Obra misionera esparce libertad y amor

La décimoctava clase de Galaad se gradúa

HACE veintiséis siglos el profeta Isaías escribió su creencia en la obra misionera en estas palabras: “Decir a los presos: Salid.” El mismo escritor bíblico se presentó voluntariamente para tal actividad libertadora dondequiera que se necesitara, diciendo, “¡Aquí estoy yo; envíame a mí!” (Isa. 49:9, NC; 6:8) Hoy, en la pintoresca región de los lagos Finger del estado de Nueva York cerca de Ithaca, la Escuela Bíblica de Galaad de la Wátchtower se yergue como testimonio moderno de esta misma convicción. Tierras paganas que se encuentran en completas tinieblas en cuanto a los propósitos del verdadero Dios son servidas por sus graduados misioneros, pero la actividad de ningún modo se limita a estos países. La vanagloria de rectitud propia de la cristiandad sólo disfraza sus propias creencias paganas y revela su condición espiritual necesitada.

Por lo tanto, los testigos de Jehová instruyen a sus ministros de tiempo cabal en Galaad para efectuar el mandato de Cristo de ‘hacer discípulos de todas las naciones’. (Mat. 28:19) ¿Quién negará que la diseminación del conocimiento de Dios y el amor para Dios y el hombre es lo más práctico en el presente mundo desgarrado por contiendas? Este propósito fué puesto en claro en la graduación de la décimoctava clase de Galaad el 10 de febrero de 1952.

Para las 9 horas de ese domingo por la mañana la muchedumbre más grande que ha concurrido a una graduación de invierno estaba sentada en cuatro diferentes salones. Las actividades comenzaron cuando el siervo de la hacienda y los cuatro instructores de la escuela ofrecieron en sucesión su último consejo y despedida. Luego telegramas se leyeron expresando felicitaciones de cristianos de todo el mundo. Después N. H. Knorr, presidente de la escuela y de la Sociedad Wátchtower, empezó su discurso sobre “Trabajando junto con Él”.

El hermano Knorr acababa de regresar de un recorrido de servicio extenso en el cual había hablado con misioneros de la Sociedad en tierras lejanas. Fué evidente que él deseaba impartir algo que le conmovía mucho, algo obtenido de su contacto íntimo con la gran expansión de la verdadera adoración llevada a cabo en el campo mundial. Pronunciando lo que quizás fué el discurso de graduación más directo de la historia de la escuela, él procedió a extenderse sobre la posición singular del ministro verdadero como “substituto” por Cristo sirviendo las necesidades espirituales de las personas de buena voluntad. La base para la discusión provino de la segunda carta del apóstol Pablo a los corintios, capítulos cinco y seis.

“Ustedes han tenido la oportunidad más maravillosa para estudiar y equiparse,” dijo él, “pero ¿van ustedes a trabajar juntos con Él? ¿Realmente serán substitutos por Cristo, para ayudar sus ovejas a lograr la madurez? ¿Qué parte van ustedes a desempeñar? Es posible que tengan mucho conocimiento, pero si no expresan amor proviniendo de su corazón no serán de ningún uso para el Señor. No harán ningún bien a la gente honesta de estos otros países.”

Él continuó mostrando cómo el conocimiento más abundante podría resultar en el mal de producir orgullo. “Tienen mucha responsabilidad descansando sobre ustedes. Sus hermanos en el campo esperarán mucho, mucho más de ustedes. ¿Van a tomar ustedes la delantera en expresar amor?” Aunque es triste el decirlo, algunos graduados misioneros no lo han hecho, y un contraste se hizo entre ellos y los que lo han hecho, mostrando que es posible que el orgullo, la arrogancia o la indiferencia fría e insensible entren y hagan que uno cause daño a las ovejas del Señor en vez de ayudarlas.

Con una súplica enérgica a todos los presentes para que estudiaran cuidadosamente la carta del apóstol, especialmente el 2 Co capítulo seis, el orador bosquejó veintiocho puntos alistados por Pablo como esenciales para probar que uno es un verdadero y maduro ministro de Cristo. Finalmente resumió la esencia de su discurso leyendo la siguiente nota breve personal que se halló en el sobre que fué distribuído a cada graduado:

“ESTIMADOS GRADUADOS DE LA DÉCIMOCTAVA CLASE DE GALAAD:

“Hoy ustedes son considerados aptos para participar en una obra educativa y dedicar sus esfuerzos a favor de la paz permanente entre todas las gentes que aman la justicia. Sus hermanos en todas partes esperan mucho de ustedes. Ellos creen que ahora que ustedes han terminado el curso en la Escuela de Galaad ustedes son maduros. Sus hermanos esperan que ustedes pongan un ejemplo propio en palabra y hechos. Ustedes tienen el conocimiento. Han tenido buena oportunidad de rehacer la mente durante los cinco meses de estudio.

“¿Se reflejará esta instrucción en sus acciones cotidianas? ¿Van a mostrar amor y paciencia hacia sus hermanos? ¿Van a ser sufridos en ayudar a los que son como niños en la verdad para que crezcan? Brevemente declarado, ¿Van ustedes a mostrar su madurez en la organización del Señor? ‘De aquél que tiene mucho, más se le exigirá.’

“Nunca, ni por un momento, traten levemente alguna asignación futura en la organización del Señor. Sus hermanos esperan mucho de ustedes en todas partes del mundo. No los chasqueen. Muestren devoción verdadera y amor sincero hacia todos sus hermanos; y digan a los que todavía están presos, ‘Salid.’

“Aquí está una pequeña dádiva para ayudarles a comenzar ahora que salen de la escuela. Úsenla sabiamente para mantenerse en la obra. Arreglen sus asuntos para mantenerse realmente ocupados predicando el evangelio. Nuestras oraciones están con ustedes en cuanto a esto. Nosotros amamos a nuestros hermanos de todo el mundo, y queremos que compartan ese amor de ayudarlos. Nuestros mejores deseos los acompañan.

SOCIEDAD WATCH TOWER BIBLE & TRACT

Presidente, N. H. Knorr.”

Febrero 10 de 1952

Hasta esa mañana los estudiantes no sabían adónde serían enviados. ¡Imagínese, entonces, la excitación cuando el hermano Knorr los llamó hacia adelante según grupos de asignación misionera y anunció dónde iba a ir cada grupo! Noventa y cinco de los noventa y nueve graduados recibieron diplomas de mérito escolar y todos recibieron asignaciones que los llevarán a veinticinco países. Esta clase ayudará a libertar cautivos espirituales en los Estados Unidos, Quebec, Bahamas, América Central y del Sur, Europa, el Levante, India y África.

Poco antes de terminar la reunión, un miembro de la clase presentó una resolución en la que los estudiantes reconocieron sus nuevas responsabilidades y prometieron vivir en conformidad con ellas usando lo mejor de sus habilidades. Esto produjo reacción por parte del auditorio numeroso. Con una oración se concluyeron los ejercicios formales y se desató el entusiasmo contenido de la multitud ansiosa. Perspectivas futuras ocuparon la conversación el resto del día. Hay una grande distancia desde el campo pacífico de Galaad hasta el sitio de sus venideras actividades nuevas. Sin embargo, la clase décimoctava empieza hacia adelante bien equipada para su tarea de proclamar a los oyentes anuentes de muchos países, “Salid.”