Vida mediante conocimiento acertado
LAS escuelas de hoy se proponen estimular y ensanchar el interés del estudiante en los problemas políticos, sociales, económicos y científicos de nuestros tiempos. Se esfuerzan por desarrollar en el discípulo la habilidad para discutir preguntas públicas inteligente y liberalmente. Y, también, se hace un esfuerzo por capacitar a los estudiantes a adquirir mayor conocimiento, a entender habilidades y actitudes, que los preparará para ciudadanía activa. En resumen, las escuelas se organizan para guiar a los estudiantes a la madurez y ensanchar tanto la habilidad como el intelecto de hombres y mujeres maduros, con quienes la nación cuenta para dirección industrial y política.
En contraste con lo susodicho, la escuela de conocimiento acertado no es ni política ni mundana en ningún sentido, ni se basa su conocimiento en algún libro de texto mundano. Más bien, halla su base en el Libro de texto divino, la Biblia. Sus objetivos son diferentes. En vez de ser política en naturaleza, insta a sus estudiantes a no “amoldarse a este sistema de cosas,” sino transformarse rehaciendo su mente, para que prueben para sí mismos “la buena y la aceptable y la completa voluntad de Dios.” (Rom. 12:2, NM) En realidad, enseña a sus alumnos que no sean amigos del mundo; advierte que los que lo son se hacen enemigos de Dios. (Sant. 4:4) Enseña que la sabiduría de este mundo es “insensatez,” animal, demoníaca. (1 Cor. 1:20; Sant. 3:15, NM) Disiente de las presentes tendencias materiales en que da mayor énfasis a las necesidades espirituales del género humano, declarando que “no únicamente de pan vive el hombre sino que de toda expresión de la boca de Jehová vive el hombre.” (Deu. 8:3, NM) Sus objetivos principales son: entrenar estudiantes para que lleguen a ser ministros de Dios, ayudarlos a conocer quién es el Todopoderoso, cuáles son sus propósitos, cómo pueden apreciar su supremacía, creer su Palabra, ejercer fe en sus promesas, y ayudarlos a llevar vidas que sean propias de la sociedad del Nuevo Mundo.
Además de eso, el que el estudiante adquiera conocimiento acertado abarca el que aprenda de aquel a quien Jehová ha enviado, a saber, su Hijo Jesucristo. Esto significa más que aprenderse de memoria unos cuantos versículos de la Biblia. Significa aprender por qué fué necesario que él viniera a la tierra, sufriera como hombre y muriera una muerte ignominiosa. Significa entender y apreciar el valor de su muerte, lo que significa para nosotros, por qué fué necesario que llegara a ser un sumo sacerdote y rey, y cómo efectuó todo esto.
Abarca la importancia de que el hombre entienda su posición y propósito personal en la vida, su relación a su Creador, y qué se requiere de él como adorador de Dios. Recalca el amor a Dios y amor al prójimo como los más grandes mandamientos de la vida.—Mat. 22:37-40.
Los que adquieren conocimiento acertado del Libro de texto divino lo han encontrado absolutamente satisfaciente, porque “toda Escritura es inspirada por Dios y es benéfica para enseñar, para reprender, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente, completamente equipado para toda buena obra.” (2 Tim. 3:16, 17, NM) Ha capacitado al estudiante concienzudo a ordenar sus pasos acertadamente, conforme a las normas del nuevo mundo. La Palabra de Jehová puede hacer esto porque, en las palabras del salmista: “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al simple; los preceptos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el mandamiento de Jehová es claro, que alumbra los ojos; el temor de Jehová es limpio, que dura para siempre; los juicios de Jehová son verdad, y a una justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro fino; dulces también, más que la miel y que las gotas que destilan los panales. También tu siervo es amonestado con ellos, y en guardarlos hay grande galardón.” (Sal. 19:7-11) Los que siguen esta ley han sido recompensados con la “paz de Dios que sobrepasa a todo lo que se puede pensar.” Todos los que han sido matriculados en esta escuela de conocimiento acertado y que viven fielmente por sus principios serán recompensados con vida eterna en el nuevo mundo de justicia de Dios.—Fili. 4:7, NM; Mar. 10:30.
EL VIEJO MUNDO ESCOGE ALJIBES RAJADOS
Los educadores del mundo presente han reducido al mínimo o pasado por alto totalmente las necesidades espirituales del género humano. Se han apartado de la Biblia como un Libro de texto de conocimiento y, conforme a sus propios deseos, han acumulado “maestros para sí mismos para regalarse los oídos.” (2 Tim. 4:3, NM) Han escogido la ciencia, la evolución y la religión falsa para que éstas les indiquen el camino a la vida. Han enseñado a sus estudiantes a confiar en potestades políticas, poder militar y organizaciones hechas por el hombre. Como resultado todo el mundo está sin fe en Dios, sus pueblos han llegado a ser impíos y delincuentes.—Amós 8:11; Rom. 1:18-32; 2 Tim. 3:1-7.
