No hay tiempo
“El otro día estaba hablando con un señor que ha viajado extensamente,” escribe Ronald K. Ross. “Cuando llegó a Nueva York, el aduanero, viendo que llevaba una Biblia en su maletín, le dijo: ‘Oiga, hermano, ¿no sabe que no hay tiempo para leer eso en los Estados Unidos? Todos estamos demasiado ocupados consiguiendo dólares. Parece que el todopoderoso dólar es nuestro dios.’”—Treasury of the Christian World.