Preguntas de los lectores
● ¿Tendrá una resurrección un bebé que nace muerto o que muere poco después de nacer si sus padres son siervos fieles de Jehová?—H. C., Estados Unidos.
Lo que Jehová resucita o implanta en un cuerpo creado es el modelo de vida o personalidad que el individuo había desarrollado antes de morir. Aunque un niño que muere unas horas o días o aun un año después de nacer no haya desarrollado un modelo de vida o memoria inteligente, no obstante tiene una herencia mental y una herencia de características que recibió de sus antepasados, y si se hubiera concedido tiempo para que estas se desarrollaran habría resultado en una personalidad definida la cual habría manifestado relación con la familia. Dijo el Dr. Milton J. E. Senn en marzo de 1949 desde el Centro de Estudio de los Niños de la Universidad Yale, en su capacidad de profesor de pediatría y psiquiatría: “Parece que los comienzos del organismo individual en un sentido psicológico así como en un sentido fisiológico empiezan desde el tiempo de concepción. . . . El niño viene al mundo con modelos físicos y mentales bastante bien establecidos, y la conducta del niño durante el período de crecimiento es influida por ellos.”
Jehová Dios y Cristo Jesús pueden observar y reproducir todas estas tendencias latentes en un bebé y reproducirlas en la resurrección, de modo que el niño que será unido con su madre entonces realmente será el niño de ella, y a medida que tales rasgos y tendencias se desarrollen con el crecimiento del niño bajo el Reino y en la nueva tierra, este hecho llegará a ser más y más patente a la madre. Ella sabrá que realmente es suyo por estas razones y no por alguna semejanza física fundamental. En el caso de un niño nacido muerto estos modelos físicos y mentales que se heredan estuvieron presentes desde el tiempo de concepción y durante el tiempo que el bebé se desarrollaba en el vientre, pero el niño nunca vivió como individuo, y la resurrección es para los que han vivido.
Si los niños son santificados por razón de un padre creyente, entonces no hay razón para dudar que dichos hijos “santos” participarán de la resurrección, aun si mueren como bebés.
● ¿Cómo podemos armonizar Deuteronomio 14:21 (NM): “No deben comer ningún cuerpo muerto,” y Levítico 11:40 (NM): “Y el que coma de su cuerpo muerto lavará sus vestidos y debe ser inmundo hasta la tarde”?—D. H., Eire.
En realidad, no existe ninguna falta de armonía entre estos dos textos. Uno prohibe el que se coma un animal que haya muerto por sí mismo o que se haya encontrado muerto, y el otro muestra la pena que se le impone al que come en violación de la prohibición. El hecho de que se prohibe el comer un cuerpo muerto no es decir que eso nunca sucederá. La ley contenía prohibiciones contra muchas cosas, pero también contenía penas para la violación de estas prohibiciones. El hecho de que cierta cosa era prohibida no quería decir en sí mismo que nunca habría quien cediera a ella; así que se fijaron penas para darle fuerza a las prohibiciones. Había prohibiciones contra el robo, chismografía, adulterio, asesinato, y muchos otros pecados de magnitud variada, y castigos de severidad variada fueron fijados por la Ley para guiar a Israel en su trato con los violadores. Así pasó en el asunto de comer un cuerpo muerto.