De nuestros lectores
El don de oír Quiero expresarles mi agradecimiento por el artículo “El sentido del oído: don que debemos apreciar” (22 de septiembre de 1997). Antes de leerlo, creía entender bastante bien el funcionamiento del oído y cómo percibimos los sonidos. No me daba cuenta de lo poco que sabía en realidad. La lámina de la página 23 es una maravilla. Me asombra la reflexión y el trabajo que requirió producir esa ilustración del oído. Y me asombra aún más lo que se necesitó para crear el aparato auditivo mismo.
A. S., Estados Unidos
Somos hermanas y ambas médico especialistas y creemos sinceramente que, en todos nuestros años de estudios, nunca hemos leído un artículo que explicara el aparato auditivo con tanta sencillez y exactitud. Nos hace concordar con las palabras de Salmo 139:14: “De manera que inspira temor estoy maravillosamente hecho”.
M. B. y Z. B., Venezuela
Un conductor ebrio me atropelló. Después de permanecer un mes en estado de coma, desperté en un mundo sin sonidos. Han pasado dieciocho años y todavía soy prácticamente sordo, pero con la ayuda de audífonos puedo oír hasta cierto punto. Este artículo oportuno ayudará a los que oyen bien a ponerse en el lugar de los que tienen algún problema auditivo.
K. C., Estados Unidos
El Kilimanjaro Me agradó mucho el artículo “El Kilimanjaro, el techo de África” (8 de septiembre de 1997). Pude observar dicha montaña en enero de 1994 cuando asistí a una asamblea internacional de los testigos de Jehová en Kenia. Me sentí profundamente conmovido al verlo y agradecí a Jehová su maravillosa obra como amoroso Creador nuestro.
E. J., Estados Unidos
No ser parte del mundo Me encantó el artículo “El punto de vista bíblico: ¿Qué significa ‘no ser parte del mundo’?” (8 de septiembre de 1997). Tras estudiarlo, decidí dejar de utilizar la expresión “mundano” para referirme a los que no son cristianos. Después de todo, hace treinta años yo misma todavía no era creyente. Si la primera persona que me habló sobre la Biblia hubiera manifestado una actitud desdeñosa, probablemente no habría querido volver a hablar con ningún Testigo.
B. G., Estados Unidos
Estafadores No aparté tiempo para leer enseguida la serie de artículos “¡Cuidado con los estafadores!” cuando recibí el número del 22 de septiembre de 1997. Al día siguiente, cuatro de nosotros fuimos víctimas de un taxista en apariencia amable quien se aprovechó de que no conociéramos la ciudad. Nos cobró una suma grande de dinero y nos dejó lejos de nuestro destino. Fue una lástima que no recordáramos las palabras de Proverbios 14:15, que se citan al final de los artículos: “Cualquiera que es inexperto pone fe en toda palabra, pero el sagaz considera sus pasos”.
J. P., Filipinas
Las cruzadas Me hallaba buscando información sobre el tema de las cruzadas cuando me llegó el número del 8 de octubre de 1997 con el artículo “Las cruzadas: ‘trágica ilusión’”. ¡Esta es información al tiempo oportuno! Recordé la importancia de leer la revista en cuanto la recibo.
T. K., Finlandia
Un paraíso sin problemas Tengo nueve años y quiero agradecerles el artículo “Un paraíso sin problemas pronto será una realidad” (8 de octubre de 1997). Me sentí conmovida al leerlo, pues mi padre ha estado de viaje, y por las noches mamá y yo teníamos miedo hasta de abrir la ventana por temor a que alguien entrara en la casa. Por eso, cuando leí acerca de la promesa de Jehová de acabar completamente con el delito y la violencia, me sentí más tranquila.
D. M., Estados Unidos