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  • ¿Por qué la infelicidad en la vida familiar?

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  • ¿Por qué la infelicidad en la vida familiar?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1971
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1971
w71 1/2 págs. 67-68

¿Por qué la infelicidad en la vida familiar?

HOY a menudo se hace esa pregunta. Sí, más que en otros tiempos. Pero, ¿a qué se debe el que hoy la vida familiar sea tan a menudo infeliz?

Bueno, ¿qué se necesita para que uno sea feliz? Para que uno sea feliz, es preciso que se atienda a sus necesidades físicas, emocionales y espirituales. Pero, ¿cómo se logra esto? ¿Se logra por medio de esforzarse siempre por la adquisición de cosas materiales? Si eso fuera cierto, se esperaría que los países que tienen una elevada norma de vida estuvieran disfrutando de felicidad en la vida familiar. Pero, ¿qué muestran los hechos?

En países prósperos, como Dinamarca, hay evidencia de creciente infelicidad en la vida familiar. Dijo el maestro danés Estrid Nielsen: “Muchos hogares han llegado a ser pequeñas casas de huéspedes donde cada miembro de la familia mira por sí mismo lo mejor que puede.”

Y en muchos países donde la gente disfruta de las “cosas buenas” de la vida, incluso un hogar acogedor, a menudo hay una elevada proporción de suicidios entre los miembros de la familia. Recientemente dijo un diario de Copenhague: “Sucede en la Dinamarca del día actual que el suicidio de nuevo ha subido gradualmente al tercer lugar entre las causas de muerte para las personas entre los 15 y los 45 años de edad.” Y el periódico Berlingske Tidende, de Copenhague, declaró: “Hay esta cosa importante que no debemos olvidar en este país con beneficencia que da apariencia de despreocupación, y ésa es que nuestra proporción de suicidios está en segundo lugar en las del mundo. Para mí esto es una evidencia dolorosa de que el bienestar material no es lo mismo que la felicidad.”

A pesar de las comodidades materiales, hay también infelicidad entre los miembros de la familia debido al alcoholismo. En Dinamarca el número de personas que reciben tratamiento por alcoholismo es de 25.000 al año. “No me sorprende,” declara la consejera social Birgitte Winkel, “que los esposos cedan bajo la tensión... resultado natural de que en el trabajo crezca la demanda continua de que produzca más y de que su esposa continuamente exija que pueda ganar más. Tampoco me sorprende que el ama de casa al hacer sus quehaceres enferme de los nervios debido al trabajo monótono e insípido, que no le proporciona suficiente contacto con otras personas y que ella a menudo busque refugiarse en la oscuridad del alcoholismo y las píldoras.”

Además, ¿qué hay de la infelicidad de los miembros juveniles de la familia, como se muestra, por ejemplo, por el abuso frecuente de las drogas? ¡El ministro de justicia danés declaró que el número de personas de Copenhague envueltas en casos de abuso de drogas aumentó en más de 1.400 por ciento de 1963 a 1968! El mayor aumento ha sido entre los jóvenes.

La culpa por el abuso de las drogas entre los jóvenes se ha atribuido al problema del alojamiento, entre otras cosas. Pero el jefe de la División de Narcóticos de la Policía de Copenhague declaró: “No es usual que estos abusantes provengan de apartamentos pequeños y malos. La mayoría proviene de moradas más grandes y mejores donde tienen sus propias habitaciones, grabadoras, fonógrafos y todo lo demás que desean. Los adictos a las drogas no siempre provienen de lo que entendemos que es un hogar malo. . . . su relación con sus padres es insegura. . . . La verdad es que a los padres no les interesa dónde están sus hijos.”

Por eso, ¿qué se hace patente? Que la infelicidad entre los miembros juveniles de la familia a menudo se relaciona con la falta de superintendencia de los padres y especialmente con la falta de un propósito digno en la vida. El énfasis que se da en demasía a las cosas materiales en muchos países ha conducido a una vida de familia desequilibrada.

Muchas familias se han apartado de la Biblia. Como resultado de ello, los valores morales se han venido al suelo, y en muchas familias casi no hay dirección moral.

Por consiguiente, algunas autoridades creen que la verdadera causa de tanta infelicidad en la vida familiar es que la gente ha abandonado la iglesia. En Dinamarca aproximadamente el 97 por ciento de la población está registrado como miembros eclesiásticos, pero se cree que menos del 3 por ciento asiste a la iglesia.

Pero, ¿es esta apatía en cuanto a asistir a la iglesia la razón? ¿Es la iglesia un baluarte contra la inmoralidad? ¿Aboga realmente por los principios bíblicos y se adhiere a ellos, como el consejo: “Huyan de la fornicación”? (1 Cor. 6:18) ¿O contribuye la iglesia a la decadencia moral?

Bueno, ¿qué clase de ayuda moral obtiene de la iglesia la familia, especialmente los jóvenes? La mayoría de los clérigos de Dinamarca dicen como el deán de la Iglesia Holmens, de Copenhague: “Cada quien tiene que labrarse sus propias normas morales . . . Si en el Nuevo Testamento se buscan leyes morales se buscará en vano.” Cuando la iglesia representa a la Biblia tan fatalmente, ¿cómo puede recibir ayuda la familia?

¿Quiénes se beneficiarían, por ejemplo, al buscar consejo sobre la vida familiar de una iglesia en la cual el ministro hubiese declarado en la revista parroquial: “Nada se gana con circunscribir toda relación sexual al matrimonio. . . . Puede ser correcto desde un punto de vista ético y cristiano el que los jóvenes tengan relaciones sexuales antes del matrimonio, y puede ser igual de correcto para las personas casadas . . . tener relaciones sexuales fuera del matrimonio. No digo que siempre sea correcto pero puede ser correcto, sí, necesario”?—Vedbæk-Gl. Holte Kirkehilsen, julio y agosto de 1964.

Con razón dijo otro clérigo: “Los jóvenes de Dinamarca difícilmente esperan ayuda alguna de la Iglesia.” Y otro clérigo escribió en un periódico un artículo bajo el título “La Iglesia no tiene moralidad,” diciendo: “En este tiempo de confusión moral la Iglesia solo tiene una cosa que decir: Tus pecados te son perdonados.”—Rødovre Avis, 12 de marzo de 1964.

Tomando en cuenta esto, se puede preguntar: ¿Realmente han ayudado las iglesias de la cristiandad a crear una vida familiar feliz? ¿Han ayudado a las familias a evitar el dar demasiado énfasis a las cosas materiales desatendiendo la instrucción bíblica? ¿Han satisfecho la necesidad espiritual de la gente? ¡No!

Aunque a las familias les parezca que las iglesias las han abandonado, no han sido abandonadas por Dios ni por el cristianismo verdadero. La Palabra de Dios ha ayudado a centenares de miles de familias a encontrar felicidad verdadera, como lo descubrirá al leer el artículo siguiente.

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