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Seamos valientes al andar con Dios
wcg cap. 17 pág. 82-pág. 85

17 JAEL

“La más bendita de las mujeres”

Edición impresa
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SÍSARA salió huyendo de la llanura de Jezreel. Se desentendió de sus hombres y los dejó allí cara a cara con la muerte. Y pensar que su poderoso ejército con sus 900 carros de guerra había sido derrotado por unos soldados de a pie que casi ni llevaban armas... Es que no podía creerlo. ¡Qué humillante! Pero lo que más le preocupaba ahora era esconderse. Así que se dirigió a la tienda de Héber el quenita.

Los quenitas en general eran aliados de Israel. Sus buenas relaciones con los israelitas se remontaban a los días de Moisés, quien se había casado con una mujer que provenía de una familia quenita. Ahora, este pueblo nómada vivía en Israel. Pero Héber era diferente de los demás quenitas. En vez de aliarse con Israel, prefirió aliarse con el rey cananeo Jabín. Y, como Sísara era el general de Jabín, dio por sentado que podría refugiarse en las tiendas de Héber. Parece que a Sísara ni siquiera se le ocurrió que Jael, la esposa de Héber, pudiera tener su propia forma de pensar.

Resulta que cuando Sísara llegó al campamento no estaba Héber, solo Jael. Así que, cuando ella vio a Sísara acercarse, tuvo que pensar rápido y tomar una decisión. Sin duda, sabía quién era Sísara y lo peligroso que era. Puede que Jael no supiera lo que Jehová había predicho mediante Débora: que Sísara moriría pero no a manos de un hombre, sino a manos de una mujer. Ahora bien, lo que Jael sí sabía es lo que Jehová esperaba de ella. ¿Por qué decimos esto?

Jael en la entrada de su tienda mientras Sísara se va acercando a ella. Dentro de la tienda hay un martillo.

Porque más tarde Jehová inspiró a Débora para componer una canción sobre cómo Barac derrotó a Sísara. Esta canción dice en parte: “La más bendita de las mujeres es Jael, la esposa de Héber el quenita; la más bendita de las mujeres que viven en tiendas”. Aunque algunos comentaristas critican a Jael y dicen que era una mujer fría y calculadora, en realidad era una mujer valiente que peleó en una guerra de Jehová. Fue como Rahab: decidió ponerse del lado de Jehová y oponerse a los enemigos de él. Jael sabía que Sísara era un malvado enemigo de Jehová, que Jehová quería eliminarlo y que ahora ella tenía la oportunidad de hacerlo. La pregunta era cómo.

Es obvio que Jael no se iba a poner a golpes con Sísara. Él era un guerrero curtido y seguramente era un hombre fuerte. Pero lo que ella sí hizo fue invitarlo a pasar a su tienda para que descansara. Entonces lo tapó con una manta y, cuando él le pidió agua, ella le dio leche. Sísara le ordenó que se quedara a la entrada de la tienda y que, si alguien le preguntaba si había entrado un hombre, le mintiera y le dijera que no. Después se quedó dormido.

Dios quería acabar con un guerrero despiadado, y para eso se valió de una sola mujer

Jael sabía que el momento había llegado. Era ahora o nunca. Agarró un martillo pesado y una estaca de tienda, herramientas que muy probablemente usaba con frecuencia y que quizás eran de madera. Con mucho cuidado y en silencio, se acercó a aquel guerrero, se inclinó hacia su cabeza y se preparó para matarlo. Tan solo un paso en falso, el más mínimo error..., y Sísara la habría matado de una forma horrorosa. Pero Jael no falló. Y en un instante todo terminó. Sísara estaba muerto, tendido a sus pies con una estaca entre las sienes.

Más tarde, Barac llegó buscando a Sísara, y Jael salió a su encuentro. Le dijo: “Ven. Te mostraré al hombre que estás buscando”. Él entró en la tienda y allí vio que se cumplió lo que Débora había profetizado: “Será en las manos de una mujer en las que Jehová entregará a Sísara”.

En su canción de victoria, Barac y Débora pusieron muy en alto a Jael por lo que hizo. Aunque no se vuelve a mencionar a Jael en la Biblia, ahora —32 siglos después— su historia todavía sigue viva. Es verdad que en la actualidad los siervos de Dios no tenemos que pelear con armas ni herramientas literales. Pero sí tenemos que luchar en una guerra espiritual. Así que ahora más que nunca necesitamos un valor como el de Jael.

Lea el relato bíblico

  • Jueces 4:9, 11, 17-22; 5:24-31

¿Qué diría?

¿De qué maneras demostró valor Jael?

Investigue un poco más

  1. 1. ¿Qué relación hay entre la batalla de Sísara y la guerra de Armagedón? (w19.09 8, 9 párrs. 3-6).

  2. 2. Héber, el esposo de Jael, se había aliado con los cananeos —que eran enemigos de Israel— a pesar de que había un vínculo entre él y los israelitas. ¿Cuál era ese vínculo? (it “Héber” núm. 2).

  3. 3. La victoria de Israel sobre Sísara y Jabín fortaleció al pueblo de Dios muchos años después. ¿De qué manera? (w08 15/10 14, 15 párrs. 12-15).

  4. 4. ¿Qué podemos destacar de la manera en que Débora honró a Jael, y qué aprendemos de ello? (w15 1/8 15 párr. 2). A

Débora y Barac cantando su canción de victoria mientras los demás israelitas bailan y tocan la pandereta.

Imagen A

Imagen A

Piense en las lecciones

  • Así como Jael necesitó valor, ¿en qué situaciones podría necesitar valor una hermana que tiene un esposo no Testigo?

  • Jael no era profetisa como Débora ni soldado como Barac. Pero aun así hizo lo que estaba a su alcance. ¿Qué nos enseña su ejemplo sobre nuestra forma de ver las limitaciones que tengamos? B

    Serie de imágenes: 1. Una hermana mayor en silla de ruedas escribiendo una tarjeta y poniendo algo de dinero en un sobre. 2. Una pareja leyendo la tarjeta con una sonrisa en la cara.

    Imagen B

  • ¿De qué otras maneras puede usted copiar el ejemplo de valor de Jael?

Vea el cuadro completo

  • ¿Qué me enseña este relato sobre Jehová?

  • ¿Cómo se relaciona este relato con el propósito de Jehová y el tema principal de la Biblia?

  • ¿Qué me gustaría preguntarle a Jael cuando resucite?

Para saber más

Vea en este video cómo el ejemplo de Jael motiva a una joven Testigo a defender sus creencias.

No seamos como los cobardes, sino como los valientes. No seamos como los habitantes de Meroz, sino como Jael (1:40)

Conozca en este artículo a muchas mujeres más como Jael de las que podemos aprender valiosas lecciones.

“¿Qué aprendemos de las mujeres de la Biblia?” (ijwbq artículo 161)

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