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  • ¿Es María la “Madre de Dios”?
  • ¡Despertad! 1996
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¡Despertad! 1996
g96 8/1 págs. 26-27

El punto de vista bíblico

¿Es María la “Madre de Dios”?

“SOLICITAMOS REFUGIO BAJO LA PROTECCIÓN DE TU MISERICORDIA, OH MADRE DE DIOS; NO RECHACES NUESTRA SÚPLICA EN LA NECESIDAD, SINO SÁLVANOS DE LA PERDICIÓN, OH SÓLO TÚ QUE ERES BENDITA.”

ESTA oración sintetiza los sentimientos de millones de hombres y mujeres devotos de María, la madre de Jesucristo. A sus ojos, María es una figura maternal bondadosa que puede interceder por ellos ante Dios para que sean juzgados con clemencia.

Pero, ¿es María verdaderamente la “Madre de Dios”?

María, “la más favorecida de Dios”

María fue, sin duda alguna, “la más favorecida de Dios”, más que ninguna otra mujer que jamás ha vivido. (Lucas 1:28, La Biblia interconfesional. Nuevo Testamento.) El ángel Gabriel se le apareció y le explicó el gran privilegio que estaba por recibir: “Vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo”. ¿Cómo podría acontecer tal milagro? Gabriel prosiguió: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios”. (Lucas 1:31, 32, 35, Biblia de Jerusalén.)

“He aquí la esclava del Señor —dijo María—; hágase en mí según tu palabra.” (Lucas 1:38, JB.) De este modo, ella se sometió humildemente a esta decisión divina, y con el tiempo dio a luz a Jesús.

Sin embargo, durante los siglos siguientes sus devotos la elevaron de la modesta condición de “esclava del Señor” a la posición de “reina madre” y le atribuyeron una gran influencia en los cielos. Las autoridades eclesiásticas la proclamaron oficialmente “Madre de Dios” en el año 431 E.C. en el Concilio de Éfeso. ¿A qué se debió este cambio? El papa Juan Pablo II mencionó un factor importante: “La verdadera devoción a la Madre de Dios [...] está profundamente radicada en el Misterio trinitario de Dios”. (Cruzando el umbral de la esperanza.)

Por consiguiente, la aceptación de María como la “Madre de Dios” depende de creer en la Trinidad. Ahora bien, ¿es la Trinidad una enseñanza bíblica?a Examine la advertencia que dio el apóstol Pedro: “Falsos maestros [...] introducirán herejías perniciosas y [...] harán dinero a costa vuestra con sus palabras engañosas”. (2 Pedro 2:1, 3, Nuevo Testamento, Editorial Mensajero.) Una de tales herejías fue la doctrina de la Trinidad, y una vez aceptada, era lógico deducir que María era la “Madre de Dios” (griego: Theotókos, que significa “que da a luz a Dios”). Geoffrey Ashe afirma en su libro The Virgin (La Virgen) que “si Cristo era Dios, la Segunda Persona de la Trinidad —como argumentaban los trinitarios—, entonces su madre en su manifestación humana era la Madre de Dios”.

Si Jesús fuera “enteramente Dios”, como asegura el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, podría llamarse con propiedad “Madre de Dios” a María. No obstante, cabe señalar que a muchos de los primeros trinitarios les costó aceptar esta doctrina cuando se propuso por primera vez. Y a los protestantes trinitarios de la actualidad les cuesta igualmente. A esta doctrina se la ha llamado “paradoja de la devoción, [por cuanto] ‘el vientre de ella pudo contener a aquel a quien los cielos no podían contener’”. (The Virgin; compárese con 1 Reyes 8:27.)

Pero ¿es Jesucristo “enteramente Dios”? No, y él jamás hizo tal afirmación; al contrario, siempre reconoció su posición subordinada a su Padre. (Véase Mateo 26:39; Marcos 13:32; Juan 14:28; 1 Corintios 15:27, 28.)

‘El culto que la razón exige de nosotros’

La Biblia exhorta a los cristianos a utilizar el raciocinio para adorar a Dios. No pide que tengamos fe ciega en lo que está revestido de misterio. Al contrario: según el apóstol Pablo, debemos dar a Dios ‘el culto que la razón exige de nosotros’. (Romanos 12:1, La Sagrada Escritura, Profesores de la Compañía de Jesús.)

“Nunca se nos animó a pensar en ello —dice Anne, que recibió una crianza católica—. Y tampoco lo cuestionábamos. Simplemente creíamos que Jesús era Dios y que, por tanto, María era la ‘Madre de Dios’. Es curioso.” Recordemos que, según el Catecismo de la Iglesia Católica, cada miembro de la “Unidad divina” es “enteramente Dios”, pero no existen tres dioses distintos. ¿Debemos creer, pues, que el embrión cuyas células se dividían incesantemente en la matriz de María y que en el primer mes de embarazo apenas alcanzó una longitud de siete milímetros y solo tenía ojos y oídos rudimentarios, contenía al que es “enteramente Dios”?

Tengamos presente que el ángel Gabriel le dijo a María que su niño sería llamado “Hijo del Altísimo” e “Hijo de Dios”, no “Dios Hijo”. Si Jesús hubiera sido verdaderamente el Dios Todopoderoso, ¿por qué no usó el ángel Gabriel la misma expresión que utilizan los trinitarios hoy: “Dios Hijo”? Gabriel no la usó porque la Trinidad no es una enseñanza bíblica.

Nuestra comprensión de las obras de Dios es limitada, naturalmente. Pero el entendimiento correcto de las Escrituras nos lleva a creer que el Dios Todopoderoso, el Creador de todo tipo de vida, tenía el poder de transferir milagrosamente la vida de su Hijo amado a la matriz de María y de proteger el desarrollo de este mediante Su fuerza activa, o espíritu santo, hasta que María diera a luz a Jesús, el Hijo de Dios.

María fue, en efecto, sumamente bendecida al convertirse en madre del que sería el Cristo. No es una falta de respeto hacia ella aceptar que las claras enseñanzas bíblicas —entre las que consta el registro de la humildad de María— descartan el que se le otorgue el título de “Madre de Dios”.

[Nota]

a Véase el folleto ¿Debería creer usted en la Trinidad?, editado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

[Reconocimiento de la página 26]

Museo del Prado (Madrid)

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