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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1951
w51 15/6 págs. 383-384

Preguntas de los lectores

• Concerniente al comer carne de animales después del Armagedón, ¿no sería eso determinado por el pacto eterno que Jehová hizo con Noé después del Diluvio, más bien que por el edicto dado a Adán en el Edén?—C. N., Tejas.

Si el hombre come carne después del Armagedón, los términos del pacto con Noé aplicarán. Sus reglas con respecto a la disposición de la sangre de animales muertos para alimento durará tanto como dure la práctica de comer tal carne. Considerando una pregunta relacionada en esta sección en su número del 1 de marzo de 1951, La Atalaya dijo concerniente a los animales en el nuevo mundo: “Parece que los hombres no los matarán para alimento.” La declaración no es dogmática, sino que más adelante demuestra que es razonable esperar que el propósito original de Jehová relativo al abastecimiento de alimento, como se dió en el Edén antes de la caída del hombre, será realizado al fin en el nuevo mundo.—Gén. 1:29, 30.

El pacto con Noé concediendo alimento de animales sólo hizo provisión para alimento extra, altamente concentrado, para la humanidad que se deterioraba. Esta provisión también abrió el camino para que se hicieran los sacrificios después del Diluvio de los cuales los sacrificadores podían comer parte de la carne, tal como del cordero pascual y otros sacrificios en Israel. También puso la base para que Jesús hablara acerca del comer su carne y beber su sangre sus seguidores, para obtener vida en si mismos. Pero tales provisiones no fueron hechas originalmente para el hombre y la mujer perfectos, y no parece que habrá ninguna necesidad absoluta de que la humanidad elevada a la perfección incluya carne de animales en su dieta. Cuán pronto después del Armagedón podrá eliminarse la carne del régimen alimenticio del hombre no podemos decir.

• ¿Por qué dice la versión bíblica del Diaglotón en su nota al calce en 1 Juan 5:7, que las palabras “Porque hay tres que dan testimonio en el cielo, el Padre, el Verbo y el espíritu santo, y estos tres son uno” no se hallan en ningún manuscrito griego antes del siglo quinto, cuando la evidencia es que estas palabras no aparecieron en ningún manuscrito griego antes del siglo quince?—J. L., Escocia.

La nota al calce del Diaglotón en 1 Juan 5:7 se equivocó en su citación de la traducción de Newcome (1808), en la cual la nota al calce dice: “Este texto concerniente a los testigos celestiales no se halla en ningún manuscrito griego que fué escrito antes del siglo quince. . . . Se cita primero por Vigilio Tapsensis, un escritor latino de poco mérito, al fin del siglo quinto, y se sospecha que fué falsificado por él.”

• En el nuevo folleto legal Defendiendo y legalmente estableciendo las buenas nuevas (en inglés) se declara que no hay objeción bíblica contra prestar juramento para testificar a la verdad. ¿Qué hay de las palabras de Jesús en Mateo 5:33-37 y las palabras del discípulo Santiago en Santiago 5:12 que les dicen a los cristianos que no ‘juren de ninguna manera’?—E. H., Inglaterra.

Los textos en Mateo 5:33-37 y Santiago 5:12 no se refieren a prestar juramento en un tribunal jurídico. Estas amonestaciones contra el jurar fueron contra la práctica de ese tiempo de usar un juramento en ocasiones impropias para hacer más enfático lo que se decía y para que fuera más creído por el oyente y también para alardear de su propia confiabilidad; así que juraban por sus barbas, o por el cielo, o por la tierra, y otras cosas que en verdad no añadían fuerza a lo que se decía o se aseguraba.

Pero existe registro de fieles siervos de Dios que juraron en ocasiones solemnes. Abrahán levantó la mano en juramento en cierta ocasión. (Gén. 14:2-24) ¿‘Procedió del mal’ lo que dijo él en esta ocasión que fué además de sí y no? Cuando el sumo sacerdote le dijo a Jesús delante del Sinedrio, “¡Por el Dios viviente te pongo bajo juramentó de que nos digas si tú eres el Cristo el Hijo de Dios!” Jesús respondió. (Mat. 26:63, 64, NM) Tampoco el apóstol Pablo habla derogatoriamente de juramentos tomados en ocasiones apropiadas, como en un tribunal, sino que dice: “Los hombres juran por el que es más grande, y su juramento es el fin de toda disputa, ya que es una garantía legal para ellos. De esta manera Dios, cuando se propuso demostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, entró con un juramento, a fin de que, por medio de dos cosas inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, nosotros que hemos huído al refugio podamos tener ánimo fuerte para echar mano de la esperanza puesta delante de nosotros.” (Heb. 6:16-18, NM) Puesto que Dios siempre es verdadero y confiable, ¿por qué actuó como los hombres en tribunales y prestó juramento en confirmación de lo que le había dicho a Abrahán? Ciertamente su juramento no ‘procedió del mal’.

Sin embargo, se deja a la conciencia de cada quien en cuanto a si presta juramento en un tribunal o ante un notario o en otra parte o si le parece mejor sólo afirmar. En el folleto Defendiendo y legalmente estableciendo las buenas nuevas damos nuestra posición en el asunto, para que cualquiera que espere consejo de nosotros pueda saber que no nos oponemos a tal juramento en tribunales.

• Cuando Jesús habló de un camello pasando por el ojo de una aguja, ¿quiso decir él el ojo de una aguja literal, o con esa expresión se refirió a una puertecita en una de las grandes puertas de Jerusalén?—N. R., Guayana inglesa.

Recordamos que en años pasados se solía explicar que el “ojo de la aguja” quería decir una puertecita en una de las grandes puertas de Jerusalén, de modo que si había anochecido y las puertas estaban cerradas, se podía abrir esta puertecita y después de descargar el camello éste podía pasar por la puertecita, caminando en sus rodillas y ancas; en otras palabras, lo hacía con mucha dificultad. Luego en 1940 George M. Lamsa dió al público su traducción en inglés, El Nuevo Testamento traducido de fuentes arameas originales, y en ésta él vierte Mateo 19:24: “Otra vez les digo, Más fácil es que una soga pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios.”

Sin embargo, la Traducción del Nuevo Mundo que se dió al público el año pasado traduce Mateo 19:24 como sigue: “Otra vez les digo, Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un hombre rico entrar al reino de Dios.” Pero la palabra griega que se usa en Lucas 18:25 en la Biblia original es una palabra diferente y por eso la Traducción del Nuevo Mundo vierte ese versículo como sigue: “Es más fácil, de hecho, que un camello pase por el ojo de una aguja de coser que entrar un hombre rico en el reino de Dios.” Nos parece que Jesús quiso decir una aguja de coser literal y un camello literal, para ilustrar la imposibilidad de realizarlo sin la ayuda suprema de Dios.

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