a mostrar paciencia, compasión, empatía y respeto para con los mayores. Pero la pérdida de esta relación puede perjudicar a los jóvenes.
¿Cómo quieren que se les trate?
Los ancianos quieren que se les respete. Necesitan tomar decisiones por sí mismos y sentir que ejercen control sobre su vida. Aunque sus capacidades físicas disminuyen con la edad, los que mantienen la mente activa no suelen perder la lucidez. Quizás no puedan pensar o aprender cosas con tanta rapidez como años atrás, pero no por eso debe usurparse su papel en la familia, dejándolos a un lado, ni deben desempeñarse las tareas que ellos preferirían hacer por sí mismos. Así solo se consigue que se frustren y se sientan inútiles.
Para las personas mayores es de suma importancia realizar actividades productivas; les hace sentir que aún son de valor. Cabe destacar que muchos centenarios de la república de Abjasia atienden numerosas tareas diarias, como trabajar en los campos, alimentar las gallinas, lavar la ropa, limpiar la casa y cuidar de los niños pequeños, todo lo cual sin duda contribuye a su longevidad. Cuando los ancianos tienen trabajo significativo que realizar, se sienten bien. ¿Por qué? Porque tienen un propósito en la vida.
Aun si están impedidos a causa de un derrame cerebral u otra enfermedad, desean que se les trate con dignidad. No les gusta que los demás les hablen en tono condescendiente o que los regañen como si fueran niños. Aunque no puedan hablar, normalmente oyen, y son muy sensibles, lo cual se comprende. A veces puede dar la falsa impresión, a causa de una medicación excesiva, de que padecen debilidad senil. De manera que se necesita empatía, más que cualquier otra cualidad, para cuidarlos adecuadamente.
Los que están recluidos en casa necesitan sentir que no se les ha olvidado. Agradecen mucho las visitas. Es muy triste que los miembros de la congregación cristiana no visiten ni llamen por teléfono a los hermanos de edad imposibilitados que tal vez contribuyeron significativamente a la expansión de la obra del Reino en el pasado. Tales visitas o llamadas requieren relativamente poco tiempo y esfuerzo si se tiene en cuenta el gran bien que les hacen a los mayores.
No obstante, prescindiendo de cómo los traten los demás, la opinión que ellos tengan de sí mismos es importante. Una mujer de 75 años dijo: “Lo que me ayuda a seguir adelante es tener siempre algo que hacer. No podría funcionar si no hiciera planes ni me pusiera metas. Claro que tengo problemas de salud, pero la mayoría de las personas de mi edad también los tienen”.
Los ancianos deben esforzarse por colaborar y no estar quejándose continuamente, aunque no es fácil cuando se está sufriendo. “A pesar de que tengo mis achaques —dijo un anciano—, no he perdido la alegría de vivir. Creo que la actitud es de suma importancia. La experiencia de haber vivido todos estos años ha sido enriquecedora. Y pienso que la clave para permanecer joven es relacionarse con los jóvenes. Ellos se benefician de mi sabiduría, y yo me contagio de su energía. Es que aún soy joven de espíritu.”
¿Qué puede hacerse?
Si usted es joven, ¿debe mejorar su punto de vista sobre las personas entradas en años y el modo como las trata? Si es mayor, ¿por qué no se hace a sí mismo las preguntas del recuadro? ¿Puede hacer algo para mejorar su situación?
Si contesta todas las preguntas afirmativamente, siempre estará rodeado de amigos, tanto jóvenes como ancianos. Los demás buscarán su compañía. Y lo mejor de todo es que se sentirá a gusto aun cuando esté solo y verá que puede llevarse una vida activa e interesante a cualquier edad.
[Fotografía en la página 15]
¿Visita a las personas mayores?
[Recuadro en la página 16]
Preguntas para que las personas mayores se autoexaminen
◻ ¿Miro al futuro con esperanza?
◻ ¿Todavía tengo deseos de aprender cosas nuevas?
◻ ¿Trato de mantenerme lo más activo posible?
◻ ¿Afronto cada día tal como se presenta, y hago los ajustes pertinentes?
◻ ¿Soy alegre y animador en compañía de otros?
◻ ¿Intento conservar el sentido del humor?
◻ En definitiva, ¿estoy envejeciendo con dignidad?