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    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1968
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1968
w68 15/12 págs. 739-742

¿Sobrevivirá usted al “juicio universal”?

¿Se juzga a la humanidad en general al morir? O, ¿tiene lugar el juicio después de la resurrección?

POR siglos el “juicio universal” o general ha sido un tema principal de las esculturas en algunas de las más famosas iglesias de la cristiandad. Esta escena aparece, por ejemplo, sobre las entradas de catedrales francesas de fama mundial en París, Chartres, Reims, Auxerre, Bourges y Autun, así como sobre las puertas de iglesias de muchos otros lugares. Decenas de millares de visitantes han caminado bajo estas esculturas sin jamás darse cuenta de que contradicen una doctrina básica que se enseña dentro de estos mismísimos edificios.

Una escena común del “juicio universal” muestra a los muertos apartando con la mano sus lápidas sepulcrales y levantándose de sus tumbas. Autoridades católicas dicen que el juicio que representan estas esculturas llega “después de la resurrección general.”1 No obstante, dentro de estas mismísimas iglesias se le dice a la gente que su juicio acontece al instante de su muerte.

Escribió un sacerdote: “Al instante de la muerte, el alma se presenta ante el tribunal de Cristo,” ya sea para ser “excluida para siempre del reino de Dios,” o para ir al cielo o al purgatorio.2 Otro dice que “en el mismísimo instante de la muerte nuestra alma será establecida para siempre en una condición de amistad o enemistad con Dios, es decir en felicidad o en pena eterna.”3

Así es que, ¿cuándo acontece el juicio del mundo de la humanidad en general: “En el mismísimo instante de la muerte,” o “después de la resurrección general”? Si al mundo de la humanidad en general se le juzga inmediatamente al morir, y ese juicio ni puede estar equivocado ni puede ser cambiado, entonces ¿por qué debe haber el “juicio universal,” representado en estas iglesias?

Los teólogos de la cristiandad se esmeran por explicar esto diciendo que el “juicio universal” realmente no es un juicio. En cambio, dicen que simplemente es una “confirmación” del juicio anterior, que permite a cada uno “el formarse una estimación apropiada de las acciones buenas o malas de todos.” 4

Pero eso no es lo que dicen las Escrituras. En vez de hablar de un juicio particular de cada persona a la hora de la muerte, hablan de un “día” o período de tiempo para el juicio de la mayoría de la humanidad durante el venidero reinado de 1.000 años de Jesucristo. Esto es lo que Pablo, un apóstol de Jesucristo, dijo al más alto tribunal judicial de Atenas: “Dios . . . ha fijado un día en que se propone juzgar a la tierra habitada con justicia por un varón [Jesucristo] a quien él ha nombrado, y ha proporcionado a todos los hombres la garantía con haberlo resucitado de entre los muertos.”—Hech. 17:30, 31.

EL ALMA NO ES JUZGADA AL MORIR UNO

Realmente, el problema de “dos juicios” surge debido a suponer que el juicio para la humanidad en general sucede “al instante de la muerte.” 5

El hecho es que la Biblia no enseña que las “almas” inmediatamente van a la vida espiritual con Dios en el cielo, para ser juzgadas allá. Aunque esa declaración verdaderamente asombre a muchas personas, subsiste el hecho de que aun prominentes autoridades religiosas reconocen que la Biblia no dice que el alma es inmortal y que por eso sigue viviendo después de la muerte del cuerpo.

Por ejemplo, el Encyclopedic Dictionary of the Biblea católico romano dice que la palabra hebrea néfesh, que se traduce “alma” en las Biblias modernas, realmente se refiere a la persona misma. También dice que el Antiguo Testamento “en realidad no suministra ninguna base” para la idea de que el alma “pudiera existir separada del cuerpo . . . después de la muerte del hombre.” Dice: “La expresión nefeš mêt, que literalmente sería ‘un alma de un muerto,’ realmente no significa eso, sino que significa ‘un muerto,’ i.e., un cadáver.”—Columna 2288.

Este mismo diccionario religioso dice que la Biblia no presenta la muerte “como una separación del alma y el cuerpo,” ni en el “Antiguo Testamento” ni en el “Nuevo Testamento,” que “continúa usando los conceptos tradicionales del AT [Antiguo Testamento] respecto a este asunto.”—Columnas 532, 534.

