BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g96 8/12 págs. 11-13
  • El camino de la recuperación

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • El camino de la recuperación
  • ¡Despertad! 1996
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • Recuperación
  • Ningún corazón solitario
  • Las familias necesitan apoyo
  • Reconozca los síntomas y actúe
    ¡Despertad! 1996
  • Cómo vencer la depresión
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1990
  • ¡Le es posible hallar gozo en un mundo que deprime!
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1990
  • Haz que tu corazón se vuelva a Jehová
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1983
Ver más
¡Despertad! 1996
g96 8/12 págs. 11-13

El camino de la recuperación

DESPUÉS de un infarto, es normal que el paciente sienta temor y preocupación. ¿Sufriré otro infarto? ¿Quedaré incapacitado o hasta cierto grado limitado por el dolor y la pérdida de fuerzas y vitalidad?

John, mencionado en el segundo artículo, esperaba que las molestias y el dolor que sentía en el pecho todos los días remitieran con el tiempo. Pero al cabo de unos meses dijo: “Hasta la fecha no han remitido. Por eso, y debido a que me fatigo enseguida y tengo palpitaciones, me pregunto una y otra vez: ‘¿Estaré a punto de sufrir otro infarto?’”.

Jane, una mujer de Estados Unidos que cuando sufrió el ataque cardíaco era todavía joven, aunque ya viuda, admitió: “Pensaba que no sobreviviría o que me daría otro infarto y moriría. La idea me aterrorizaba, pues tenía tres hijos que atender”.

Hiroshi, de Japón, relató: “La noticia de que el corazón ya no me funcionaría como antes me afectó muchísimo; la capacidad de bombeo del corazón había disminuido en un 50%. Estaba casi seguro de que tendría que restringir algunas de mis actividades como ministro de los testigos de Jehová, pues no podía hacer ni la mitad de lo que había estado haciendo”.

Cuando alguien ve limitadas sus fuerzas, es posible que tenga momentos de depresión y que le embarguen sentimientos de inutilidad. Marie, una australiana de 83 años que se dedicaba por completo a la obra de predicar que efectúan los testigos de Jehová, se lamentó diciendo: “El hecho de no poder estar tan activa como antes me entristeció. En lugar de ayudar a otros, era yo quien necesitaba ayuda”. En Sudáfrica, Harold comentó: “Estuve tres meses sin poder trabajar. Todo lo que podía hacer era caminar por el jardín. ¡Qué frustrado me sentía!”.

Después de su segundo infarto, Thomas, de Australia, necesitaba una operación de bypass. Él confesó: “Yo no aguanto mucho el dolor, y me costaba asimilar la idea de someterme a cirugía mayor”. Jorge, de Brasil, contó cómo se sentía tras su operación cardíaca: “En vista de mi precaria situación económica, temía que iba a dejar a mi esposa sola y sin asistencia. Creía que no iba a durar mucho más”.

Recuperación

¿Qué ha ayudado a muchas víctimas de infarto a recuperarse física y emocionalmente? Jane dijo: “Cuando me entraba miedo, oraba a Jehová, arrojaba mis cargas sobre él y allí las dejaba”. (Salmo 55:22.) La oración ayuda a obtener las fuerzas y la paz interior que tanto se necesitan en momentos de inquietud. (Filipenses 4:6, 7.)

John e Hiroshi siguieron un programa de rehabilitación. La dieta adecuada y el ejercicio les fortaleció el corazón, y ambos se reincorporaron a su trabajo. Su recuperación psicológica y emocional la atribuyeron al poder sustentador del espíritu de Dios.

En el caso de Thomas, el apoyo que recibió de sus hermanos cristianos le infundió valor para enfrentarse a la operación. Él comentó: “Antes de la operación vino a verme un superintendente y oró conmigo. Le suplicó fervientemente a Jehová que me fortaleciera. Aquella noche centré mis pensamientos en su oración y me sentí muy bendecido por tener ancianos como él, cuya empatía en momentos de angustia es ya de por sí una parte del proceso de curación”.

Anna, de Italia, afronta la depresión de esta manera: “Cuando me siento desanimada, pienso en todas las bendiciones que ya he recibido como sierva de Dios y en las que recibiré en el futuro bajo el Reino de Dios. Esto me ayuda a recuperar la serenidad”.

Marie se siente agradecida por la ayuda de Jehová. Su familia estuvo a su lado, y ella dice: “A pesar de tener sus propias cargas, mis hermanos y hermanas espirituales sacaron tiempo para visitarme, telefonearme o enviarme tarjetas. ¿Cómo podría estar triste ante tantas muestras de cariño?”.

Ningún corazón solitario

Para que haya recuperación, no debe haber corazones solitarios. El apoyo de la familia y los amigos desempeña un papel importante y positivo en la recuperación de las personas cuyo corazón necesita reponerse tanto en sentido literal como figurativo.

