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  • Pasando de la mocedad a la edad viril
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1973
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1973
w73 1/7 págs. 406-409

Pasando de la mocedad a la edad viril

Hechos útiles que desean saber los jóvenes

EL CAMBIO de la mocedad a la edad viril es un proceso gradual. Ningún joven se acuesta una noche para despertar a la mañana siguiente y descubrir que ahora es un hombre. La transición requiere años. No es el tiempo más fácil en la vida de una persona joven, pero es un período muy, muy importante. Este período de transición es un campo de prueba para tus responsabilidades futuras.

Este período de transición de la mocedad a la edad viril se caracteriza por el comienzo de la “pubertad,” un término que proviene de una palabra latina que significa “adulto.” En los muchachos, esta etapa de la vida principia alrededor de los catorce años de edad, y la “adolescencia,” o el proceso de madurar, por lo general continúa hasta algún punto entre los veinte y veintitrés años de edad.

PROBLEMAS DE LA PUBERTAD

¿Cuáles son algunos de los problemas que puedes esperar en esta etapa de la pubertad? Entre otras cosas, probablemente pases por un tiempo en que parezcas estar algo desmañado, hasta torpe. Quizás tiendas a tropezar, golpearte con los muebles, tirar vasos sobre la mesa. Esto puede ser embarazoso. ¿Por qué sucede?

Se debe a que tu cuerpo se está haciendo más alto (y probablemente más ancho en los hombros y el pecho). Tus huesos se alargan y los músculos tienen que estirarse junto con ellos. Pero en esta expansión parece que algunas partes del cuerpo progresan rápidamente, mientras que otras quizás lo hacen lentamente. Esto puede crear alguna falta de coordinación. Por eso, durante la primera parte de esta transición quizás un joven tenga algo de torpeza. Pero esto pasa y no es motivo de gran preocupación... aunque el ejercer cuidado adicional ciertamente vale la pena, ya que podría ahorrarte daño posible por medio de algún accidente. No es tiempo de arriesgarse. Tampoco es el período de torpeza el mejor tiempo para que uno aprenda a conducir un automóvil, pues una falta de coordinación en un momento crítico podría acarrear el desastre.

Entre las partes del cuerpo que se están estirando están las cuerdas vocales. La longitud adicional hace que la voz se profundice. Pero durante el proceso de alargamiento quizás tu voz a menudo parezca “chillona,” dando súbitamente en una nota alta cuando menos lo esperas. Otra vez, esto forma parte de los “dolores” asociados con el desarrollo de la adolescencia. Por eso, cuando esto sucede y otros lo encuentran divertido, simplemente sonríe con ellos y cualquier bochorno se desvanecerá.

A la raíz de estos cambios del cuerpo están tus glándulas, incluso la tiroides, las suprarrenales y las gónadas (glándulas sexuales). Éstas producen aún otros cambios. Uno de ellos es el crecimiento de pelo pubiano... alrededor de los órganos de la procreación, también bajo tus axilas y en tu pecho. La cantidad varía de persona a persona y no es en ningún sentido indicador de cuán ‘varonil’ eres. El pelo también comienza a aparecer en el rostro, por lo general comenzando en el labio superior. Sí, aunque todavía hay solo un simple “vello,” tu encuentro con la experiencia de afeitarte se está acercando progresivamente.

Con frecuencia las glándulas del aceite que sirven a la piel facial no funcionan tan bien como deberían hacerlo durante la adolescencia. Es por eso que quizás pases por algo de desagrado debido a los problemas del cutis. Posiblemente te parezca que los defectos de la piel destruyen tu apariencia y estés dolorosamente consciente de ellos. Pero debes comprender que otros no se fijan en ellos tanto como tú y, dándose cuenta de la etapa de la vida por la que pasas, es probable que tiendan a tomarlos muy por sentados. La mejor manera de atender estos problemas del cutis es (1) tener una dieta equilibrada, incluso amplias cantidades de legumbres y frutas, junto con beber mucha agua, (2) usar bastante jabón y agua... no solo para tu cara sino para mantener limpios toda tu cabeza y todo tu cuerpo, y luego (3) no te toques la cara con las manos, no te aprietes y no te rasques la cara. Eso por lo menos debería mantener controlados los problemas. Si no, entonces quizás sea necesario obtener el consejo de un doctor.