Los caudillos políticos están perplejos. Andan a tientas en tinieblas y no saben la salida. (Job 5:12-14) Jehová da la razón, diciendo: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: a mí me han dejado, fuente de aguas vivas, labrando a pico para sí aljibes, aljibes rajados, que no pueden retener las aguas.” (Jer. 2:13) Los educadores del viejo mundo no tienen lugar para Dios, él no está en ninguno de sus pensamientos. Se glorían en su propia vanagloria. Todas sus jactancias de un mundo mejor, sin embargo, no se han materializado. Han sido promesas vacías, aljibes rajados sin agua. Los pocos logros que en años recientes se han hecho en la ciencia y la medicina no pueden compararse con los problemas más devastadores que han surgido como resultado de algunos de estos tal llamados progresos: la posibilidad de guerra bacteriológica, guerra química y psicológica, los horrores de proyectiles guiados por control remoto y las bombas atómicas, para nombrar sólo unos cuantos. Y todavía permaneciendo con el viejo mundo están sus ayes seculares de enfermedad, dolor, dolencia, opresión, corrupción, pobreza, crimen, guerras y muerte. Estos ayes sus hombres sabios no los han resuelto, ni están de ninguna manera apreciable cerca de resolverlos. Los hombres y mujeres “maduros” a quienes las naciones acuden para dirección industrial y política están sin remedio.
Diferente a los estudiantes del viejo mundo, los que se han dirigido al Libro de texto divino han hallado un remedio. Han anclado su esperanza en Jehová como “la Roca de la eternidad.” (Isa. 26:4) Han escuchado la Palabra de Dios y han vuelto la espalda a este viejo mundo agonizante y establecido su esperanza en el nuevo mundo donde la justicia habrá de morar. (2 Ped. 3:13) Ya no viven en idolatría, como una vez vivieron. Ahora con la ayuda de la Palabra de Dios se están vistiendo con una personalidad nueva, la cual, mediante conocimiento acertado, está siendo renovada conforme a la imagen de Aquel que la creó. Estos toman a pecho las palabras de Pablo, quien dijo: “Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en lo que toca a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría. . . . En esas mismas cosas ustedes, también, en un tiempo anduvieron cuando acostumbraban vivir en ellas. Pero ahora en verdad deséchenlas todas de ustedes, ira, enojo, injuria, habla insultante y habla obscena de su boca. No se mientan el uno al otro. Desnúdense de la vieja personalidad con sus prácticas, y vístanse con la nueva personalidad, la cual por medio de conocimiento acertado está siendo renovada.” (Col. 3:5-11, NM) Con mentes renovadas y una esperanza nueva, éstos están haciendo vidas nuevas para sí mismos. La Palabra de Dios ha llegado a ser una fuerza dentro de sus vidas para bien. Puede ella hacer esto, porque “la sabiduría que es de arriba ante todo es casta, después pacífica, razonable, lista para obedecer, llena de misericordia y buenos frutos, sin hacer distinciones parciales, ni ser hipócrita. Además, el fruto de la justicia tiene su semilla sembrada en condiciones pacíficas para los que están haciendo la paz.”—Sant. 3:17, 18, NM.
Los que han ordenado así sus vidas planean sobrevivir a la destrucción de este viejo mundo en la batalla del Armagedón y ser trasladados al nuevo mundo, para gozar allí de las bendiciones del dominio del Reino. (Sof. 2:2, 3) El conocimiento que éstos están adquiriendo ahora está equipándolos con este mismo propósito. Los fortalece en su integridad. Los hace permanecer firmes bajo ataques demoníacos. Les da fe, esperanza y denuedo. Los hace saber que tienen razón en el proceder que han adoptado.
Después del Armagedón “la tierra estará llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.” (Hab. 2:14) “No dañarán ni destruirán en todo mi santo monte, dice Jehová.” (Isa. 65:25) El conocimiento acertado suprimirá el egoísmo y la avaricia. La gente aprenderá a amar a Dios y su prójimo. El amor al prójimo eliminará la opresión, la pobreza y las guerras.
La gente será genuinamente feliz. Disfrutará de prosperidad y paz. Deseará vivir para la gloria de su Hacedor. “Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y grande será la paz de tus hijos.” (Isa. 54:13) El viejo mundo considera esto como un ensueño de anhelos, porque no tiene fe en Dios. Carece de conocimiento acertado. “No hay verdad, y no hay misericordia, y no hay conocimiento de Dios en la tierra.” “Mi pueblo está destruído por falta de conocimiento.”—Ose. 4:1, 6
La más grande era de instrucción está ante usted. ¡Contémplela con toda diligencia y regocíjese! Reciba de la sabiduría divina ahora mediante el Libro de texto divino, la Biblia. Lo hará a usted un estudiante mejor y más feliz hoy y en los años venideros lo bendecirá con la vida eterna.—Juan 17:3