LOS MUERTOS “DUERMEN”

En vez de enseñar que la humanidad en general tiene un juicio particular al momento de morir, la Biblia indica que los muertos están muertos. Dice que están dormidos, que no están conscientes de nada en absoluto, que no saben nada, sino que aguardan la resurrección cuando podrán levantarse de nuevo a la vida. La Biblia muestra claramente que ésta es la condición de los muertos. Entre los numerosos pasajes bíblicos que tratan de este tema, Eclesiastés 9:5, 10 dice: “Porque los vivos están conscientes de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no están conscientes de nada en absoluto . . . no hay trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría en el Seol, el lugar [de los muertos] adonde estás yendo.” Es por eso que la Biblia al referirse a los muertos dice con frecuencia que están “durmiendo,” en vez de decir que ya han sido “juzgados” y están en un lugar de galardones o castigos.—Juan 11:11.

Así, pues, las escenas que se representan en las puertas de las antiguas catedrales de la cristiandad quizás se acerquen más a la Biblia que lo que se enseña adentro. Estas esculturas muestran que los individuos se levantan de sus tumbas para ser juzgados. Las “almas” no están representadas saliendo del “infierno,” ni descendiendo del cielo, para morar en ellos. Antes bien, después de su juicio se les ve ir a su galardón. La Biblia no establece ningún paralelo con la antigua idea egipcia de que las “almas” podrían regresar a los cuerpos momificados. Pero sí enseña que la mayoría de la humanidad muerta será levantada y recibirá la oportunidad de obtener las bendiciones eternas de Dios.

¿CUÁNDO?

¿Cuándo serán levantados para ser juzgados los muertos de la humanidad en general que están durmiendo? La Biblia, en su último libro, indica el orden en el cual acontecerán los sucesos que conducen a esta resurrección esperada por largo tiempo.

Llega la segunda presencia, la celestial, de Cristo, habiéndose establecido su reino en el cielo. (Rev. 12:1, 2, 5) La actividad de Satanás se circunscribe a la vecindad de la Tierra, donde, en su cólera, causa ayes sin precedente. (Rev. 12:7-12) Al Cordero, Cristo Jesús, de pie en la posición real sobre el monte Sion celestial, se le unen sus 144.000 compañeros jueces “comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero.” (Rev. 14:1-4) Enseguida, expresiones demoníacas conducen a los reyes de la Tierra a guerra abierta contra Dios. (Rev. 16:13-16) Cristo, con sus ángeles celestiales, sale a la batalla contra ellos, lanza los sistemas hechos por los hombres a destrucción ardiente y da muerte a los ejércitos enemigos y a los partidarios de ellos. (Rev. 19:11-21) Después de eso, Satanás mismo es prendido y atado, ‘para que no extravíe más a las naciones.’—Rev. 20:1-4.

Librados de la influencia de Satanás, de sus demonios y de sus cohortes terrestres, entonces los habitantes de la Tierra comienzan a disfrutar de bendiciones grandiosas. Al anciano apóstol Juan se le concedió una visión magnífica de este glorioso cambio en el acaudillamiento de la tierra.

Escribió: “Vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado, y el mar [de la humanidad angustiada, alejada de Dios] ya no existe.” Por medio del régimen de su Reino sobre la Tierra Dios mismo residirá con los hombres. “Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento, ni clamor, ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”—Rev. 21:1-4.

¿CÓMO?

La Tierra habrá sido purificada de la iniquidad; se habrá atado a Satanás y sus demonios y se les habrá arrojado al abismo. Se habrán establecido las justas condiciones nuevas que todos los hombres que han tenido el temor de Dios han esperado. Estas son las condiciones por las cuales todos los cristianos han orado cuando le han dicho a Dios: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.”—Mat. 6:10.

Es a estas condiciones justas que todos los que están en el sepulcro común de la humanidad serán resucitados. La Biblia muestra que este gran “día” (o período) de juicio solo acontecerá después que Satanás sea atado y Cristo esté sentado en su “trono” durante los 1.000 años del régimen de su Reino. Obviamente este “día” durará más tiempo que simplemente veinticuatro horas, puesto que la Biblia dice que los jueces gobiernan “como reyes con el Cristo por mil años.” Un período así de largo permitirá tiempo abundante para que acontezca la resurrección de manera ordenada.—Rev. 20:4.