DESARROLLO SEXUAL

Tal vez el cambio que más a menudo es una fuente de perturbación para los muchachos que crecen hacia la edad adulta es el que envuelve a los órganos de la procreación, los órganos genitales. Durante la pubertad éstos no solo alcanzan su tamaño pleno sino que también comienzan a funcionar. La Biblia, en Levítico 15:16, 17, menciona ‘emisiones de semen.’ Si sus padres por descuido no han discutido de antemano el asunto con él, la primera emisión seminal de un joven puede ser una experiencia desconcertante. ¿Qué produce esta emisión?

El cuerpo de un joven, al llegar a la pubertad, comienza a producir espermatozoides y también un fluido que sirve para transportar éstos fuera del cuerpo. Más o menos periódicamente el cuerpo se libra de estos espermatozoides o semen, efectuándose una emisión mientras la persona duerme y sueña.

¿Qué significa todo esto? Significa que tu cuerpo ahora puede procrear hijos. Este es el arreglo del Creador y habrá de ejercerse, por supuesto, de la manera que él ha provisto, por matrimonio honorable.

Sin embargo, puede hacerse notar un punto aquí. Aunque estas emisiones son normales, a cierto grado tú puedes controlar la frecuencia de su acaecimiento. Lo que piensas, en particular tus pensamientos antes de dormirte, pueden afectar esto considerablemente. Si permites que tus pensamientos se espacíen en asuntos sexuales, probablemente se refleje esto en tus sueños y resulte en emisiones frecuentes, quizás varias en el transcurso de un mes. Al ejercer gobierno de ti mismo puedes apartar tus pensamientos de las cosas sensuales y así pasar por un período considerable sin que tu sueño sea interrumpido por tal emisión y el grado de incomodidad que naturalmente la sigue. (Sal. 119:9; Fili. 4:8) Incidentalmente, aunque el requisito de la ley mosaica de que el hombre se bañara después de una emisión de esta clase no está en vigor religiosamente para los cristianos, no obstante es una buena práctica higiénica el que uno se lave tan pronto como sea práctico.

¿CÓMO RESPONDERÁS?

El hecho de que tu cuerpo está desarrollándose de esta manera puede crear en ti cierto sentimiento de asombro y también de curiosidad. ¿Cómo deberías satisfacer esa curiosidad? ¿Experimentando con tus órganos sexuales? O, ¿preguntando a otros muchachos de tu propia edad o algo mayores? Muchos emprenden tal proceder, pero muy a menudo con resultados indeseables. ¿Por qué?

Bueno, lo que hacen le hace recordar a uno un niñito a quien se le da como regalo algún artículo algo complejo, como un reloj. Curioso, el muchacho quiere saber qué es lo que hace que el reloj produzca el tictac, qué hace que se muevan las manecillas. De modo que con dificultad le quita la tapa trasera y se pone a examinar sus partes minuciosamente. ¿Cuál es el resultado? Un reloj echado a perder, porque, aunque pueda arreglárselas para abrirlo o hasta desarmarlo, no tiene el conocimiento necesario para armarlo nuevamente. Tampoco es probable que otro niño de su edad sepa hacerlo.

Aunque quizás no te acarrees ningún verdadero daño físico al experimentar, ciertamente podrías trastornarte mental, emocional y físicamente. Peor aún, podrías adquirir hábitos malos que te tomaría años para romperlos y que podrían perjudicar tu felicidad futura. Y, aunque la excitación inicial al sentir los efectos de estos cambios corporales pueden hacer que sientas un impulso de hablar con otros muchachos y comparar las experiencias, es bueno comprender que estas discusiones fácilmente pueden llevar a participar en actos nocivos, a masturbación o hasta a prácticas homosexuales.—Rom. 1:27, 28.

La mejor manera de obtener respuestas satisfactorias a tus preguntas en cuanto al desarrollo sexual es preguntar a tus padres, particularmente a tu padre. Tú, y otros muchachos en el grupo de tu misma edad, solo están comenzando a alcanzar la condición de ser hombres plenamente formados. Pero tu padre ha pasado ya por todo lo que tú has pasado y mucho más. También, aunque otros muchachos posiblemente te den información que solo es medio correcta —unos cuantos hechos y muchas ideas descabelladas— puedes abordar a tu padre con la confianza de que te dará buena información, hechos que te ayudarán y contribuirán a tu felicidad. Si tu padre no puede darte información o consejo que esté basado en la Palabra de Dios, te sería valioso saber lo que dice la Palabra de Dios. Hallarás que cualquiera de los ancianos en una congregación de los testigos de Jehová tendrá gusto en ayudarte.—Pro. 4:1; 13:20; Mat. 7:9, 10.

PROBÁNDOTE RESPONSABLE

Tu Creador te ha dotado de un maravilloso don al darte la capacidad de llegar a ser padre. Pero ahora queda de ti cuidar ese don de manera responsable, no como un niño a quien no se le puede confiar algo precioso. Y esto aplica a muchas otras cosas. Al acercarte a la edad adulta es natural que sientas el deseo de tener identidad propia —sentir que eres una persona distinta— y también el deseo de disfrutar de un grado de independencia. Es probable que tus padres comiencen a prepararte para el tiempo en que puedas ser independiente. ¿Cómo? Dándote gradualmente más responsabilidad y el privilegio de participar en tomar ciertas decisiones en cuanto a las cosas que harás. Quizás te inviten a expresar tu preferencia en cuanto a ciertas asignaturas que tomarás en la escuela o te dejen asumir un empleo de tiempo parcial. Quizás se te permita efectuar tu propia compra de algunos de tus artículos personales. Pero cualquier cosa que tus padres consideren conveniente hacer tocante a esto, entonces quedará de ti mostrar que mereces esa responsabilidad. Si obras de manera pueril o te pones “engreído,” entonces quizás tengan que reducir tus privilegios de nuevo hasta que muestres ser más hombre.

Este deseo de mayor identidad propia y un grado de independencia está acompañado de otros deseos naturales. Sentirás una necesidad de que otros te aprecien por lo que eres y por lo que puedes hacer. Si estos deseos no se dirigen apropiadamente, resultan en la formación de “pandillas,” donde muchos muchachos satisfacen su deseo de tener un ‘sentido de pertenecer.’ Pero estas pandillas por lo general forman su propio código de conducta, y los hechos muestran que esto casi siempre resulta en maldad, a veces hasta en crímenes serios. Probablemente más que cualquier otro factor individual, el compañerismo malo se halla a la raíz del problema cuando los jóvenes se meten en dificultades.—1 Cor. 15:33.

Durante este período de la vida comienzas a obtener alguna idea de la apariencia física que tendrás como hombre adulto. Pero también deberías comenzar a pensar cada vez más en cuanto a cómo serás por dentro, en lo que la Biblia llama “la persona secreta del corazón.” (1 Ped. 3:4) Esta etapa de tu vida no es el tiempo para dejar que un deseo de independencia aumentada te separe de alguna manera de tus padres y del resto de la familia. Los cambios que estás experimentando durante la pubertad, y los nuevos estímulos que sientes y que tienes que aprender a controlar, realmente aumentan la necesidad que tienes de su amor y de su influencia equilibrante. En vez de alejarte de tus padres y permitir que se desarrolle una brecha, acércate más a ellos y aprende todo cuanto puedas de ellos al acercarte ahora a la edad adulta. Jamás te pesará esto y les traerás verdadera felicidad también, haciéndolos orgullosos de tenerte como hijo suyo. (Pro. 23:24, 25) Además, no solo puedes satisfacer la sensación de ‘pertenecer’ por medio de participar en las actividades, entretenimiento y viajes de la familia, sino también por la asociación con cristianos genuinos, congregándote con ellos y ofreciendo tus habilidades y fuerzas aumentantes para desempeñar los servicios que se necesitan dentro de la congregación. Así no solo estarás creciendo y desarrollándote físicamente, sino también espiritualmente, y tu sentido de valía personal crecerá en conformidad con ello.

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