La Palabra de Dios es viva
¿Puede usted ver lo que es invisible?
¿SE HA hallado usted alguna vez en verdadera dificultad? ¿Le pareció que no habría salida ni alivio posible? Así fue como se sintió un joven en los días de Eliseo el profeta de Dios.
Mirando atrás a aquel tiempo, encontramos que los sirios están peleando contra los israelitas. Sin embargo, el rey de Israel siempre parece saber, por adelantado, por dónde los sirios van a atacar. Por eso, el rey sirio llama a sus funcionarios, según se puede ver, y les pregunta: ‘¿Quién de entre los nuestros está delatando los movimientos de nuestras tropas al rey de Israel?’
‘Nadie,’ contesta un funcionario. ‘Es Eliseo, el profeta israelita. Él conoce lo que dices aun en lo privado de tu propia habitación, y se lo cuenta al rey de Israel.’
‘Búsquenlo,’ ordena el rey, ‘para que podamos ir y capturarlo.’ Más tarde, se le da este informe al rey: “Está en [la ciudad] de Dotán.” Así que él envía allí un ejército grande con caballos y carros de guerra. Los soldados llegan al pueblo cuando es de noche y lo rodean.
Temprano en la mañana siguiente, el sirviente de Eliseo sale afuera y, ¡mire! ¡el ejército sirio está alrededor! Asustado, el joven dice a Eliseo: “¡Ay, amo mío! ¿Qué haremos?”
“No tengas miedo,” responde Eliseo sosegadamente. Entonces dice algo que le suena muy extraño a su sirviente. “Hay más que están con nosotros que los que están con ellos.” Pero ¿cómo puede ser eso?
Eliseo ora así: “Oh Jehová, ábrele los ojos, por favor, para que vea.” Y enseguida se le abren los ojos al joven y él puede ver lo que ordinariamente es invisible. Allí en las laderas de las colinas hay caballos y carros de guerra de fuego todo alrededor. ¡Sí, milagrosamente Jehová le abre los ojos para que vea Sus fuerzas armadas celestiales!—2 Rey. 6:8-23.
¿Significa esto que los ángeles de Dios están listos para ayudar a los siervos de Dios hoy día? ¡Sí, así es! Ellos están realmente ahí, aunque no los podamos ver. Y ellos pueden venir en nuestra ayuda, del mismo modo que protegieron a Eliseo y su sirviente. ¿Puede usted ver, con sus ojos de entendimiento, a las fuerzas celestiales invisibles de Dios?