Entonces la humanidad en general será juzgada según su condición de corazón... según su deseo y buena voluntad para hacer la voluntad de Dios, y no según el hecho de que previamente hayan tenido la oportunidad de aprender en cuanto a esa voluntad o no. Se abrirán “rollos,” que contienen las instrucciones de Dios, y toda la humanidad tendrá la oportunidad de conocer las “cosas escritas en los rollos.” Todos serán juzgados según su obediencia a ellas.

Todo esto lo describe el apóstol Juan en la gran visión que tuvo del día de juicio de la humanidad durante el régimen milenario de Cristo. “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él [a Jehová Dios]. De delante de él huyeron la tierra [presente e inicua] y el cielo, y no se halló lugar para ellos. Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono, y se abrieron rollos [que contienen las instrucciones de Dios]. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos [según su obediencia a estas instrucciones].”—Rev. 20:11, 12.

Solo después de su prueba final cuando Satanás sea soltado temporalmente después del fin del reinado de mil años de Cristo, ‘llegan a vivir’ finalmente en el sentido más completo. A todos los que pasen la prueba final se les concederá el derecho de tener vida eterna en una Tierra justa, perfeccionada. Solo entonces se escribirán permanentemente sus nombres en “el rollo de la vida.” Es por eso que Revelación dice en cuanto a ellos: “Los demás de los muertos no llegaron a vivir sino hasta que fueron terminados los mil años.”—Rev. 20:5.

Esta es la “vida eterna” que esperan los cristianos. Es vida sin fin en una Tierra paradisíaca, cultivada a la perfección que Dios se propuso originalmente para esta creación semejante a joya.

De modo que la Biblia no enseña un juicio particular del mundo de la humanidad en general a la hora de la muerte. En cambio, enseña el juicio general de la mayoría de la humanidad durante el reinado de mil años de Cristo, cuando a la humanidad resucitada se le enseñará la voluntad de Dios y tendrá la oportunidad de amoldarse a ella para recibir la vida eterna.

PREPÁRESE AHORA

¿Cómo puede usted prepararse ahora para que su nombre sea escrito en el “rollo de la vida”? Estudiando la Palabra de Dios, y viviendo en conformidad con ella. Cultive una personalidad que sea receptiva a las instrucciones de Dios. (Col. 3:5-14) Fórmese el hábito de obedecerlas de buena voluntad. El desarrollar tal modelo obediente de vida ahora le ayudará a amoldarse a las instrucciones que Dios dé durante el reinado de mil años de Jesucristo. Le ayudará a recibir las bendiciones de Dios, a sobrevivir la prueba final y conseguir vida eterna en la Tierra perfeccionada. Nada podría ser de mayor valor que el que el nombre de usted finalmente se halle “escrito en el libro de la vida” después del fin del reinado de mil años de Cristo.—Rev. 20:15.

Pero para tener el privilegio de vivir en la Tierra durante ese día de juicio para la humanidad en general y después, es urgente que usted aprenda y haga la voluntad de Dios en la actualidad. Al proceder así usted podrá esperar sobrevivir a la ejecución temprana de juicio divino sobre este inicuo sistema de cosas, ahora tan cerca. ¿Está usted dando los pasos necesarios para sobrevivir, primero al fin de este sistema de cosas, y luego al “juicio universal” o general? La respuesta a esa pregunta depende del modelo de vida que usted esté formando ahora.

REFERENCIAS

1 Dictionnaire de la Bible, F. Vigouroux (París; 1903), tomo 3, cols. 1837, 1839.

2 Encyclopedie Théologique, Migne (Petit-Montrouge, Francia; 1850), tomo 35, libro 1, col. 126.

3 Dictionnaire Pratique des Connaissances Religieuses, J. Bricout (París; 1927), tomo 2, col. 203.

4 Catholic Encyclopedia (Nueva York; 1910), tomo 8, pág. 552.

5 La Fin du Monde, Lavergne (París; 1941), pág. 12.

[Nota]

a Originalmente publicado en Holanda como Bijbels Woordenboek por A. van den Born, y traducido al inglés por Luis F. Hartman, secretario ejecutivo de la Asociación Bíblica Católica de América (Nueva York; 1963).

[Ilustración de la página 741]

Vista de cerca de la escena del Juicio sobre la puerta central de la catedral Nuestra Señora de París

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