¿Reconoce ese canto?
¿QUÉ canto? ¿Alguna tonada popular del pasado? Sí, nos referimos a cantos de un pasado muy remoto, posiblemente los más antiguos que se han oído en la Tierra. ¿Cuáles son? Los cantos de las aves.
Muchas personas identifican las aves por sus colores, su forma, su patrón de vuelo y sus hábitos de nidificación. Pero ¿las ha escuchado detenidamente para identificarlas por su canto?
Es fácil hacerlo en el caso de algunas porque su canto no es muy variado. Tome como ejemplo al travieso cuervo norteamericano. Aunque es una de las aves más inteligentes, su escandaloso graznido (“grrac”, “toc”) lo descubre inmediatamente. A la graja también se le conoce por los fuertes gritos que la delatan. Otra ave, cuya triste llamada puede crisparle a uno los nervios durante la noche, es el chotacabras gritón. Recibe este nombre por su característica llamada que parece no tener fin, sobre todo cuando uno quiere dormir.
En cambio, “el chochín palustre muchas veces tiene un repertorio de más de cien cantos; el sinsonte común, de cien a doscientos. Un sinsonte castaño demostró tener un repertorio de más de dos mil cantos” (revista Audubon, marzo-abril de 1999).
Por lo general, es el macho quien canta, con la finalidad de señalar su territorio y atraer a las hembras. No obstante, en ocasiones algunas hembras también lo hacen. Así ocurre en el caso del turpial de Baltimore, el cardenal rojo de Norteamérica y el piquigordo pechirrosado.
¿Está usted familiarizado con las aves de la zona donde vive? En muchos países hay grabaciones de los cantos de las aves, que le ayudarán a reconocerlas por el sonido que emiten. Incluso se pueden comprar relojes que marcan cada hora con el canto de un ave distinta. Aprenderá rápidamente, por lo menos, doce cantos hermosos.
[Ilustraciones de la página 31]
Chochín palustre
Piquigordo pechirrosado
Cardenal rojo