El Kremlin y el Vaticano
Nikita Khrushchev de Rusia, ateo, le concedió, hace poco, una entrevista a William Randolph Hearst, principal director de los periódicos Hearst. Al fin de la entrevista el caudillo soviético dijo que “Dios sólo es una máscara” que se ponen algunas personas cuyas acciones “son contrarias al humanismo.” Khrushchev continuó: “Se apoyan en la palabra de Dios y luego la violan. ¿Cómo podemos comprenderlo cuando eclesiásticos, clérigos, echan agua bendita sobre armas de fuego con las que se intenta matar a la gente? ¿Es ésa la manifestación más alta del espíritu del hombre? Esta gente usa a Dios cual asalariado. Son fariseos.”
Aunque el Vaticano se negó a hacer una declaración oficial respecto a lo que había dicho Khrushchev, los voceros del Vaticano comentaron que esas declaraciones antirreligiosas eran “las más vocingleras pronunciadas por el Kremlín en tiempos recientes” y que sirven de “otra advertencia al mundo de que el comunismo es el enemigo público n.º 1 del mundo.” Los voceros del Vaticano preguntaron: “¿No puede un sacerdote también bendecir un arma de fuego para preservar la paz?”—Journal American de Nueva York del 26 de noviembre de 1957.