Michael, que vive en Sudáfrica, comentó: “Es difícil explicar lo que significa estar abatido. Pero cuando entro en el Salón del Reino, el interés que muestran en mí los hermanos me reconforta y anima sobremanera”. Henry, de Australia, también se sintió fortalecido por el amor y la comprensión tan profundos que le demostraron los miembros de su congregación. Él dijo: “La verdad es que necesitaba aquellas tiernas palabras de ánimo”.

Jorge agradece mucho el profundo interés que demostraron por él y su familia todos los que les ayudaron económicamente hasta que pudo volver a trabajar. Olga, de Suecia, también agradece la ayuda práctica que le brindaron tanto a ella como a su familia un buen número de sus hermanos espirituales. Unos le hacían la compra, y otros le limpiaban la casa.

Con frecuencia, los pacientes cardíacos tienen que limitar su participación en algunas actividades que les satisfacían mucho. Sven, de Suecia, relató: “Cuando hace demasiado viento o frío, tengo que retraerme de participar en el ministerio, pues ese tipo de clima favorece el espasmo vascular. Agradezco la comprensión de muchos de mis compañeros Testigos en este asunto”. Y cuando tiene que guardar cama, Sven puede escuchar el programa de las reuniones porque los hermanos, amorosamente, se lo graban. “Me mantienen informado de lo que sucede en la congregación, y eso me hace sentir parte de ella.”

Marie, que está postrada en cama, se siente bendecida por el hecho de que las personas que estudian la Biblia con ella acudan a su casa. De esta manera puede seguir hablando del maravilloso futuro que espera con tanto anhelo. Thomas agradece el interés que sus compañeros muestran por él: “Los ancianos han sido muy considerados y me dan menos asignaciones”.

Las familias necesitan apoyo

El camino de la recuperación suele ser tan difícil para los familiares como para la propia víctima. Ellos también experimentan estrés y miedo. Alfred, de Sudáfrica, dijo lo siguiente respecto a la inquietud que sentía su esposa: “Cuando regresé del hospital a casa, mi esposa me despertaba muchas veces durante la noche para ver si seguía bien, e insistía en que me hiciera un reconocimiento médico cada tres meses”.

Proverbios 12:25 dice que “la inquietud deprime el corazón” (Levoratti-Trusso). Carlo, de Italia, comenta que desde que le dio el infarto, su leal y amante esposa “padece depresión”. Lawrence, que vive en Australia, afirmó: “Una de las cosas que hay que vigilar es que el cónyuge esté bien atendido, pues la situación le somete a mucha tensión”. Así pues, deberían tenerse presentes las necesidades de todos los miembros de la familia, incluidos los hijos. La situación puede tener en ellos repercusiones emocionales y físicas.

Después del infarto de su padre, James, mencionado en el segundo artículo de este reportaje, se encerró en sí mismo. Él confesó: “Pensaba que ya no podía participar en ninguna diversión porque en el momento en que lo hiciera, sucedería algo malo”. Contar a su padre el temor que sentía y tratar de comunicarse con los demás le ayudó a aliviar su preocupación. Durante aquel tiempo James hizo algo más que tuvo un efecto muy positivo en su vida: “Dediqué más tiempo a mi estudio personal de la Biblia y a prepararme para las reuniones cristianas”. Tres meses después dedicó su vida a Jehová y se bautizó en agua como símbolo de su dedicación. “Desde entonces —añade— he cultivado una relación muy estrecha con Jehová. La verdad es que tengo muchas cosas que agradecerle.”

Después de un infarto, la persona tiene tiempo para reexaminar su vida. John, por ejemplo, cambió su modo de ver las cosas. Él explica: “Uno percibe lo vanos que son los afanes mundanos y se da cuenta de lo importante que es el amor de la familia y los amigos, y de lo mucho que significamos para Jehová. Ahora, mi relación con Jehová, con mi familia y con mis hermanos espirituales tiene aún más prioridad”. Reflexionando en su traumática experiencia, añade: “No puedo concebir lo que sería afrontar algo así sin la esperanza de que vendrá el día en que todas estas cosas serán enmendadas. Cuando me siento deprimido, pienso en el futuro, y lo que sucede en el presente parece menos importante”.

Al afrontar los altibajos del camino de la recuperación, estos supervivientes de infarto tienen su esperanza firmemente anclada en el Reino que Jesucristo nos enseñó a pedir en oración. (Mateo 6:9, 10.) El Reino de Dios proporcionará al ser humano vida eterna en perfección en una Tierra paradisíaca. Entonces las cardiopatías y todos los demás problemas de salud serán eliminados para siempre. El nuevo mundo está a las puertas. Verdaderamente, lo mejor de la vida está por venir. (Job 33:25; Isaías 35:5, 6; Revelación [Apocalipsis] 21:3-5.)

[Ilustración de la página 13]

El apoyo de la familia y los amigos desempeña un papel positivo en la recuperación

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir