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  • ¡No caiga víctima!
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1978
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1978
w78 1/1 págs. 7-8

¡No caiga víctima!

PERSONAS viejas y jóvenes son sus víctimas. Los que sufren de ello en los Estados Unidos son de nueve a trece millones; y está en aumento por todo el mundo.

Además de resultar en decenas de miles de accidentes en las carreteras anualmente, causa daño al hígado y al cerebro, y con frecuencia la muerte. Hasta prole que no ha nacido puede sufrir por sus malos efectos.

¿De qué estamos hablando?

¡DEL ALCOHOLISMO!

En sí, las bebidas alcohólicas no son malas. Cuando se usan con moderación, hasta pueden ser provechosas. Según la Biblia, el vino “regocija el corazón del hombre mortal”; pone el corazón en “humor alegre.” (Sal. 104:15; Est. 1:10) El apóstol Pablo le sugirió a su compañero el misionero Timoteo que ‘usara un poco de vino’ como medicina para su enfermedad.—1 Tim. 5:23.

Pero ¿por qué es tan común el desenfreno en el beber? Este artículo considera dos aspectos del problema. El primero queda manifiesto al considerar los comentarios de dos jovencitos que se hicieron alcohólicos.

“Empecé a beber vino los fines de semana,” explica una adolescente, “e inmediatamente me agradó muchísimo el emborracharme. Al poco tiempo toda mi vida giraba en torno de emborracharme y quedar en otro mundo, hasta que eso era todo lo que hacía.” Otro adolescente comenta: “Se sienta uno, bebe y empieza a reír, a veces hace y dice tonterías, ¿sabe? y uno simplemente ríe y ríe. Los viernes y los sábados por la noche son especiales. Todo el mundo sale alegre.” En comparación con los peligros de la compra y el uso ilegales de las drogas, los jóvenes aluden al emborracharse como “el achisparse sin la lucha.”

¿Notó usted qué impelió a estos jovencitos a hacerse fuertes bebedores? Lo llaman disfrutar de estar ‘achispados,’ o ‘quedar en otro mundo.’ En esta condición las personas quizás se olviden, por lo menos transitoriamente, de las frustraciones de la vida. Sentires de valentonada reemplazan a las inhibiciones y los pensamientos de inferioridad.

Aunque hay quienes no hallan disfrute particular en el “achisparse,” a otros individuos les encanta. Su anhelo intenso de esta sensación con frecuencia resulta en que dependan “psicológicamente” de sentirse así. No pueden enfrentarse a la vida cuando están sobrios. Con el tiempo esto resulta en que se emborrachen diariamente.

Un segundo aspecto del beber causador de problemas es el de aficionarse físicamente al alcohol. Informa un grupo de científicos investigadores:

“Es de primordial importancia darse cuenta de que la gente difiere en su resistencia a los venenos que afectan al cuerpo como un todo, al aguijonazo de una abeja, o en su reacción al veneno de la hiedra, hasta en poder digerir alimento tan común como el azúcar.

“Nuestra investigación indica que el alcohol es una droga que crea afición en grados variables para aproximadamente 20% de la población en los Estados Unidos, pero que funciona come sedante que no crea afición para el restante 80% en medio de circunstancias corrientes, voluntarias. El alcohol que consume la persona de término medio pasa por su cuerpo, y no deja un ‘gancho’ que cree afición. Sin embargo, hay personas que no pueden remover de su sistema los derivados tóxicos.

“El residuo tóxico (venenoso) causa en el cuerpo una perturbación que induce tensión, inquietud, irritabilidad y sed. Estos efectos se alivian transitoriamente con una cantidad adicional del sedante, el alcohol, de modo que continúan bebiendo sin aplacamiento.”

Por lo tanto, la química del cuerpo de ciertos individuos puede predisponerlos a la afición al alcohol. Si empiezan a beber, se sienten obligados a seguir bebiendo. Hasta personas sin esta predisposición pudieran aficionarse físicamente al alcohol al continuar bebiendo en exceso.

¿Cómo puede evitar la gente caer víctima del alcoholismo? Ante todo, debe haber una anuencia a reflexionar seriamente en el asunto y enfrentarse al hecho de que ‘el emborracharse un poco’ no resuelve ninguno de los problemas de los cuales esté tratando de escaparse el que bebe. Cuando el borracho despierta de su estupor alcohólico, los problemas todavía están allí, acompañados de una resaca persistentemente fastidiosa. Con frecuencia esto impele a la víctima a regresar a la botella. Bien declara la Biblia: “El vino es burlador, el licor embriagante es alborotador, y todo el que se extravía por él no es sabio.”—Pro. 20:1.

El reflexionar en el asunto de esta manera puede ayudar a la persona a dar un paso fundamental para evitar los abusos con el alcohol. Bien puede ser que llegue a odiar la borrachera y sus horripilantes consecuencias. Útil es el mandato bíblico: “Aborrezcan lo que es inicuo, adhiéranse a lo que es bueno.” (Rom. 12:9; Sal. 97:10) Pero el pensar no basta. La determinación de evitar la afición al alcohol tiene que estar apoyada por acción. ¿Cómo?

Es muy importante resistir una forma de presión que a menudo hace que la gente comience a beber en exceso. Un reportero que entrevistó a varios adolescentes alcohólicos explica cómo afecta esta clase especial de presión a los jovencitos.

“Es una presión a la cual los adultos no se tienen que enfrentar: presión de la gente de su misma edad. . . . para un adolescente el oponerse a ‘los demás’ es cosa sumamente difícil. . . . Los adolescentes que beben, según ha averiguado una encuesta para la Administración Nacional para Seguridad en el Tránsito en las Carreteras, son especialmente propensos a ceder ante la presión de personas de su misma edad. Obran, o no obran, casi enteramente según lo que hagan los ‘otros muchachos,’ más bien que por respeto a la autoridad.”

Cuando alguien lo anima a usted a emborracharse, ¿tiene usted la fortaleza necesaria para decir: No? Es verdad que su negativa puede hacer que sus conocidos lo critiquen y se mofen de usted. Pero es el derrotero que muestra sabiduría.

Otro paso esencial es armonizar su vida con este principio bíblico: “El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal.” (Pro. 13:20) El compañerismo con individuos que tienen un punto de vista sano sobre la vida y un punto de vista equilibrado sobre el beber le ayudará mucho a evitar el hacerse víctima del abuso del alcohol. Por otra parte, el asociarse con regularidad con los que beben en exceso pudiera conducirlo a imitar el mal hábito de éstos.

Lo que más ayuda es buscar una relación con el Creador, Jehová Dios. Su Palabra inspirada, la Santa Biblia, predice un sistema de cosas libre de dificultades que habrá de principiar en el futuro cercano. (Rev. 21:1-5) El tener esta firme seguridad remueve mucha de la frustración que impele a muchos a la borrachera.

También, el espíritu santo de Dios es la fuerza más poderosa que existe para vencer anhelos profundamente arraigados de cosas perjudiciales. Uno de los frutos del espíritu o fuerza activa de Dios es el “gobierno de uno mismo.” (Gál. 5:22, 23) Y esto es gratis.—Luc. 11:5-13.

En resumen: Reflexione seriamente en los efectos perjudiciales de abusar del alcohol. Tenga el valor de decir No a los que lo animan a beber en exceso. Busque la amistad de personas que tengan un punto de vista saludable del beber.

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