BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • w72 15/11 págs. 703-704
  • Preguntas de los lectores

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Preguntas de los lectores
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1972
  • Información relacionada
  • ¡Nunca transigir!
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1993
  • ‘¡Mueran los impíos!’
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1989
  • El cristianismo primitivo y el Estado
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1996
  • Los Padres Apostólicos: ¿verdaderos sucesores de los apóstoles?
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2009
Ver más
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1972
w72 15/11 págs. 703-704

Preguntas de los lectores

● Se dice que grandes números de cristianos fueron ejecutados durante la persecución romana en los primeros siglos de la era común. ¿Cómo, pues, es posible que millares de individuos en este siglo hayan sido llamados para formar parte del cuerpo de Cristo compuesto de solo 144.000 personas?—EE. UU.

Hay indicaciones históricas de que muchos cristianos fueron perseguidos enconadamente, hasta muertos, en los primeros siglos. Sin embargo, deberíamos recordar que, en sí, la muerte de mártir no le da mérito a una persona delante de Jehová Dios ni le garantiza el ser miembro en el reino celestial. Muchas personas, aun en tiempos recientes, han estado dispuestas a morir por una causa, religiosa o de otra clase. El que una persona profese ser cristiana y hasta muera por su creencia no significa en sí que sea siervo aprobado de Jehová Dios. Como escribió el apóstol Pablo a los corintios: “Si doy todos mis bienes para alimentar a otros, y si entrego mi cuerpo, para jactarme, pero no tengo amor, de nada absolutamente me aprovecha.” (1 Cor. 13:3) No es la muerte, sino fidelidad hasta la misma muerte, lo que determina si un individuo recibirá “la corona de la vida.”—Rev. 2:10.

Por eso el hecho de que hoy todavía hay un resto de los 144.000 en la Tierra demostraría que hasta este siglo veinte menos de 144.000 individuos terminaron su derrotero terrestre en fidelidad.

Aunque algunas personas se inclinen a pensar que más personas ciertamente deben haber estado envueltas aun tan remotamente como en los primeros siglos de la era común, falta completamente prueba efectiva en este sentido. Hoy es imposible siquiera establecer cuántas personas fueron muertas, mucho menos cuántas resultaron fieles hasta la muerte. “Prácticamente tenemos solo unos cuantos hechos en que basarnos,” escribe Frederick John Foakes-Jackson en el libro History of Christianity in the Light of Modern Knowledge. Declara además: “El testimonio de la persecución por Nerón está registrado por dos historiadores romanos, Tácito y Suetonio; los dos eran muy jóvenes cuando aconteció, y escribieron en su vida madura. No hay documento cristiano contemporáneo que la describa, aunque quizás se aluda a ella en el libro de Revelación. . . . Tertuliano al fin del segundo siglo es nuestra autoridad tocante a que Nerón y Domiciano, porque fueron los dos peores emperadores en los primeros siglos, persiguieron a los cristianos.” A principios del tercer siglo E.C., Orígenes (escritor y maestro cristiano) observó: “Ha habido solo unos cuantos de vez en cuando, fácilmente contados, que han muerto por la religión cristiana.”

Mucho de lo que se ha escrito acerca de los mártires cristianos contiene añadiduras imaginarias basadas en la tradición y por lo tanto no es confiable. Por ejemplo, el martirio de Policarpo del segundo siglo E.C. se describe en Fox’s Book of Martyrs como sigue: “Fue . . . atado a un madero, y se les prendió fuego a los manojos de leña que lo rodeaban, pero cuando el calor se hizo tal que los soldados tuvieron que retirarse, él continuó orando y cantando alabanzas a Dios por largo tiempo. Las llamas rabiaban con gran violencia, no obstante su cuerpo permanecía sin ser consumido, y brillaba como oro bruñido. También se dice, que un olor grato como el de la mirra, ascendió del fuego, lo cual asombró tanto a los espectadores, que muchos de ellos por ese medio fueron convertidos al cristianismo. Puesto que los ejecutores vieron que era imposible ejecutarlo por fuego, le hundieron una lanza en el costado, del cual fluyó sangre en tal cantidad, que extinguió la llama. Entonces su cuerpo fue consumido hasta quedar solo cenizas, por orden del procónsul para que sus seguidores no lo hicieran objeto de adoración.”

Prescindiendo de cuál haya sido la fuente de la información de Fox, es manifiesto que poco de este relato es verdaderamente histórico. Sin embargo, si la alusión a la adoración de los restos de Policarpo ha de considerarse como indicación de que existía la adoración de reliquias entre los cristianos profesos del segundo siglo E.C., esto sería evidencia adicional de que muchos en aquel tiempo no eran adoradores fieles de Jehová Dios. A los cristianos se les mandó que ‘adoraran a Dios,’ no a reliquias. (Rev. 19:10) De hecho, los idólatras están entre los que específicamente se mencionan en las Escrituras como indignos de heredar el Reino.—1 Cor. 6:9, 10.

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir